Grecia no frena las sanciones a Putin

Los ataques contra la ciudad ucraniana de Mariupol han provocado que la UE vuelva a dar un toque de atención a Rusia. Grecia amenazaba con mostrar su desacuerdo en seguir en la senda del castigo a Moscú, pero finalmente los jefes de la diplomacia europeos acordaron ayer en Bruselas por unanimidad prorrogar en el tiempo las sanciones contra el Kremlin hasta el mes de septiembre y pedir a la Comisión Europea que prepare más.

Cuando se trata de diplomacia a veces basta con una pequeña sutileza sobre el papel para satisfacer a todos. El texto original recogía la posibilidad de preparar «medidas restrictivas» contra Rusia, que después de tres horas de negociaciones quedaron un poco suavizadas bajo el término «acciones apropiadas». Pero el mensaje sigue siendo el mismo. Rusia sigue bajo el punto de mira de la UE porque, según la información de la que dispone Bruselas, «se están produciendo violaciones continuas y cada vez más frecuentes del alto el fuego y el apoyo de Rusia a los separatistas es claro, evidente y ha sido suficientemente probado», señalaba el ministro de Exteriores español, José Manuel García-Margallo, en rueda de prensa.

La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, convocó un Consejo de Exteriores extraordinario de cara a analizar exclusivamente la situación en el Este de Ucrania y acordar conjuntamente el mensaje europeo contra el Kremlin. Toda la atención estaba centrada en el ministro de Exteriores griego, Nikos Kotzias, después de que la delegación de su país mostrara reservas al texto que se trabajaba a nivel de Embajadores europeos. Fuentes diplomáticas achacaban estas reservas a la falta de coordinación entre el Gobierno saliente y el entrante. El ministro de Exteriores español, José Manuel García-Margallo, también reconocía que la no aprobación del primer texto del Consejo por parte de Grecia «se debió a un desajuste interno».

A su llegada al Consejo, el ministro griego era breve y directo. «Grecia está trabajando por la restauración de la estabilidad y la paz en Ucrania y a la vez está trabajando para prevenir el distanciamiento entre la UE y Rusia». Sobre la posibilidad de que Grecia pudiera dar un giro a la política de sanciones europeas contra Rusia respondía Margallo. «No me parece que la victoria de Syriza sea un acontecimiento tan determinante como para cambiar la posición de fuerzas en Europa (sobre Rusia)», afirmaba. El ministro llamó personalmente a su homólogo griego para desearle buena suerte en su nueva etapa. «Falta le va a hacer», añadía.

Lo acordado ayer por los ministros europeos pasará a la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que se celebrará el próximo día 12 de febrero en Bruselas, quienes tendrán que decidir sobre la aplicación o no de más sanciones económicas contra Rusia. La mayoría de los países comparten la opinión de que la Unión Europea debe mantenerse firme y endurecer su política contra Rusia a la luz de los acontecimientos actuales, aunque siempre hay voces discordantes. La más llamativa es la de Grecia, aunque Hungría siempre ha sido uno de los países cuyo mensaje se ha mostrado poco partidario de una política de sanciones. No se esconde el debate sobre la eficacia de las mismas, ya que tienen un efecto claro sobre la economía rusa, pero no tanto sobre la política del Kremlin.

Justo antes de los últimos acontecimientos en Mariupol, en Europa se hablaba de la posible flexibilización de la relación con Moscú, aunque siempre con la condición de que se respeten los acuerdos de Minsk. Rusia puede ser necesaria como aliado en otros conflictos como el de Siria o Irán o la lucha contra el terrorismo yihadista y la UE es consciente de ello. Por esta razón, Mogherini reconocía entonces incluso la necesidad de aumentar los esfuerzos diplomáticos para resolver la crisis con Moscú y poder contar con ellos en ciertas ocasiones. Pero por el momento esa posibilidad se ha perdido. De hecho, la única voz partidaria de la relajación de las sanciones a Rusia fue precisamente Grecia. El nuevo Gobierno liderado por Syriza no oculta sus simpatías hacia Moscú. La primera reunión diplomática que mantuvo el primer ministro griego, Alexis Tsipras, fue con el embajador de Rusia en Atenas. Un día después lo hizo con el representante de la legación china.Una declaración o no de cuáles son sus preferencias en política exterior. Syriza una formación de izquierda radical no sólo puede encontrar afinidades ideológicas en Rusia sino también un refugio en un periodo de confrontación con la UE por el pago de la deuda.

El conflicto, sin embargo, entre Rusia y Ucrania no deja de deteriorarse. «Si hay ofensivas militares amplias, como por ejemplo el asalto a Mariupol, tenemos que enviar un mensaje claro», advirtió ayer el ministro de Exteriores alemán, Frank Walter Steinmeier. El pasado mes de marzo, la UE impuso sus primeras medidas cohercitivas contra Rusia que afectaron a altos cargos de la administración de la península de Crimea. Desde entonces se ha ido incrementando la presión sobre Rusia para que dejase de ejercer un poder desestabilizador en la región oriental de Ucrania. Un proceso lento y no extento de divisiones pero que sigue avanzando.

Nuevo castigo a Moscú

- Prórroga hasta septiembre de las medidas adoptadas contra Rusia que tenían como fecha de caducidad el mes de marzo. Algunos países apostaban por mantenerlas todo el año, pero finalmente ha prevalecido el protocolo de ampliarlas por semestres.

- La Comisión presentará nuevos nombres de personas y empresas que añadir a la «lista negra» que tiene prohibida la entrada en la UE y además estudiará nuevas sanciones económicas, financieras y comerciales si la crisis no mejora.