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Paquistaníes y afganos se enfrentan a la Policía porque les impide salir de Kos

Cientos de paquistaníes y afganos se enfrentan a la Policía porque les impide salir de la isla rumbo a Atenas

El «Eleftheros Venizelos» parte ayer de la isla de Kos, en Grecia
El «Eleftheros Venizelos» parte ayer de la isla de Kos, en Grecialarazon

La tensión aumenta por momentos en la pequeña isla de Kos. Decenas de inmigrantes –la mayoría paquistaníes y otros afganos– se aglomeraba frente a la comisaría local para exigir de una vez los papeles para poder salir de la isla, donde llevan atrapados más de tres semanas. Apenas seis agentes custodiaban el edificio con sus verjas cerradas. Al grito de «¡Pakistán, Pakistán!», los cerca de 300 expatriados de ese país iban apretándose por momentos obligando a la Policía a recular hasta encontrarse encajonados.

Entonces empezó la carga policial, donde estuvo presente LA RAZÓN en medio del tumulto. El enjambre se dispersa en pocos segundos, pisándose los unos a los otros y tirando una valla de protección cercana. En la acera de enfrente, el paseo marítimo, algunos curiosos se paran a observar los disturbios. La tranquilidad que gozan los turistas en la isla contrasta con la desesperación de los miles de inmigrantes –unos 3.000 según las autoridades–, que deambulan por la ciudad y duermen en parques y playas.

La misma escena se repite a diario delante de la comisaría de Kos. Los episodios, sin embargo, adquieren picos de violencia algunos días por la falta de respuesta. «Nos habían dicho que viniéramos el miércoles a recoger nuestros papeles», asegura convencido Yassir. Hace dos días este diario pudo comprobar que varios efectivos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) pasaban lista a los refugiados allí presentes para registrarlos y les informaban de que ayer miércoles tenían una cita en la comisaría. Una noticia que celebraron con aplausos y gritos de alegría después de la larga espera. Sin embargo, la masiva afluencia de recién llegados continúa retrasando el trámite para conceder el permiso de tres meses necesario para abandonar la isla. «Falta personal y nosotros tampoco damos abasto», reconoce la responsable de comunicación de Acnur, desplazados en la isla desde hace una semana para llevar el registro de la masiva afluencia de inmigrantes que soporta la pequeña isla griega de tan sólo 288 kilómetros cuadrados y primera parada de los miles de inmigrantes que llegan desde Oriente Medio, y que tienen como objetivo principal llegar a países europeos como Alemania o Reino Unido.

Por el momento, los únicos que han podido zarpar hacia Atenas han sido los 1.700 expatriados –todos sirios– instalados en el ferry fletado por el Gobierno heleno para aliviar la situación en las islas del Egeo. El «Eleftheros Venizelos» partió ayer hacia el puerto de Salónica, con escalas en las islas de Kálimnos y Leros, igualmente desbordadas por el masivo aumento de las llegadas estos días, para recoger a otros refugiados.

Ésa ha sido una de las primeras medidas del Ejecutivo griego, que ha «fracasado» a la hora de atender la crisis migratoria, como reconocen los mismos responsables gubernamentales. Una vez en la capital helena, los expatriados se encontrarán un panorama similar al que han vivido en las islas. Centenares de refugiados se hacinan en plazas y parques de la ciudad. El Gobierno heleno ha construido un nuevo campo de recepción temporal con capacidad para 600 personas, donde el domingo ya se alojaron más de 200 refugiados que acampaban en un parque del centro de la ciudad. Además, se anunció la creación de inmediato de tres nuevos centros de recepción de inmigrantes y refugiados, para aliviar la presión, según informa la agencia Efe, en las islas de Kos, Jíos y Leros, tres de las zonas con más afluencia. Los primeros pasos hacia una solución después de semanas de inacción a la crisis que asola sus costas desde hace semanas.

Italia recibe otra nueva oleada

Un total de 537 inmigrantes fueron socorridos ayer frente a las costas italianas. Entre ellos, 60 mujeres, una embarazada, y 56 menores, todos procedentes de Siria.

La avalancha de personas ha obligado a organizaciones como Médicos sin Fronteras (MSF) a sacar a sus propios barcos al mar para salvar vidas en el Mediterráneo. Según la ONG, ha rescatado entre mayo y mediados de agosto a 11.450 inmigrantes.