República Centroafricana

El presidente centroafricano anuncia la creación de un consejo de transición

El nuevo líder de la R. Centroafricana, Michel Djotodia en las calles de Bangui el pasado 30 de marzo de 2013.
El nuevo líder de la R. Centroafricana, Michel Djotodia en las calles de Bangui el pasado 30 de marzo de 2013.larazon

El presidente centroafricano, Michel Djotodia, anunció hoy, dos semanas después de su golpe de Estado, la creación de un Consejo Supremo de Transición (CST) que tendrá como objetivo, entre otros, el nombramiento de un nuevo mandatario que estará al frente del país los próximos 18 meses.

"Se creará un órgano constituyente y legislativo denominado Consejo Supremo de Transición. El CST tendrá como misión elegir al presidente de la República para un mandato de 18 meses", según un texto publicado hoy y en el que Djotodia anuncia sus decisiones.

Además, el CST tendrá como objetivo "preparar un proyecto de Constitución que se someterá a referéndum y asumir las prerrogativas legislativas conferidas a un órgano legislativo".

El CST estará compuesto por 97 miembros, de los que 20 serán elegidos por las formaciones políticas: 14 de ellos provendrán de la oposición democrática y 6 del antiguo partido gobernante.

Los otros 77 puestos corresponderán a miembros de la sociedad civil, organizaciones religiosas y sindicatos del país.

La decisión de hoy de Djotodia -no reconocido como presidente centroafricano por la comunidad internacional, al haber llegado al poder por la fuerza- se produce después de la cumbre celebrada el pasado miércoles en la capital de Chad por la Comunidad Económica de Estados de África Central (CEEAC).

Tras unas reuniones en las que participaron cerca de una decena de jefes de Estado africanos, los presidentes exigieron que el líder golpista lleve a cabo una serie de medidas para lograr que la República Centroafricana vuelva al Estado de derecho.

Entre ellas está el nombramiento de un nuevo presidente por parte de una comisión, una exigencia con la que cumplió hoy Djotodia, quien un día después de la cumbre de Yamena se mostró de acuerdo con los cambios propuestos.

Según afirmó el jueves pasado el ministro centroafricano de Infraestructuras Estatales, Crépin Mboli-Goumba, el jefe del Estado había manifestado su acuerdo con ello.

"De momento, no hay ningún problema, pues el deseo de todo el mundo es que el país recupere la legalidad constitucional", explicó Mboli-Goumba.

Djotodia no se ha encontrado sólo con el rechazo de la comunidad internacional, sino también con el de la oposición democrática de su país, que, después de que el presidente golpista formara un Gobierno de unidad, decidió boicotearlo, al no considerarlo igualitario.

Los rebeldes de Seleka, encabezados por Djotodia, tomaron hace dos semanas el control de Bangui y acabaron así con diez años de poder del presidente François Bozizé, quien abandonó precipitadamente la capital rumbo a Camerún, país vecino desde donde ha pedido asilo a Benin.

El ministro de Asuntos Exteriores de Benin, Nassirou Bako-Arifari, confirmó el jueves pasado a Efe que su país está dispuesto a conceder asilo al derrocado Bozizé.

El golpe de estado de los rebeldes de Seleka se produjo a pesar de que en enero comenzó en Libreville un proceso negociador entre el Gobierno centroafricano y los insurgentes.

Las conversaciones culminaron con la firma de unos acuerdos de paz el día 11 de ese mismo mes que contemplaban un alto el fuego y una transición de un año con un Gobierno de unidad nacional que no satisfizo las exigencias de los rebeldes.

Los insurgentes retomaron las armas el pasado marzo, tras dar un ultimátum a Bozizé para que cumpliera varias reivindicaciones -retirada de tropas extranjeras del país y liberación de presos políticos, entre otras- que expiró el día 20 de ese mes, y avanzaron hasta Bangui.

La coalición Seleka, compuesta por cuatro grupos rebeldes, se alzó en armas en el norte del país el pasado mes de diciembre, al considerar que Bozizé no había respetado unos acuerdos de paz firmados en 2007.

Estos tratados contemplaban, entre otros asuntos, la integración de combatientes rebeldes en el Ejército centroafricano, la liberación de una serie de presos políticos y el pago a los milicianos sublevados que optaran por el desarme.