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El pragmático Michael Müller elegido por el SPD nuevo alcalde de Berlín

Michael Müller, nuevo alcalde de Berlín.
Michael Müller, nuevo alcalde de Berlín.larazon

El SPD alemán designó hoy a Michael Müller como alcalde-gobernador de Berlín, en sustitución de Klaus Wowereit, quien dejará el cargo el 11 de septiembre salpicado por el escándalo de los sucesivos retrasos en la apertura del nuevo aeropuerto de la capital alemana.

El Partido Socialdemócrata (SPD) alemán designó hoy a Michael Müller como alcalde-gobernador de Berlín, en sustitución de Klaus Wowereit, quien dejará el cargo el 11 de septiembre salpicado por el escándalo de los sucesivos retrasos en la apertura del nuevo aeropuerto de la capital alemana.

Müller, responsable de Urbanismo en la ciudad-estado, obtuvo en la votación celebrada entre la militancia un 59,1 %, frente al 20,8 % del líder del partido en Berlín, Jan Stöb, y el 18,6 % del jefe del grupo socialdemócrata en esa cámara regional, Raed Saleh.

De 48 años, considerado un pragmático y con experiencia en sucesivos cargos en la ciudad-estado, Müller deberá someterse ahora a la ratificación para el cargo ante el congreso del SPD, previsto para el 8 de noviembre.

La designación se hizo por la fórmula de las elecciones primarias entre los 17.200 militantes del SPD en Berlín, de los cuales emitieron su voto por correo 11.136, lo que equivale a un índice de participación del 64 %, según datos del partido.

Se espera que, tras la votación en el congreso de la formación, Müller acceda al cargo en diciembre y que sea, asimismo, el candidato socialdemócrata en las siguientes elecciones del "Land", previstas para 2015.

El relevo en la alcaldía de Berlín fue precipitado por el anuncio de retirada de Wowereit, el pasado septiembre.

El alcalde-gobernador saliente había accedido al cargo en 2001 y desde entonces lideró sucesivas alianzas de gobierno, fuera con los Verdes, los poscomunistas o en formato de gran coalición con los conservadores.

Wowereit, de 61 años, popularizó el lema "pobre, pero sexy"con el que definió la situación de la capital alemana, marcada por una eterna precariedad económica pero al mismo tiempo una de las ciudades más atractivas de Europa,

Su buena estrella y popularidad al frente de la alcaldía, a la que accedió tras proclamar públicamente su homosexualidad, se vinieron abajo, recién abierta la presente legislatura, a raíz de los retrasos en la apertura del nuevo aeropuerto internacional para la capital, que debería haberse inaugurado hace ya tres años.

Este nuevo aeródromo debe reemplazar a los tres que funcionaron en paralelo en los años de la división de la ciudad por el Muro: Tegel -en el oeste-, Schönefeld -en el este-, ambos obsoletos, además del de Tempelhof, éste último en pleno casco urbano y cerrado cuatro años atrás.

De los costes iniciales, estimados en 1.700 millones de euros, se pasó a unos 5.400 millones, sin que hasta ahora se haya logrado subsanar los problemas de seguridad aparecidos ni tampoco fijado una fecha para la apertura, aunque se calcula será a finales de 2016.

Los sucesivos aplazamientos de la inauguración -en una ocasión, suspendida el día anterior a la fecha prevista por problemas en los sistemas contra incendios- no solo dañaron su imagen, sino que han ocasionado pérdidas multimillonarias a las aerolíneas, restaurantes y comercios que planificaban operar desde ese aeródromo.