Política

Guerra en Ucrania

El putinismo maniobra

La Razón
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- ¿Es legítimo el referéndum organizado por los rebeldes prorrusos de las provincias de Donetsk y Lugansk?

–La consulta no es legítima porque no existen garantías sobre el proceso. No cuenta con un respaldo legal, tampoco existe un supervisor imparcial, ni siquiera se establece un territorio definido donde se aplica. No conoceremos los resultados hasta hoy pero no es extraño que los organizadores se las arreglen para anunciar un resultado que les favorezca. No obstante, sea cual sea el resultado, el simple hecho de que se haya celebrado la consulta demuestra que el Estado de Derecho ya no existe en una parte del territorio ucraniano. Ésta es una prioridad para el movimiento separatista. Logran, así, la institucionalización del separatismo. Con todo, el hecho de que se produzca el referéndum, aunque sea ilegal, se convierte en una realidad que no se puede negar. Es un proceso muy peligroso que ocurre en Ucrania, pero que puede producirse y extenderse a otros países.

- ¿La consulta separatista eleva el riesgo de fractura de Ucrania?

–Desde mi punto de vista, la fragmentación de Ucrania es un hecho. Es difícil no contemplar una profundización de la ruptura en los próximos meses porque existen fuerzas sostenidas por Rusia que utilizan el separatismo como arma desestabilizadora.

- La respuesta de Putin es clave para una eventual implementación de los resultados de la consulta. ¿Puede repetirse el escenario de Crimea?

–Putin sabía que el referéndum iba a celebrarse y prefirió distanciarse. El objetivo de Rusia en el este no es la anexión como en Crimea –existe un menor arraigo a ese territorio en Rusia– pero sí es la desestabilización. El referéndum confirma la negación de la soberanía nacional del Estado de Ucrania y complica la celebración de las elecciones presidenciales del 25 de mayo. Ahí está una clave. Putin ha hecho todo lo posible para que esos comicios sean contestados por una parte del territorio ucraniano. El juego de Putin es el de destruir y no constuir una Ucrania fuerte. La solución que propone es la de una federalización del país que supone en sí misma el principio de una fragmentación. En este escenario, Kiev cuenta con muy poco margen de maniobra. Debería haber actuado antes para atraer a un sector de la minoría rusa al Gobierno central, pero ahora puede que sea demasiado tarde.

*Columnista del periódico «Le Figaro». Preguntas elaboradas por Rocío Colomer