Crisis migratoria en Europa
El grito de los españoles rescatados en Indonesia: «¡Urgente, barco hundido!»
Rafael y María pidieron ayuda a la embajada. Aún buscan a Víctor y José
Dos españoles de entre 45 y 50 años siguen desaparecidos en mitad del Pacífico tras naufragar la embarcación en la que viajaban en la madrugada del pasado sábado en Indonesia. «Las 22 peores horas de nuestras vidas», así definió el periodista talaverano Rafael Martínez, otro español que viajaba en el mismo ferry y que ya está a salvo, la odisea que sufrió junto a su pareja, María Pallol, durante este fin de semana. Los que siguen desaparecidos son los pasajeros españoles Víctor y José, según confirmó a LA RAZÓN el portavoz de la Agencia Nacional de Mitigación de Desastres de Indonesia, Sutopo Purwo, afirmando además que en la mañana de hoy se reanudarían los trabajos de búsqueda de los únicos tripulantes del barco que quedan desaparecidos al haber sido rescatados los otros 23, 18 de ellos turistas de distintas nacionalidades y cinco indonesios que integraban la tripulación.
La embarcación que, según detalló Martínez era «de madera muy antigua, sin ninguna seguridad, ni GPS, ni radio, ni ningún instrumento de navegación», salió el día 14 de la isla de Lombok rumbo a la isla de Komodo, a la que jamás llegaría. El primer día ya surgieron algunas complicaciones al encallar la nave en un arrecife de coral, pero el desastre llegó en la madrugada del pasado sábado 16, cuando el oleaje se hizo más intenso, el barco perdió la línea de costa y se empezó a adentrar en alta mar, lo que puso nerviosos a los pasajeros. Fue a las 2 de la mañana cuando se confirmaron sus peores augurios, el capitán les informaba de que había un agujero en el barco por el que entraba el agua y que debían salir de la nave.
En ella, sólo había un bote salvavidas en el que cabían 4 o 5 personas. Mientras algunos se agarraron a él, el resto se agarró al barco, que ya se hundía. A las 10 de la mañana, cinco de los pasajeros salieron nadando hacia una isla a unos seis kilómetros, la isla desierta de Sangeang. A las tres de la tarde Rafael y su novia, junto con otros tres pasajeros, decidieron seguir el mismo camino y comenzaron a nadar luchando contra el frío, las medusas, las olas y el cansancio, hasta que después de ocho horas, vieron unas luces, a las que hicieron señas, y fueron rescatados por unos pescadores y llevados hasta el poblado de Vega. Los otros cinco pasajeros que habían salido antes pernoctaron en Sangeang, donde incluso tuvieron que beber su propia orina para saciar la sed hasta que por la mañana fueron llevados por otro crucero hasta Bima. A los 13 restantes los recogió un equipo de rescate frente a las costas de Sape. De Víctor y José nada más se sabe.
El domingo, ya en tierra firme, los dos españoles rescatados pedían ayuda, a través de un comentario en su web, a la embajada española en Yakarta: «Urgente barco hundido», rezaba el asunto. «Nadie nos rescató, tuvimos que nadar durante ocho horas. Por favor, contactar urgentemente con nosotros».
Un tipo de turismo en auge
Como explica Enrique Mercado, coordinador de viajes a Indonesia de AmbarViajes, esta zona de Asia cada vez está más solicitada: «Sólo entre julio y agosto hemos enviado a 150 personas. Hace tres años que ha aumentado el interés». Y es que pocos destinos ofrecen tantas posibilidades: caminatas, visitas a volcanes, animales exóticos o practicar snorkel.
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