Política

Ginebra

François Hollande contraataca para salvar su presidencia

Presentará hoy una batería de medidas para eclipsar su escándalo de infidelidad

El presidente francés, François Hollande, durante un discurso en el Palacio del Elíseo el pasado 3 de diciembre
El presidente francés, François Hollande, durante un discurso en el Palacio del Elíseo el pasado 3 de diciembrelarazon

PARÍS- «Más rápido, más lejos, más fuerte ». Con estas palabras ilustraba François Hollande a principios de año, según uno de sus asesores más próximos, su voluntad de hacer de 2014 su año. Sobre todo, porque 2013 ha sido un «annus horribilis»: impopulares políticas de austeridad, una tasa de paro cercana al 11%, falta de rumbo y confianza por los suelos. No podía imaginar entonces que el nuevo año iba a empezar mucho peor de lo que acababa el anterior: con la revelación de un amor secreto y su infidelidad a la primera dama.

«En 2014 hay que anticipar y no someterse al calendario», vino a decir el mandatario socialista a su Gabinete durante el primer Consejo de Ministros de 2014. Pésimo pronóstico. Contaba además Hollande con la rueda de prensa semestral de hoy, que aplazó a finales de 2013 para que le sirviera de trampolín coincidiendo con el inicio del nuevo año, para dar un golpe de timón a su política económica, escorarla hacia el centro, darle tintes más socialdemócratas, e incluso social liberales, según algunos observadores, y mostrar a la opinión pública mayor estatura presidencial tras las repetidas críticas de sus adversarios sobre su amateurismo. Pésimo análisis.

La realidad es que el encuentro de hoy con casi medio millar de periodistas franceses y extranjeros va camino de convertirse en el peor oral al que podía enfrentarse. Y lejos de poder imponer la agenda de esta esperada conferencia, serán los informadores invitados los que la impondrán al pedir las pertinentes explicaciones sobre su situación conyugal y el papel reservado a Valérie Trierweiler, a la sazón primera dama, y cuyo Gabinete de asesores siguen costeando las arcas públicas. Por eso será su faceta sentimental y muy a su pesar, el primero de los escollos que François Hollande tendrá que salvar hoy ante la Prensa.

-Vida privada

Conscientes de que en esta tesitura todas las soluciones son malas, durante todo el fin de semana la presidencia francesa ha contemplado los distintos escenarios posibles para zanjar cuanto antes las especulaciones y evitar irreparables daños a la imagen del presidente y su función. Porque si tres de cada cuatro franceses consideran que el romance de Hollande es un asunto privado que sólo le atañe a él, dejar que ese debate contamine sus responsabilidades políticas podría tener nefastas consecuencias. Por eso, el Elíseo valoró ayer la posibilidad de clarificar las cosas mediante un comunicado, antes de abandonarla. No sólo porque Valérie Trierweiler sigue hospitalizada por una crisis nerviosa, sino porque ambos se habrían dado unos días para decidir qué hacen. Hollande no podrá esquivar, por tanto, hoy que le inquieran al respecto, aunque la previsible respuesta que facilitará el jefe del Estado, según avanzaban ayer algunos medios, es que, tras lo sucedido la pareja presidencial se tomará un tiempo para pensar. Aunque probablemente, la lacónica contestación no baste para saciar la curiosidad periodística.

-Pacto de responsabilidad

Uno de los principales compromisos adquiridos por el presidente galo en su discurso del 31 de diciembre y tras constatar su fracasada promesa de invertir la curva del paro a finales de 2013. Hollande cuenta con relanzar la competitividad de las empresas para generar crecimiento y alcanzar su objetivo de frenar el paro y crear empleo. Según describió entonces, el «pacto», que suscita reticencias en su propia familia política y en la izquierda más radical, consiste en aligerar las cotizaciones sociales del empresario a cambio de aumentar las contrataciones y de más diálogo social con sindicatos y trabajadores. El presidente deberá explicar hoy qué cotizaciones se verán afectadas y también detallar el contenido de este nuevo dispositivo que completa el crédito de impuesto y competitividad votado en 2013 y que prevé reducciones fiscales para las empresas de 20.000 millones de euros.

-Gasto público

El Estado galo es un mastodonte al que Hollande quiere poner a dieta, a sabiendas de que recortar el gasto público va a irritar en las filas socialistas. El presidente galo se ha comprometido a reducir en 50.000 millones el gasto de aquí a 2017 para cumplir con el 3% de déficit y hoy tendrá que explicar cómo piensa ser más eficaz gastando menos. Entre otras pistas, el Ejecutivo quiere acentuar su lucha contra el fraude fiscal, pero también contempla reducciones en las colectividades locales mediante una clarificación de competencias que se duplican.

-Reforma fiscal

Prvisiblemente, 2014 no será el año de la «pausa fiscal» prometida por Hollande, aunque su primer ministro, Jean-Marc Ayrault, iniciará en los próximos meses una ronda de concertación con sindicatos y expertos para abordar un «big bang» fiscal en el que se replanteará toda la política. Pese a que es una de las noticias más esperadas por los franceses, exasperados por la presión impositiva, el presidente no tiene previsto anunciar grandes rebajas de impuestos. El objetivo que se ha marcado, es estabilizar tal presión en 2015.

-Política internacional

Hollande justificará la «Operación Sangaris» iniciada en diciembre y la intervención de varios miles de militares en República Centroafricana para sacar al país africano del caos. Sobre Siria, el mandatario reiterará la necesidad de que se celebre la cumbre de Ginebra que en ella participe la oposición.