Política

Adiós a Mandela

«Es el momento de unirnos otra vez como país»

Los vecinos de Qunu alojarán en sus casas a los peregrinos de Mandela

Imagen del jardín de la casa de Mandela en Qunu, donde se celebrará su funeral de Estado el día 15 de diciembre
Imagen del jardín de la casa de Mandela en Qunu, donde se celebrará su funeral de Estado el día 15 de diciembrelarazon

La montaña de ramos de flores aumenta sin cesar frente a la casa de Nelson Mandela en la calle Vilakazi de Soweto, en Johannesburgo. Es momento de júbilo porque los surafricanos quieren celebrar una vida dedicada a luchar por los demás. La imagen de blancos, negros, indios y mestizos unidos por un mismo sentimiento se repite en los altares improvisados que se van disponiendo en distintos puntos de Johannesburgo y en especial en el gueto en el que Madiba se instaló con su primera mujer, Evelyn Ntoko Mase, en 1946. Una de las mujeres allí reunidas, vestida con las ropas tradicionales de su clan africano, es Albertina Nkosi. «Hemos venido a cantar, hemos venido por nuestra cultura. Hemos venido ataviadas tal y como a él le hubiera gustado. Cantamos para mostrarle respeto», confiesa a LA RAZÓN mientras sus ojos se le llenan de lágrimas. Va acompañada de dos familiares que insisten en destacar las bondades de su vecino más ilustre: «Se ha ido nuesto líder, nuestro símbolo», añade su compañera. Entre la población local se mezclan los turistas que han tenido «la suerte» de estar en Suráfrica en un momento histórico. Posan delante del número 8.115 de la calle como lo hacen decenas de personas todos los días, pero ahora esa instantánea cobra un significado especial. La casa-museo de Madiba está colapsada y se ha convertido en el escenario de un concierto espontáneo de música africana y ritmos tribales.

Los que están en el suburbio en el que también tiene su residencia habitual Desmond Tutu, arzobispo emérito de Ciudad del Cabo–es la única calle del mundo en la que han residido dos premios Nobel– están escribiendo mensajes de condolencias en un mural blanco que se ha habilitado al lado de la puerta de la casa para que tanto oriundos como visitantes puedan dejar plasmados sus sentimientos en este momento histórico. «No es fácil hacerte a la idea de que Nelson Mandela no va a estar nunca más con nosotros», dice Mayihlome Tshwete mientras deposita una flor en la puerta de la morada de Madiba. Newton Gouws, un afrikáners–la raza blanca que reside desde hace siglos en Suráfrica–, no nos deja irnos sin decirnos que ahora más que nunca «es el momento de unirnos como un país», la idea que Madiba defendió durante toda su vida. Un acontecimiento de esta dimensión no podía pasar desapercibido para los que quieren «hacer el agosto». Una decena de puestos de venta ambulante se disputan el mejor espacio de la calle en la que fue feliz el primer presidente negro de Suráfrica. Los comerciantes se afanan en vender comida, caramelos, helados, bebidas frías, artesanía, banderas del país y souvenirs con la cara del recién desaparecido líder surafricano. Los que no pueden desplazarse a los lugares de culto siguen desde sus viviendas los dos canales nacionales de televisión. Tanto la NCA como SABC mantienen su programación íntegra de directos a lo largo del territorio. Una de las cadenas tiene entre sus invitados a Mpho Masemola, un ex compañero de Mandela en la cárcel de Robben Island –donde pasó 27 años encarcelado–. Masemola tiene mucho que decir pero cierra su discurso destacando los valores de este hombre que le tendió la mano entre rejas: «Es un símbolo de unidad, de paz, de revolución pacífica, es el líder». Mientras todo esto ocurre en Johannesburgo, en Qunu, donde será enterrado el próximo 15 de diciembre, se preparan para la llegada masiva de personas desde todo el continente africano. Las autoridades locales han apelado a todas las comunidades de Qunu y Mthatha, en el Easter Cape, a que abran sus casas para los visitantes y ofrezcan lugares para poder alojar a los miles de peregrinos que llegarán en los próximos días. Hoy se ha decretado el Día Internacional de la Oración y la Reflexión declarado para honrar al fallecido. Cualquier lugar se convertirá en un espacio de rezo por el alma de la persona más amada de todos los tiempos en Suráfrica.

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