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Tailandia mira al cielo

Los monzones amenazan el rescate del equipo de fútbol e incluso podrían dejarles sin oxígeno

Trabajadores del equipo de rescate cerca de la cueva de Tham Luang, ayer, en la provincia de Chiang Rai
Trabajadores del equipo de rescate cerca de la cueva de Tham Luang, ayer, en la provincia de Chiang Railarazon

Los monzones amenazan el rescate del equipo de fútbol e incluso podrían dejarles sin oxígeno.

Se teme que se les acabe el tiempo. Los equipos de rescate se preparan y los niños atrapados en una cueva inundada en Tailandia junto a su entrenador de fútbol cuentan las horas. Las previsiones meteorológicas anuncian fuertes lluvias para los próximos días, lo que elevaría el nivel de agua y haría peligrar el banco de aire en el que se encuentran. Los trece han recibido su primer alimento y tratamiento médico en diez días. Siete buzos, entre ellos un médico y una enfermera, se unieron ayer al grupo dentro de las cuevas en el norte del país, en el distrito Mae Sai de Chiang Rai, después de que fueran descubiertos vivos el lunes.

«Han sido nutridos con alimentos fáciles de digerir y de alta energía con vitaminas y minerales, bajo la supervisión de un médico», dijo a la Prensa el contraalmirante Apagorn Youkonggaew, jefe de las fuerzas especiales de la Marina tailandesa. Parece que están débiles, pero ninguno herido grave.

Los equipos de rescate están considerando ahora la mejor forma de llevar al grupo a un lugar seguro, ya que las lluvias monzónicas que se prevén en los próximos días podrían poner en riesgo el lugar donde están refugiados. Ante esta amenaza se lucha contra el reloj para sacar a los doce niños, de entre 11 y 16 años, y a su entrenador de 25 fuera de la cueva antes de que el agua suba de nuevo. La mejor opción parece ser la de que salgan buceando. El ministro de Interior de Tailandia, Anupong Paojinda, había anunciado en Bangkok el martes que los trece futbolistas serán sacados de la cueva a través del pasaje a su entrada principal, aunque la mayor parte del grupo no sabe nadar. Tendrían que usar equipo de buceo y pasar uno tras otro, aseguró el ministro de Interior al «Bangkok Post».

Excepto en las zonas más estrechas, dos buzos escoltarían a cada uno de ellos. «Si el agua sube, la tarea será difícil. Debemos sacar a los niños antes de eso», aseguró Anupong. Mientras tanto, los rescatadores tratan de drenar la cueva para que los niños tengan que bucear lo mínimo posible.

Evacuar a los trece usando equipos de buceo podría llevar entre cinco y siete días, y buzos experimentados han dicho que los pasos en falso bajo el agua con especialistas no entrenados podrían ser fatales para los niños e incluso los equipos de rescate. El Ejército tailandés ha enviado una solicitud de donaciones de máscaras pequeñas de buceo de cara completa, alimentando la especulación de que un intento de rescate es inminente. Una máscara de cara completa es más fácil de usar para buceadores inexpertos.

Los expertos en rescate habían sugerido que la opción más segura sería proporcionar a los niños y a su entrenador alimentos y suministros médicos y esperar a que el nivel del agua disminuya, lo que podría llevar meses. Pero la fuerte lluvia esperada ha complicado la ecuación. La pesadilla comenzó el 23 de junio, cuando el equipo de fútbol se adentró en la montaña junto a su entrenador hacia el laberinto de grutas de Tham Luang Nang Non, la cuarta cueva más larga de Tailandia, y ya no pudieron salir.

No se volvió a tener noticias de ellos hasta el lunes. El bombero Rick Stanton, de 56 años, y el ingeniero John Volanthen, de 47, fueron los héroes de la jornada. Los dos rescatadores británicos que habían volado para unirse a la operación de búsqueda encontraron a los niños por la noche. Los guardabosques que activaron la misión de emergencia se toparon con bicicletas, calzado y otros enseres de los desaparecidos en la entrada de la caverna. «Nuestra misión es buscar, rescatar y regresar. Ahora los hemos encontrado. El siguiente paso será sacarlos de la cueva y enviarlos a casa», zanjó el gobernador de Chiang Rai, Narongsak Osottanakorn.