Francia

Los 27 relanzan el proyecto común y piden más a May

Los líderes de la UE acogen con reticencias la propuesta de la primera ministra británica para dar cobertura a los comunitarios que lleven cinco años en el país. Los 27 coinciden en que el Brexit no debe marcar las reformas.

La canciller alemana, Angela Merkel y el presidente galo, Emmanuel Macron ofrecen una rueda de prensa durante la cumbre de jefes de Estado de la UE, en Bruselas
La canciller alemana, Angela Merkel y el presidente galo, Emmanuel Macron ofrecen una rueda de prensa durante la cumbre de jefes de Estado de la UE, en Bruselaslarazon

Los líderes de la UE acogen con reticencias la propuesta de la primera ministra británica para dar cobertura a los comunitarios que lleven cinco años en el país. Los 27 coinciden en que el Brexit no debe marcar las reformas.

Un año después de que Reino Unido votara a favor del Brexit, las cartas comienzan a ponerse sobre la mesa. Y parece que la partida no va a ser fácil. Horas después de que la «premier» británica, Theresa May, desgranara a los Veinsitiete su oferta sobre el estatus de los ciudadanos comunitarios residentes en su país, las capitales europeas hablaron con una voz al constatar públicamente que este punto de partida es claramente mejorable. Al mismo tiempo relanzaron los proyectos de colaboración en materia de defensa, emigración y lucha antiterrorista como dejando atrás las dudas de los últimos años.

Se espera que este próximo lunes, el Ejecutivo británico publique de manera detallada el documento con este primer punto de partida de las negociaciones. Según explicaron fuentes diplomáticas británicas, Londres está dispuesto a dar el estatus de ciudadano británico, con todos los derechos aparejados, a aquellos residentes que lleven cinco años en el país. El gran interrogante es qué sucederá con quienes no lleguen a ese límite, y aquí lo explicado hasta el momento es calculadamente ambiguo. Los ciudadanos europeos podrán seguir en el país para regularizar su situación siempre que hayan llegado antes de una fecha de corte todavía sin delimitar. Este tope no será antes de la ratificación del Brexit (29 de marzo de 2017) ni después de la salida, prevista para el 29 de marzo de 2019. De esta manera queda aún por dilucidar qué pasará con los comunitarios que quieran establecerse en Reino Unido en el periodo en el que transcurran las negociaciones del divorcio.

Pero en Bruselas no se opina lo mismo que en Londres. Las líneas rojas acordadas por los 27 pretenden que, hasta la fecha de salida de Reino Unido del bloque comunitario, cualquier ciudadano europeo que quiera instalarse en el país mantenga el mismo estatus que hasta ahora, lo que también implica a sus familiares directos y personas a su cargo. Bruselas también quiere dejar negro sobre blanco que el Tribunal de Justicia de la UE (auténtica bestia negra para los «brexiters») seguirá velando por los derechos de los ciudadanos europeos hasta que el último de ellos haya fallecido, lo que incluye no sólo su permanencia en el país sino también su pleno acceso al mercado de trabajo, pensiones y ayudas y reconocimiento de las titulaciones cursadas en los Veintisiete.

Hasta ahora, la información facilitada por las autoridades británicas no hace alusión a quién resolverá los posibles conflictos y, aunque defiende que Londres no pretende «romper familias», ofrece pocas garantías.

A pesar de la prudencia inicial, el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, calificó de «insuficiente» esta primera propuesta. En la misma línea, el presidente permanente del Consejo, Donald Tusk, consideró que «está por debajo de las expectativas y amenaza con empeorar la situación de los ciudadanos». Para la canciller alemana, Angela Merkel, es un buen punto de partida, pero no puede ser considerado «un avance». En plena sintonía con la canciller en una rueda de prensa conjunta, como muestra de que el motor franco-alemán está plenamente engrasado, Emmanuel Macron dijo compartir sin matices esta primera valoración de Berlín.

El presidente español, Mariano Rajoy, también reconoció su preocupación. «No voy a decir que me haya sonado mal, pero creo sin ninguna duda que me podía haber sonado mejor», explicó al término de la cumbre. En referencia al posible limbo legal al que pueden enfrentarse los ciudadanos comunitarios que hayan residido menos de cinco años en Reino Unido y cuya fecha de corte no se ha establecido todavía, Rajoy sentenció que «esa batalla la daremos», aunque recordó que «estamos al principio de la negociación» y que «es pronto para entrar en detalles».

Después de que en la cena del jueves May explicara esta propuesta, los Veintisiete decidieron no enzarzarse en discusiones ante la «premier» británica. El lunes, el jefe negociador por parte de la UE, Michel Barnier, examinará con cuidado el texto para sentar una base común. De momento, la firmeza y unidad de los Veintisiete comienza a dar sus frutos ante una May más debilitada que nunca. Ayer Merkel, en plena escenografía de entente franco-alemana, volvió a recordar que los Veintisiete deben construir juntos un nuevo futuro común y que el Brexit no puede ser su principal motivo de desvelos. «Creo que, cuando hablamos con una voz, Europa puede avanzar. Algunas veces no es suficiente, pero es en cualquier caso una condición necesaria», proclamó Macron en una rueda de prensa que recordaba los momentos vividos durante el tándem bautizado como Merkozy debido a la sintonía entre Merkel y Nicolas Sarkozy.

Tanto Merkel como Macron se felicitaron por los resultados de la cumbre, «muy sólidos» gracias a la cooperación entre Berlín y París, y no descartaron cambios en los Tratados de la UE, aunque la canciller insistió en que dichos cambios «no son un fin en sí mismo». Lo que sí ve claro Merkel es que es necesario reformar el proyecto europeo para que la UE sea «resistente» a los desafíos de la globalización y sea capaz de «cumplir la promesa de prosperidad» para sus ciudadanos, protegiéndose ante los peligros tanto internos como externos. Para ello, se acometerán reformas legislativas y cambios en los Tratados si fuese necesario.

Para no levantar ampollas ante el fantasma de la Europa de varias velocidades, la canciller descartó que el motor franco-alemán excluya a otros países. Una posibilidad que no quita el sueño a España. «No vamos a sufrir ninguna minorización, ni nosotros ni nadie. Nosotros vamos a seguir defendiendo los intereses de España, de todos los europeos, porque somos de los que más claramente apostamos por una mayor integración europea», defendió Rajoy al ser preguntado si teme que la alianza entre Merkel y Macron eclipse a España.