Italia

El pacto de los 125.000 millones

Movimiento 5 Estrellas (M5S) y La Liga cierran el programa que amenaza con la ruina a Italia. Sólo Berlusconi, que pidió anularlo, y el presidente Mattarella parecen capaces de detener la huida hacia delante del populismo

El líder del Movimiento Cinco Estrellas (M5S), Luigi Di Maio / Efe
El líder del Movimiento Cinco Estrellas (M5S), Luigi Di Maio / Efelarazon

Movimiento 5 Estrellas (M5S) y La Liga cierran el programa que amenaza con la ruina a Italia. Sólo Berlusconi, que pidió anularlo, y el presidente Mattarella parecen capaces de detener la huida hacia delante del populismo.

El Movimiento 5 Estrellas (M5E) se presentó a las elecciones con el compromiso de otorgar una renta básica de ciudadanía de 780 euros mensuales. La Liga, en coalición con la Forza Italia de Silvio Berlusconi y los derechistas Hermanos de Italia, prometió imponer una tasa fiscal fija del 15%. Los expertos económicos aseguraron que ambas medidas elevarían aún más la deuda pública italiana, que ya está por encima del 130% en relación con su PIB. Sin embargo, el M5E y la Liga se han puesto de acuerdo para poner esas promesas negro sobre blanco en el programa de Gobierno que ya han cerrado.

El cálculo es aproximado, pero organismos como el Observatorio de Cuentas Públicas de la Universidad Católica del Sacro Cuore prevén que la aplicación del conjunto de iniciativas podría ir desde unos 108.000 millones de euros a 125.000. El organismo goza de alto prestigio en Italia, ya que está dirigido por Carlo Cottarelli. Otros expertos, citados por el «Corriere della Sera», rebajan el coste a 65.000 millones. Los partidos aseguran que asumirán el coste gracias al impulso económico que conseguirán y a la lucha contra la evasión fiscal.

En realidad, los dos aspectos que más pesan en la cuenta ni siquiera son como se habían planteado. La tasa fija no es una, sino dos. Se establece una cuota del 15% y otra del 20%. Es decir, esto se traduce en una enorme reducción de los tramos del IRPF. Por otro lado, la renta básica de ciudadanía se convierte en una especie de subsidio de paro, que tendrá una duración máxima de dos años y será cancelada en el momento en el que el interesado rechace tres ofertas de trabajo.

Tanto el Movimiento 5 Estrellas como la Liga trataron de rebajar el tono euroescéptico de los borradores anteriores. Ahora no hay ni mención a la moneda única. Y mientras en el anterior documento, la intención era «retornar a la situación preMaastricht» [el pacto que introdujo las medidas más rígidas para entrar en el euro], ahora «Italia pedirá la plena actuación de los objetivos de estabilidad de 1992 con el Tratado de Maastricht». Es decir, de una cosa a la contraria en cuestión de 24 horas. Será por esa indefinición o porque una vez instalado el miedo es difícil despejarlo, que los mercados siguieron reaccionando con nerviosismo. La Bolsa de Milán cerró con una caída del 1,5%, a la cola del resto de parqués europeos, mientras que la prima de riesgo sigue de escalada. Los indicadores todavía presentan niveles contenidos, pero el efecto contagio, empezando por España, ha empezado. El único tratado europeo que Italia pide ahora «superar» es el de Dublín, una medida que ha perjudicado a Italia tras cuatro años de desembarcos masivos y que ya llevó al anterior gobierno socialdemócrata a solicitar su revisión en la UE.

Liga y 5 Estrellas proponen, sin embargo, una política migratoria mucho más dura, con el desmantelamiento de los campamentos de gitanos o «acelerar los procedimientos de extradición». Si estos no han funcionado hasta ahora no ha sido porque el Gobierno italiano no lo haya planteado, sino por la falta de colaboración de los países de origen.

El líder del M5E, Luigi Di Maio, se apresuró a celebrar el acuerdo y tratar de mitigar los temores. Pidió a los italianos desconfiar de «lo que dicen los periodiquillos italianos y los burócratas de Bruselas» y sometió el pacto al escrutinio de sus bases a través de una plataforma digital privada. Y las bases lo apoyaron en un 94%. La Liga hará mañana lo propio con urnas por todo el país.

Mientras, Silvio Berlusconi siguió agitando la situación al pedir en modo patriarcal a Matteo Salvini «que vuelva a casa». Salvini y Berlusconi no han roto oficialmente su coalición, por lo que la irrupción del ex Cavaliere –quien reclamó incluso ayer ser primer ministro– podría poner en jaque el pacto de Gobierno. Tiene muy poca fuerza en estos momentos, pero parece ser el único capaz de hacerlo. Quién iba a pensar hace unos meses, sobre todo los que le consideraron un cadáver político tras los pobres resultados obtenidos en las elecciones y su inhabilitación política. Ahora un juez ha levantado el castigo y sabe que está ante su última ocasión de ocupar un lugar importante en la política.

La otra figura que puede frenar al populismo, la fundamental, es el presidente Sergio Mattarella. Para que salga adelante el pacto falta elegir a un primer ministro. Di Maio y Salvini volverán previsiblemente el lunes a verse con Mattarella, quien tiene todavía que bendecir el acuerdo. Si lo rechazara, habría que activar un «plan B». Lo admita o lo rechace, la polémica está servida.