Espionaje en EEUU
Francia pactó con la NSA
Tras hacerse la ofendida, cabe la posibilidad de que Francia haya fingido, en parte, su desmesurada indignación al saberse espiada por la NSA. Es lo que sugería ayer "Le Monde", el diario que ha destapado el espionaje a partir de los papeles de Snowden, según el cual París intercambiaría con Washington datos electrónicos y telecomunicaciones desde finales 2011. En esa fecha, los dos países firmaron un acuerdo, bautizado "Lustre", de cooperación en materia de Inteligencia y puesto en marcha por los servicios de espionaje galos, la DGSE (Dirección General de Vigilancia Exterior).
Por su situación estratégica, Francia facilitaría a Estados Unidos informaciones que transitan por los cables submarinos de transporte de datos procedentes de regiones como África o Afganistán y que van a parar a dos centros galos donde quedan almacenados. Así, las comunicaciones de ciudadanos franceses con esas zonas del mundo o de extranjeros utilizando esos canales, precisa Le Monde, llegarían a manos de la NSA, en virtud de dicho protocolo de colaboración, supuestamente, establecido para luchar contra el terrorismo. Es decir, que había consentimiento de las autoridades francesas.
Pero la magnitud de los datos interceptados, 70,3 millones en un solo mes, hace pensar que el marco del espionaje supera el del combate antiterrorista para inmiscuirse en la vida privada de los franceses. Y según el vespertino galo, la discreción de la Comisión nacional de control de intercepciones de seguridad (CNCIS) así como la "ausencia de estatus jurídico claro sobre los metadatos", habrían facilitado la transmisión de esa multitud de información a la agencia de seguridad estadounidense. Además de que el Gobierno galo, que controla de cerca la DGSE, no podía ignorar tales prácticas. No obstante, un alto responsable de la Inteligencia francesa citado por "Le Monde", si bien admite la existencia de esos intercambios de datos, niega "categóricamente"que los servicios galos hayan podido transferir la mencionada cantidad de 70 millones.
Por su parte, el Ejecutivo de François Hollande no se da por satisfecho con las explicaciones del general Keith Alexander, director de la NSA, que no sólo desmiente que hayan espiado sino que responsabiliza a sus socios europeos de proporcionarles la información. Para París, la iniciativa franco-alemana de la pasada semana prueba que "los hechos recriminados han quedado establecidos"y "la negación del director de la NSA no es verosímil", replicaba ayer la portavoz del Gobierno, Najat Vallaud-Belkacem.
Si fuentes diplomáticas galas no niegan que parte de los datos intervenidos provengan de la cooperación franco-americana en la lucha antiterrorista, el portavoz de Exteriores, Romain Nadal, recordaba que Francia exige conocer "el alcance exacto de las actividades de Inteligencia, ya pasadas, y establecer con las autoridades americanas un código de buena conducta para el futuro".
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