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El FBI promovió la versión oficial

La Razón
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El 24 de noviembre de 1963 volvió a quedar en entredicho el FBI. Si dos días antes habían demostrado que habían fallado en la protección del presidente de Estados Unidos, en esa fecha habían vuelto a mostrar que no eran tampoco capaces de proteger al principal sospechoso de asesinar a John F. Kennedy. En los sótanos del Departamento de Policía de la ciudad de Dallas, un oscuro sujeto llamado Jack Ruby pudo disparar con total impunidad contra Lee Harvey Oswald provocándole casi instantáneamente la muerte. Oswald se llevó a la tumba todos sus secretos sobre el caso y el FBI vio que tenía que hacer algo para lavar su imagen exterior.

Así lo pensó John Edgar Hoover que tras conocer la noticia de la muerte de Oswald redactó una extensa nota. Es el punto de partida de lo que será la versión oficial, la misma que al año siguiente defendería la gubernamental Comisión Warren. La nota mecanografiada de Hoover, bajo el sello de «Secreto», forma parte de los numerosos documentos desclasificados el pasado jueves. Hoover reconoce con frialdad que no hay nada que lamentar en el caso Oswald «salvo que está muerto. La pasada noche recibimos una llamada en nuestra oficina de Dallas de un hombre que habló con voz calmada y diciéndonos que era miembro de un comité organizado para matar a Oswald». Hoover reconoce que se informó sobre este particular al jefe de Policía de Dallas para poder ofrecer «la suficiente protección» a Lee Harvey Oswald. El director del FBI agrega que «esta mañana llamamos de nuevo al jefe de Policía preocupados ante la posibilidad de alguna acción contra Oswald y de nuevo se nos dijo que se le dio la suficiente protección. Pese a todo, no se hizo nada». Pero Oswald ya era historia y ya nunca podría ser llevado a juicio. El 24 de noviembre de 1964 lo que más le preocupaba a Hoover era como convencer a Nicholas Katzenbach, el fiscal general de Lyndon Johnson, de la culpabilidad del principal sospechoso en los dramáticos sucesos de Dallas. Hoover dictó que «lo que me preocupa, y también lo está el señor Katzenbach, es que podamos comunicar algo para que podamos convencer al público de que Oswald es el verdadero asesino». Porque el ex marine Lee Harvey Oswald era el sospechoso perfecto, aunque al FBI se le había escapado. Un par de días antes del crimen, Lee había visitado la oficina de los federales en la ciudad tejana dejando una nota para el agente James Hosty.

Cuando Oswald fue detenido el 22 de noviembre de 1963, Hosty le dijo a sus superiores que el hombre al que se había arrestado había estado en las dependencias del FBI y que incluso había redactado una nota para él. Sin embargo, nunca podremos saber lo que había en esa comunicación porque Hosty la rompió y la destruyó siguiendo órdenes de sus jefes. Hoover no pidió que se investigara ese punto. No le interesaba o no quiso.