El Futuro de Venezuela
Golpe chavista a la democracia
Después del delirio discursivo e incendiario en la fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente, el hombre del terror dentro del Gobierno chavista, Diosdado Cabello, decretó: «Convocamos para el primer cuatrimestre de 2018 el proceso electoral para la escogencia del presidente de la República Bolivariana de Venezuela (...) ¿Qué significa esto? que antes del 30 de abril debe haber elecciones en Venezuela para escoger al presidente de la República». Con una espada draconiana, fuera de toda legalidad, la libertad en Venezuela recibió esta semana otro zarpazo. Lo que se cocinaba desde el rumor, finalmente se consumó: el adelanto de unas elecciones por parte del madurismo, considerando la situación de una oposición entrampada y una calle que no logra reavivarse. Las palabras de Cabello le plantean a la oposición política tener que tomar una decisión con altos costos políticos, sea cual sea el camino que se asuma. En este sentido, si la oposición llama a la abstención, que hoy parece el escenario más improbable, será necesario plantear un plan paralelo de acción que contemple la cooperación internacional, aplaudir la profundización de las sanciones en contra de funcionarios rojos y, por último, reactivar la calle para exigir el restablecimiento de la democracia. Por otro lado, el llamado a participar será con la conciencia de que se juega con un árbitro en contra, un campo empantanado y unas reglas minadas de ambigüedades. En este último caso, se tratará de intentar ganar una pelea por knockout, donde ni el árbitro ni la mano negra del Gobierno pudieran contaminar el resultado final.
La Organización de Estados Americanos, el gobierno de los Estados Unidos, la Unión Europea, el Gobierno alemán, y otros más, no han tardado en reaccionar ante el decreto de algo, que además, debe ser convocado por el organismo electoral, en ningún caso bajo un órgano que ni tiene competencia ni legitimidad para hacerlo. Así, Maduro y compañía envían el mensaje claro al mundo occidental y democrático, que la pretensión revolucionaria de perpetuarse en el poder prima sobre la posibilidad de quedarse aislado en el mundo. Sencillamente, no hay interés ni preocupación por lo que puedan decir los demás, se trata desde la óptica chavista, de asumir el sometimiento y la dictadura con naturaleza totalitaria, como política de Estado. Unas elecciones primarias dentro de la oposición parecen inminentes en el corto plazo. A partir de allí, y con la esperanza de que las fuerzas democráticas consigan unirse, será la lucha de David contra Goliat, será la disputa de la civilización contra la barbarie, lo que marque el camino de Venezuela en este primer cuatrimestre de 2018. Sin duda, este será un año crítico que definirá si el país más al norte de América del sur terminará por ser víctima del gobierno más nefasto de su historia republicana o bien, conseguirá, después de 20 años de revolución chavista, el sendero de la libertad y el progreso.
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