Estados Unidos
El rey de la «white trash»
La retórica brusca y antiinmigración de Trump ha conectado con el americano blanco, sin educación, de las áreas rurales o suburbanas, que se siente excluido del sistema actual
La retórica brusca y antiinmigración de Trump ha conectado con el americano blanco, sin educación, de las áreas rurales o suburbanas, que se siente excluido del sistema actual
En un encuentro para recaudación de fondos en Nueva York, Hillary Clinton declaró: «Se podría poner a la mitad de los partidarios de Trump en lo que yo llamo la cesta de deplorables, ¿verdad ?, a los racistas, los sexistas, los homófobos, los xenófobos, los islamofóbos...». Pero, realmente, ¿quiénes son los estadounidenses que apoyan a Trump? ¿Es verdad que el 50 por ciento de ellos son deplorables? Por una parte, puede que Clinton esté en lo cierto, pero, por otro, debe haber algo en Trump que está calando en una serie de ciudadanos que no son «deplorables». Es cierto que Trump ha otorgado una plataforma a la llamada Alt-Right, un grupo parecido a los partidos de extrema derecha que existen en Europa. En muchos sentidos, el movimiento Trump, con su retórica populista y antiinmigratoria, no es muy diferente al fortalecimiento de los partidos de la derecha radical en muchos países europeos. En relación a este aspecto, Clinton es exacta, pero como muchos han señalado, tal vez no el 50 por ciento de los partidarios se encuentran en la categoría de «deplorables». Si nos fijamos en las encuestas, está claro que los votantes de Trump tienden a ser hombres blancos, mayores, con menos educación y que viven en áreas rurales o ciertas zonas suburbanas.
Sin embargo, según el «Washington Post», desde junio las mujeres blancas sin títulos universitarios se han acercado al campo de Trump. Clinton ha mantenido un margen más amplio entre las mujeres en general, pero esa diferencia ha disminuido ligeramente, de nueve a ocho puntos. En cuanto a los votantes masculinos, siguen estando bastante empatados. Por otra parte, todavía existe una fuerte división racial en Estados Unidos, y Clinton tiene una amplia ventaja entre los afroamericanos y los hispanos.
La gran pregunta es: ¿por qué los hombres blancos de mayor edad y sin estudios superiores apoyan a Trump? Charles Murray, científico político liberal del Instituto Empresarial Americano, desgranó con detalle de quiénes son los votantes de Trump, por qué están tan enfadados y por qué encuentran a un candidato como Trump (que habla de manera tan dura y simple) tan atractivo. Murray explica que la división más importante en Estados Unidos no es entre negros y blancos, sino entre «cuello azul» («blue collars») y «cuello blanco» (white collars). Lo que ha surgido con el tiempo es que la interacción de estos dos grupos ha disminuido. En el pasado, un hombre altamente educado, comunmente, se casaría con una mujer con menos nivel educativo. Ése no es el caso hoy. Las personas de clase baja tienden a frecuentar diferentes restaurantes, beber cervezas diferentes, buscar diferentes tipos de entretenimiento y básicamente nunca se cruzan con los trabajadores de «cuello blanco». En cierto nivel las clases inferiores han quedado fuera del sueño americano y están encontrando pocas oportunidades para la movilidad social en una nueva economía donde con un título de escuela secundaria no se puede conseguir ni un trabajo bueno en una fábrica. Por lo tanto, el apoyo a Trump no sólo sale de una mentalidad racista, xenófoba, sino también de personas que simplemente se sienten excluidos del sistema actual. Los estadounidenses de clase trabajadora anhelan oportunidades y sienten que la élite intelectual y los ricos son condescendientes hacia ellos.
Ellos ven a Trump no como un magnate inmobiliario rico, sino como alguien que les habla a ellos y se dirige a sus frustraciones. Independientemente de quién gane la elección, las verdaderas preocupaciones de los estadounidenses de la clase trabajadora tendrán que ser confrontados y en particular el partido republicano tendrá que averiguar cómo mantener a los votantes republicanos tradicionales que son de «cuello blanco» y puentear el abismo que ha crecido entre trabajadores altamente cualificados y trabajadores de empleos bajos.
A medida que nos acercamos a la elección presidencial del próximo martes, los expertos en política nacional observamos el mapa de los colegios electorales centrando la mirada en los lugares en los que el apoyo a Donald Trump puede afectar el resultado final. El magnate inmobiliario y rey de la telerrealidad tiene un apoyo sólido en estados que tradicionalmente son republicanos como Alabama, Montana, Kentucky y Wyoming, así como en ciertos estados del medio oeste y del sur. Sin embargo, los estados a observar con detenimiento son Arizona, Colorado, Nevada, Virginia, Carolina del Norte y, por supuesto, los «swing states» o estados bisagra de Florida y Ohio. Hasta que se cierren las urnas (en la madrugada española) no sabremos con certeza dónde está el apoyo real a Donald Trump.
*Profesora de Ciencias Politicas Universidad de Hofstra, NY
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