Bruselas
Estar o no estar
El discurso de David Cameron resulta paradójico porque ha dicho a la vez que es el interés de su país permanecer dentro de la Unión Europea, pero que va a organizar un referéndum sobre una posible salida. Para superarla aseguró que se propone modificar el modo en el que la UE funciona y que pretende renegociar las relaciones entre Reino Unido y Europa, por lo que pedirá a los votantes que ratifiquen el «Nuevo Acuerdo». Aunque también advirtió de que esta votación no tendrá lugar hasta dentro de tres o cuatro años puesto que la UE está inmersa en un proceso de transformación, por lo que necesita tiempo. Este discurso paradójico refleja sobre todo la debilidad del primer ministro, atrapado entre los parlamentarios euroescépticos e independentistas por una parte y los socios europeos, cuya paciencia podría haber llegado a un límite, por otro. Cameron se encuentra ante una situación difícil, pues a pesar de que Reino Unido no es miembro de la zona euro, su economía también atraviesa una grave crisis. Es más fácil para él hacer recaer la responsabilidad de la situación en Bruselas. Parece improbable que pueda apaciguar a los euroescépticos con otra cosa que no sea una salida pura y simple de la UE, que está contemplada en los tratados actuales. Aunque, ¿puede producirse un debilitamiento de los euroescépticos hacia 2016-17? Los socios europeos han expresado recientemente que están dispuestos a seguir adelante sin Reino Unido, pero ¿está éste preparado para abandonar la UE? Para tener éxito, Cameron necesitará reflexionar durante varios semestres sobre las competencias que desea que sean devueltas y eso no tiene por qué significar una salida pura y dura de la UE.
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