Londres
Escocia plantea un nuevo referéndum de secesión
Edimburgo reta a May con una iniciativa parlamentaria para volver a convocar a las urnas a los escoceses antes del Brexit, previsto para 2019.
Edimburgo reta a May con una iniciativa parlamentaria para volver a convocar a las urnas a los escoceses antes del Brexit, previsto para 2019.
La ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, publicará la próxima semana el borrador de un proyecto de ley para pedir un segundo referéndum de independencia de Reino Unido, a raíz del triunfo del Brexit. La medida, que supone un desafío en toda regla para la «premier» Theresa May, fue anunciado por sorpresa ayer por la sucesora de Alex Salmond en la apertura del congreso anual del Partido Nacional Escocés (SNP) para regocijo de sus filas.
Sturgeon recalcó que tenía un poderoso mandato político para defender los intereses de los escoceses, que votaron mayoritariamente a favor de la permanencia en el bloque (un 62% frente al 38%) en el histórico plebiscito del pasado 23 de junio. La líder nacionalista dejó un mensaje muy claro a la inquilina de Downing Street: «Escucha esto: si piensas por un sólo segundo que no voy en serio a la hora de hacer lo necesario para proteger los intereses de Escocia, entonces piensa de nuevo». La grada se levantó para ovacionar a su líder.
Desde el momento en el que se supo el resultado del Brexit, Sturgeon insistió en que la posibilidad de sacar otra vez las urnas se ponía de nuevo encima de la mesa. Y ahora cumple sus amenazas, cuando ni siquiera los funcionarios de Holyrood esperaban que el proyecto de ley se presentara tan pronto. Pero Sturgeon insiste en que quiere tener la legislación preparada antes de que Reino Unido abandone formalmente la UE en 2019, fecha que se da por bastante aproximada desde que May anunciara que invocará el artículo 50 del Tratado de Lisboa a finales de marzo de 2017.
«Estoy decidida a que Escocia tenga la capacidad de reconsiderar la cuestión de la independencia –y que lo haga antes de que Reino Unido abandone la Unión Europea (UE)– si eso es necesario para proteger los intereses de nuestro país», dijo entre continuos aplausos. Sturgeon acusó al Partido Conservador de May de «vandalismo constitucional», ignorando el punto de vista escocés sobre el Brexit.
Eso sí, que el proyecto de los nacionalistas se vaya a someter a consulta no quiere decir que habrá definitivamente otro plebiscito. Los propios escoceses aún no están convencidos de ello, y en última estancia el Parlamento de Edimburgo necesitaría una autorización legal de Westminster, como ocurriera con el referéndum de 2014, cuando la opción de permanecer dentro de Reino Unido triunfó por un 55% de los votos frente al 45% que apostó por la independencia. Es cierto que la popularidad del SNP no ha parado de crecer desde entonces. Sin embargo, según las últimas encuestas, sólo el 12% de los votantes que no quiso hace dos años la secesión cambiaría ahora su papeleta si finalmente Londres opta por el bautizado como un Brexit duro, que rompe también con el mercado único. El sondeo publicado el pasado jueves por BMG detallaba que el 47% de los escoceses está ahora en contra de la independencia, el 38% a favor y un 12% permanece indeciso.
En cualquier caso, el desafío de la primera ministra nacionalista escocesa abre una brecha política cada vez más importante entre los gobiernos de Escocia y Reino Unido y está claro que la soberanista Sturgeon va a presionar ahora a May para fortalecer la autonomía de Holyrood sobre las políticas actualmente supervisadas por la UE, como la pesca y la agricultura. Además, según matizó la líder independentista, también va a luchar para que Escocia tenga un acceso especial al mercado único y pueda mantener su propia legislación en materia de inmigración.
Los partidos de la oposición en el Parlamento de Edimburgo –conservadores y laboristas– reaccionaron al anuncio insistiendo en que el SNP debería centrarse en gobernar y no perder el tiempo con nuevas consultas, ya que la economía escocesa no atraviesa su mejor momento. Sigue creciendo a un tercio del ritmo de la de Reino Unido en su conjunto y el déficit asciende ya a 15.000 millones de libras, un 21% del gasto total del Gobierno escocés.
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