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Cohen admite financiación ilegal en la campaña de Trump
El ex abogado del presidente de EE UU se declara culpable también de fraude fiscal tras un acuerdo con el fiscal especial. Su ex asesor electoral, Paul Manafort, también es condenado
El ex abogado del presidente de EE UU se declara culpable también de fraude fiscal tras un acuerdo con el fiscal especial. Su ex asesor electoral, Paul Manafort, también es condenado.
Michael Cohen, ex abogado de Donald Trump, ha reconocido a la Fiscalía que pagó a una actriz porno dinero para evitar que hiciera público el romance que había vivido con el magnate durante la campaña de 2016. También admitió la comisión de varios delitos de fraude bancario y fiscal. Según el «New York Times», el acuerdo de culpabilidad no le obliga a declarar contra el presidente, pero tampoco le exime de hacerlo y, desde luego, «no le impide proporcionar información al fiscal especial, Robert S. Mueller, que está investigando la posible complicidad de la campaña electoral de Trump con la injerencia rusa en la campaña». Más interesante aún es que, asegura el rotativo, la posibilidad de que Cohen colabore con el fiscal especial le reportaría beneficios penitenciarios que podrían alcanzar incluso a la duración de su más que previsible condena.
Para entender mejor lo sucedido conviene remontarse a los nombres que jalonan la historia. En primer lugar, a Stormey Daniels, ex actriz porno que desde hace meses explica por los platós de televisión su lío con Trump. Afirma que recibió 130.000 dólares de Cohen, que le amenaó si se iba de la lengua. Éste adujo que aquel dinero había salido de la campaña, que se trataba de donaciones, y que en todo caso nada tenía que ver con Trump. Sin embargo, ayer cambió su versión ante el fiscal y reconoció que «le pagó por orden de Trump para evitar que influyera en la campaña electoral».
Luego está Karen McDougal, que también mantiene que fue amante de magnate casi un año. Justo después de que Melania Trump diera a luz a su hijo. McDougal vendió su historia a un tabloide, que pagó 150.000 dólares no con la intención de publicarla, sino para enterrarla. Pues bien, desde el pasado mes de julio sabemos que Cohen había grabado una conversación con Trump en la que ambos acuerdan pagarle a McDougal una importante suma de dinero. La cinta está en manos de la Fiscalía, pero ya la ha escuchado todo el país gracias a uno de los abogados de Cohen.
El FBI registró la casa, la habitación de hotel y la oficina de Cohen el 9 de abril. Lo hizo por orden de Mueller, y los agentes abandonaron la escena tras confiscar documentos relacionados con distintos asuntos. Para entrar en sus dominios, el fiscal del «Rusiagate» habría usado una autorización judicial solicitada por un fiscal de Manhattan, Geoffrey Berman. O sea, de alguien nombrado por Trump.
A resultas de todo aquello, comenzó a especularse con la hipótesis de que Cohen colaborase con la Fiscalía. Rumores desatados a raíz de la publicación de un reportaje del «New York Times» donde se explica el tratamiento abusivo por parte de Trump que Cohen habría soportado durante años. El hoy presidente trataba a su abogado como «basura». Trump salió en tromba a defender a su antiguo protegido. Queda también lejos aquel vindicativo comunicado de Cohen de febrero, cuando aseguró que «ni la Trump Organitation ni la campaña de Trump participaron en la transacción con la señora Clifford, y tampoco me reembolsaron el pago».
Pero el acuerdo de Cohen con el Fiscal no es el único varapalo judicial que sufre la Casa Blanca. Un jurado declaró ayer culpable de múltiples cargos por fraude a Paul Manafort, el ex jefe de campaña de Trump, en un juicio por el que podría pasar el resto de su vida en prisión.
Manafort fue declarado culpable de 8 de los 18 delitos por fraude que le imputaba el fiscal Mueller, después de que un jurado del Distrito de Virginia Este así lo decidiera. Los doce miembros del jurado, sin embargo, no fueron capaces de alcanzar una decisión unánime en los otros diez delitos que se le imputaban, por lo que el juez decidió declarar nulo el juicio para estos diez cargos. Ahora, el juez deberá fijar una fecha de sentencia para los delitos que ya han sido juzgados y deberá tomar una decisión sobre los otros diez.
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