Muere Thatcher
El estilismo «lady» de hierro
Omnipresentes perlas, zapatos de salón de tacón medio y fino, el sastre azul, falda, el broche de solapa, lazo al cuello y bolso rígido a medio brazo era su seña de identidad. Aunque por encima de todo, se encontraba su inamovible y fantasmagórico peinado cardado, tan propio como si de su propia corona se tratase. No se vestía para sacar partido a su físico o para sentirse más favorecida, sino que era un instrumento más a su servicio, un arma para reforzar su presencia ante los demás con dominio y mayor poder de convicción. Siempre cuidó esa imagen de mujer segura que rompió las barreras del género para hacerse ver y oír en un mundo dominado por hombres. Thatcher cambió el estilo de las mujeres poderosas de la época. Antes de que ella marcase el estilo de vestir para la mujer líder, la autoridad siempre fue un atributo que había estado ligado a lo masculino. Hasta ese momento todo atisbo de sofisticación en una mujer poderosa se convertía rápidamente en un impedimento para la negociación, pero a «Maggie» nunca le ocurrió esto. Thatcher inventó esa forma de vestir que conjugaba por encima de todo un marcado carácter sofisticado, pulido y exclusivamente suyo, pero muy distinto a la mujer de negocios de los 80 cargada de hombreras imposibles y con forzada androginia en sus sastres de pantalones amplios y chaquetas desestructuradas. No cambió ni un ápice su estilo «lady», en el que los coquetos bolsitos y su pelo a golpe de laca jugaban un papel principal. Hoy se descubre que todos los elementos icónicos de su vestuario jamás se tradujeron en un mensaje de fragilidad, todo lo contrario. Estaban perfectamente estudiados y le servían para reforzar el mito de la mujer de hierro.
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