Manila

Filipinas en alerta frente a la erupción inminente del volcán Mayón

El volcán Mayón, uno de los más activos de Filipinas, ha despertado de nuevo y amenaza con entrar en erupción en los próximos días, por lo que las autoridades del archipiélago trabajan contra reloj para poner a salvo a miles de ciudadanos y preparar la región para un posible desastre natural. El Instituto Filipino de Vulcanología y Sismología (Philvolcs) advirtió de que el Mayón está provocando terremotos volcánicos y el desprendimiento de rocas incandescentes constantemente y por la noche es posible ver el resplandor del magma en el cráter, lo que indica que la lava podría desbordarse en breve.

Ed Laguerda, el jefe de Philvolcs en Bicol, la región donde se encuentra el Mayón, ha concretado que el volcán ha estado expulsando diariamente más de 511 toneladas de dióxido de azufre, aunque algunos días ha liberado hasta 1.000 toneladas.

"Si el Mayón sigue emitiendo 1.000 toneladas al día, se producirá una explosión en unas 4 semanas", ha dicho Laguerda a los medios locales.

El experto asegura además que, dada la actividad reciente del Mayón, es probable que se produzca una "erupción volcánica", lo que significa que la erupción será de tipo explosivo y formará una columna de gases y materiales volcánicos de 5 a 10 kilómetros de altura.

Dada la gravedad de la situación, las autoridades elevaron el nivel de alerta y anunciaron ayer el establecimiento de un perímetro de seguridad de 8 kilómetros desde el cráter del volcán así como la evacuación obligatoria de los habitantes de las 65 localidades que se encuentran en esa zona, unas 51.600 personas.

La evacuación, que comenzó ayer a mediodía, se prolongará durante tres días, que las Fuerzas Armadas de Filipinas aprovecharán para establecer puestos de control en distintos puntos de acceso para evitar que algún habitante de la zona vuelva a su hogar.

Por su parte, Joey Salceda, el gobernador de la provincia de Albay, donde se encuentra el volcán, ha asegurado que impondrá un toque de queda de 24 horas en el perímetro de seguridad, y que no dudará en arrestar a quien no lo respete.

"Cualquier persona que vuelva a su casa, aunque solo sea durante un minuto, será arrestada", ha declarado Salceda.

El Mayón, de 2.460 metros de altura, es un importante atractivo turístico de Filipinas, por lo que las autoridades deben centrarse también en controlar las actividades de los visitantes, cuyo número se prevé aumente con la erupción.

Por ello, el Gobierno de la provincia anunció hoy la restricción de excursiones que se dirijan hacia el Mayón, muy populares entre los turistas, así como la escalda en la zona o la práctica de golf en el Campo de Golf de Doña Pepita, cercano al monte.

Para los curiosos que se acerquen a observar la erupción volcánica, las autoridades han designado seis puntos concretos que consideran fuera de peligro.

La Autoridad Nacional de Alimentos de Filipinas ha destinado cerca de 240.000 sacos de arroz de 50 kilos para los afectados para alimentar a los desplazados hasta que puedan volver a sus viviendas, y la Comisión de Gestión y Reducción de Riesgo de Desastres de la zona tiene listas 1.500 máscaras en caso de que sean necesarias.

El gobernador, que declaró ayer el Estado de Calamidad en varias localidades cercanas al volcán, se quejó, sin embargo, de que la provincia no cuenta con los medios para suministrar alimentos, combustible y medicinas a todos los afectados, y pidió fondos al Gobierno central para poder prepararse para la erupción.

El Mayón, ubicado en la isla de Luzón y a unos 360 kilómetros al sureste de Manila, es uno de los más visitados por los turistas atraídos por la belleza del paraje y la perfecta forma cónica del volcán.

Asimismo, es uno de los volcanes más activos de Filipinas, y según los expertos ha entrado en erupción cerca de medio centenar de veces en los últimos 500 años.

La peor de las erupciones conocidas de este volcán sucedió en 1814, cuando causó 1.200 muertos y enterró la ciudad de Cagsawa, bautizada desde entonces como "la Pompeya filipina".

El año pasado, el volcán arrojó una nube de ceniza y rocas que se alzó unos 500 metros, causando la muerte de cinco personas, entre ellas una turista española.