Alemania
Europa inicia la desconexión turca
Los alemanes apuestan por romper el pacto migratorio y Austria frena su ingreso en la UE
El escepticismo en torno al pacto firmado entre Bruselas y Ankara para frenar las entradas de refugiados en Europa está creciendo rápidamente en Alemania. A pesar de que el acuerdo contribuyó a frenar la oleada migratoria, más de la mitad de los alemanes (52%) defienden una ruptura del trato, frente al 35% que apuesta por la permanencia, según una encuesta publicada ayer por el diario «Bild». Además, la gran mayoría de los ciudadanos alemanes no consideran que Turquía deba formar del club europeo. Un reciente sondeo de la cadena de televisión ARD refleja el pobre apoyo a la adhesión: cuatro de cada cinco alemanes se manifiestan en contra de abrir las puertas a Ankara en la comunidad internacional. Nunca antes los alemanes se habían posicionado tan firmemente a favor del «no».
Hace un año, la crisis migratoria era uno de los grandes problemas a los que Berlín debía hacer frente. El acuerdo con Turquía, a instancias de la canciller Angela Merkel, redujo las entradas y, con ello, se calmaron el caos y el debate. A pesar de ello, ni la opinión pública ni la clase política del país que el año pasado acogió a 1,1 millones de refugiados aprueban las medidas de control que lleva a cabo el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, especialmente desde el golpe de estado fallido. En Alemania se está empezando a pedir un pacto con Grecia que deje fuera a Turquía para afrontar la crisis. Ayer, el líder del partido liberal FDP, Christian Linder, pedía el fin de las negociaciones. Linder llegó a establecer un paralelismo entre el régimen de Erdogan y el Tercer Reich de Adolf Hitler, argumentando que el dictador nazi comenzó a justificar la eliminación de libertades civiles a raíz del golpe de estado comunista. También criticó a Merkel por su actitud demasiado permisiva ante Erdogan.
Tampoco Austria cederá ante Turquía, pese a las ventajas que a nivel nacional pudiera traer el acuerdo. Viena amenazó con utilizar el veto en las negociaciones de carácter unánime que deciden si Ankara entrará en la UE. « Tengo voz y voto en el Consejo de Ministros de Exteriores de la UE. Ahí se decidirá si se abren nuevos capítulos con Turquía. Y yo estoy en contra», declaró ayer el ministro de Exteriores austriaco, Sebastián Kurz, quien ya había advertido que el acuerdo estaba abocado al fracaso. Un día antes, la cúpula ejecutiva turca había definido a Viena como «la capital del racismo radical».
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