Terrorismo

Francia combate casa por casa

Lanza una contraofensiva en Gao para terminar con la inflitración yihadista. La intervención franco- maliense se convierte en una «guerra de guerrillas»

Soldados malienses luchan contra los islamistas ayer en la ciudad de Gao
Soldados malienses luchan contra los islamistas ayer en la ciudad de Gaolarazon

Una guerra de guerrillas. En eso parece estar tornándose el conflicto en Mali un mes después de la intervención militar de Francia. Un escenario muy similar al vivido en Afganistán según coinciden en señalar expertos en cuestiones internacionales. Tras el contraataque islamista del domingo en Gao, reivindicada por los yihadistas de Muyao (Movimiento para la Unificación y el Yihad en África Occidental), soldados del Ejército de Mali inspeccionaban ayer casa por casa en busca de más rebeldes posiblemente camuflados entre la población civil. Su modus operandi, sus tácticas de infiltración, la manera de atentar parecen haber sido importadas directamente del manual del terrorismo afgano.

Por eso, tras un fin de semana que se ha saldado con dos atentados consecutivos de kamikazes contra un puesto de control en la entrada de la ciudad más importante del norte de Mali y un tiroteo entre fuerzas de la coalición y los rebeldes islamistas, ayer no se descartaba que pudieran existir otras células durmientes. Así como nuevas infiltraciones por comandos emboscados en el desierto circundante y que, como el que atacó Gao este domingo, aprovechen la noche para cruzar el Níger y penetrar en la ciudad. Los enfrentamientos tuvieron lugar en el centro de esta población, a 1.200 kilómetros de Bamako. Un miembro de Muyao se atribuía en la noche del domingo la autoría de la triple ofensiva. «Y los combates van a continuar hasta la victoria, gracias a la protección de dios. Los muyaidines están en Gao y allí seguirán», afirmó. Hasta el lunes no se conoció el balance humano: tres terroristas fueron abatidos y otros once hecho prisioneros según un responsable maliense. Otros tres civiles resultaron muertos, víctimas de las balas perdidas, y al menos diecisiete personas fueron trasladadas a los hospitales por heridas de diversa consideración, según un recuento oficial.

A primera hora de ayer, las fuerzas francesas procedían a un bombardeo selectivo destruyendo, entre otros objetivos, el edificio de la comisaría que hasta la reconquista por la coalición franco-maliense había servido de sede a la policía islámica. El mismo lugar en que el grupo de insurgentes había logrado atrincherarse con morteros y kalachnikovs Ante el recrudecimiento de la actividad terrorista en posiciones que parecían seguras tras su liberación, las fuerzas de la coalición extreman las precauciones. El principal mercado de Goa, uno de los puntos más concurridos, fue evacuado en la mañana de ayer por temores a nuevos atentados mientras los militares franco-malienses concentraban sus esfuerzos en localizar posibles franco-tiradores, aún ocultos. La víspera, medio centenar de periodistas tuvieron que ser desalojados y trasladados al aeropuerto debido a los combates. Sin embargo, los ataques-suicidas y la ofensiva de los islamistas acaecidos en las últimas 48 horas no sorprenden a los responsables franceses que niegan que la operación militar esté «cambiando de fisionomía». «No lo está haciendo pero se está enfrentando ciertamente a la realidad», apuntaba ayer a una radio gala el ministro francés de Relaciones con el Parlamento, Alain Vidalies, augurando que la guerra de Mali no iba a ser «un camino tranquilo» y que quien así lo hubiera podido pensar «no estaba en la verdad». El domingo, el ministro de exteriores galo, Laurent Fabius, insistía en que no hay riesgo de «estancamiento» y que sus tropas se vean atrapadas en el país africano. «Una de las lecciones que hemos sacado de otros casos diferentes como Afganistán es que es necesario que los objetivos de la operación estén claros y que la duración no sea infinita», aseguró el jefe de la Diplomacia francesa, reconociendo de paso que todavía no se había conseguido «asegurar totalmente» la zona, aunque los avances son «positivos y considerables». Por otra parte, el Ejército francés y sus aliados africanos continúan rastreando el desértico macizo de Ifoghas donde se cree que los islamistas retienen a los siete rehenes galos.