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El Partido Republicano arremete contra Trump

Los republicanos publicaron durísimos comunicados y agitaron su descontento contra el mandatario estadounidense

Paul Ryan, presidente del Congreso / Efe
Paul Ryan, presidente del Congreso / Efelarazon

Los republicanos publicaron durísimos comunicados y agitaron su descontento contra el mandatario estadounidense.

El rumor en el Partido Republicano amenaza con transformarse en grito de guerra. Las tarifas contra el acero y el aluminio de Canadá, México, la UE y China han provocado la enconada reacción de sus líderes. Así, y mientras Wilbur Ross, secretario de Comercio de EE UU, aterriza en China para negociar una posible salida, republicanos tan prominentes como el presidente del Congreso, Paul Ryan, publican durísimos comunicados y agitan su descontento. En su opinión, «en lugar de abordar los problemas reales de estos productos en el marco del comercio internacional, la acción de hoy apunta contra los aliados de Estados Unidos cuando deberíamos trabajar con ellos para abordar las prácticas comerciales desleales de países como China». Dice Ryan que «hay mejores formas de ayudar a los trabajadores y consumidores estadounidenses» e insiste en que tiene «la intención de seguir trabajando con el presidente en esas mejores opciones».

De fondo late el temor de que las nuevas tarifas repercutan negativamente en las manufacturas de EE UU, obligado a afrontar el encarecimiento de las materias primas con importantes subidas de precios. Encima, las anunciadas represalias de los países afectados, que gravarán en consecuencia las exportaciones. Trump asesta un nuevo golpe a uno de los axiomas republicanos, la liberalización de los mercados y el crecimiento exponencial de los mecanismos comerciales propios de la globalización. Otro peso pesado del partido, el congresista Kevin Brady, sostiene que «cuando se trata de acero y aluminio negociados injustamente, México, Canadá y Europa no son el problema: lo es China. Esta medida pone en peligro a los trabajadores y las familias estadounidenses, cuyos trabajos dependen del comercio justo con estos importantes socios comerciales. Y perjudica nuestros esfuerzos por crear puestos de trabajo bien pagados en EE UU vendiendo más productos ‘‘Made in America’’ a clientes en estos países». Para el senador Ben Sasse, la acción es «estúpida», pues «Europa, Canadá y México no son China, y no se trata a los aliados como a los oponentes. ‘‘Make America Great Again’’ no debería significar ‘‘Make America 1929 Again’’», añadió.