Matrimonio homosexual
El matrimonio gay abre otra grieta entre Cameron y su partido
El Gobierno de David Cameron alcanzó anoche un acuerdo con los laboristas para dar luz verde a los matrimonios homosexuales. La tercera lectura del proyecto de ley será votado hoy en la Cámara de los Comunes. Al contar con el apoyo de la oposición, pasará sin problemas a la Cámara de los Lores. Pero eso no significa que el «premier» tenga motivos de celebración. Todo lo contrario. Gran parte de sus filas se oponen al texto. Su rechazo hoy en Westminster no podrá ser definido como una revuelta porque a los diputados se les ha dado libertad de voto. Pero no queda lugar a dudas que el enfrentamiento supone otro varapalo al liderazgo del primer ministro, que tiene la autoridad ya bastante dañada por las fuertes presiones de los suyos con el debate sobre el referéndum europeo.
Unos treinta presidentes y expresidentes de grupos «tories» enviaron el domingo una carta a Downing Street para manifestar su preocupación por su respaldo al proyecto de ley, aunque otros cien activistas elogiaron a Cameron, asegurando que era un tema de particular importancia para los votantes más jóvenes.
Cuando ayer se votaron las enmiendas hasta altas horas de la noche, más de cien diputados «tories» se mostraron a favor de aquellas que pretendían poner cortapisas a los planes del Ejecutivo. Como la presentada por Tim Loughton, que quería que los heterosexuales también tuviesen la opción de inscribirse en el registro como pareja de hecho, posibilidad de la que disfrutan sólo los gays desde 2005. La enmienda hubiera obligado al Gobierno a retrasar sus planes entre dos y cinco años para estudiar la manera de aplicarla y sus consecuencias económicas. Las primeras estimaciones cifraban el coste adicional en unos 4.800 millones de euros al extender a las parejas heterosexuales no casadas los derechos económicos garantizados en la ley de parejas de hecho.
Tras el acuerdo entre la coalición y los laboristas, esta opción se reconsiderará posiblemente en 2019. De hacerlo ahora, según el Gobierno, se desviaría la atención del asunto central. El objetivo de Cameron es que los gays y lesbianas puedan casarse a partir de 2014 en Inglaterra y Gales en ayuntamientos y templos religiosos que lo autoricen. Nunca en iglesias anglicanas. Escocia e Irlanda del Norte tienen competencias transferidas. Pero las bases conservadoras creen que con esta promesa el «premier» tiene cada vez más complicado ganar las elecciones de 2015.
Las batallas internas entre los «tories» se están haciendo notar en la calle. Tan sólo el 10% de los británicos cree que el Partido Conservador está unido y la gran mayoría piensa que el «premier» ha perdido el control y anuncia unas medidas u otras por pura estrategia. El derrotismo ha llegado incluso hasta Downing Street, donde, según «The Times», consideran que la debilidad de la formación podría llevar al euroescéptico UKIP a alcanzar el primer puesto en las elecciones europeas de 2014.
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