Guerras y conflictos
El silencio se impone en Siria
Salvo puntuales ataques sin víctimas, el régimen de Asad y los rebeldes respetaron la primera jornada del alto el fuego. Turquía, con apoyo ruso, mantuvo las operaciones en el norte del país.
Salvo puntuales ataques sin víctimas, el régimen de Asad y los rebeldes respetaron la primera jornada del alto el fuego. Turquía, con apoyo ruso, mantuvo las operaciones en el norte del país.
Siria despertó ayer con una extraña sensación de calma. Tras casi seis años de violencia ininterrumpida por primera vez se silenciaron las armas en todo el país. Aun así, y pese a considerarse un éxito el alto el fuego, hubo enfrentamientos puntuales en las provincias de Deraa y Quneitra (sur) y en Hama, aunque no se informó de víctimas. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos comunicó que hubo hasta 16 bombardeos aéreos en Hama, aunque sin bajas. Por otro lado, fuentes rebeldes denunciaron que las fuerzas aéreas bombardearon las aldeas de Atshan y Skeik, en la provincia de Idlib y en el Valle de Barda, cerca de Damasco.
En la tregua entre el Ejército sirio y la oposición armada, bajo mediación de Rusia y Turquía, han quedado excluidas cuatro facciones por ser consideradas grupos terroristas por, al menos, una de las dos partes. Los yihadistas del Estado Islámico (Daesh); la antigua filial de Al Qaeda en Siria, el Frente de la Conquista del Levante; las Unidades de Protección Popular Kurdas (YPG) y las Defensas Democráticas Sirias (SDF). En total, siete son las facciones rebeldes que han ratificado el alto el fuego, cuyos combatientes sumarían más de 60.000 hombres. No obstante, Ahrar Al Shams, uno de los grupos rebeldes más numerosos e importantes que actúa en Idlib, decidió ayer salirse del acuerdo, informó el grupo a través de su cuenta en Twitter.
El problema radica en la cercanía de este grupo insurgente y el yihadista Frente de la Conquista del Levante, considerado grupo terrorista por las autoridades sirias pero no por muchas de las facciones rebeldes de corte salafista.
El alto el fuego es la primera tregua a nivel nacional que se implementará en el país y está destinado a allanar el camino para nuevas conversaciones de paz, que en principio están previstas para finales de enero en la capital kazaja, Astaná. Hasta ahora, las fallidas conversaciones de paz estaban teniendo lugar en Ginebra y eran auspiciadas por Naciones Unidas.
El Gobierno de Damasco elogió el acuerdo ayer como una «oportunidad» para encontrar una solución política a la guerra civil, que ha causado más de 310.000 muertos desde que comenzó en marzo de 2011. Así lo anunció el ministro sirio de Asuntos Exteriores, Walid al Mualem, que explicó en una entrevista a la televisión estatal que el acuerdo es «una oportunidad real de alcanzar una solución política al conflicto» en su país. Al Mualem insistió en que esta oportunidad puede «poner fin al derramamiento de sangre en Siria y encontrar un futuro para el país», aunque ha especificado que el Ejército sirio seguirá luchado contra el Estado Islámico y el Frente de la Conquista del Levante.
A pesar de quedar fuera del proceso, Washington también elogió el acuerdo de tregua como un «paso positivo», y dijo que espera que traiga nuevas negociaciones. El acuerdo de cese de hostilidades, alcanzado por Moscú y Ankara, se produce una semana después de que el régimen, respaldado por su aliado ruso, recuperara Alepo, la segunda ciudad de Siria, lo que ha supuesto un duro golpe a las fuerzas rebeldes.
Mientras que en el resto de Siria reinó una relativa calma, ayer sí continuaron las operaciones de las tropas turcas en las zonas fronterizas del norte del país. En las últimas 24 horas las fuerzas rusas bombardearon posiciones del EI en apoyo a facciones del Ejército Libre Sirio (ELS), aliadas de Turquía, que luchan en la operación «Escudo del Éufrates». En los bombardeos murieron 12 miembros del grupo yihadistas. El Ejército turco también realizó ataques aéreos en esta localidad fronteriza, que acabaron con otros 26 combatientes del grupo terrorista. En los combates murió un soldado turco y otros cinco resultaron heridos por un ataque de Daesh. Desde que comenzó en agosto de 2016 la campaña militar turca «Escudo del Éufrates», un total de 1.294 milicianos del EI y otros 306 kurdos han muerto.
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