Política

Silvio Berlusconi

Guerra fría en Europa: Berlusconi dispara a Merkel

«Il Cavaliere» arremete contra la canciller, a la que responsabiliza de la crisis de la UE. Berlín le advierte de que no aceptará una campaña de tintes antigermanos

Berlusconi observa a Angela Merkel, durante una reunión en Bruselas en junio de 2008
Berlusconi observa a Angela Merkel, durante una reunión en Bruselas en junio de 2008larazon

Europa mira con horror el retorno de Silvio Berlusconi. Tanto en Berlín como en Bruselas, las dos capitales donde se marca el paso del Viejo Continente, se teme que la marcha anticipada de Mario Monti y el anuncio de que «Il Cavaliere» será otra vez el líder de la derecha provoquen un empeoramiento de la crisis tanto en Italia como en el resto de la zona euro. El presidente del Parlamento Europeo, el alemán Martin Schulz, ya dejó hace tres días la diplomacia a un lado cuando advirtió de que el magnate es «lo contrario de la estabilidad». Ayer intervino directamente el Gobierno de Angela Merkel para tratar de rebajar el tono de la campaña electoral de Berlusconi, quien ha hecho de Berlín una de sus dianas. El ministro germano de Exteriores, Guido Westerwelle, dijo que su país no está dispuesto a convertirse en la víctima del populismo de «Il Cavaliere».

«Ni Alemania ni Europa son la causa de las actuales dificultades que atraviesa Italia», advirtió. Según Westerwelle, Roma ha recorrido «dos terceras partes» del camino de reformas, pero si se detiene ahora, toda Europa correría peligro. Las palabras del ministro alemán eran una respuesta a la crítica que Berlusconi hizo ayer a Monti, a quien acusó de haberse plegado demasiado a las órdenes que le dictaban desde Berlín, lo que en su opinión habría provocado que la recesión económica se haya hecho aún más profunda.

Merkel también intervino para manifestar su confianza en el buen tino de los votantes italianos cuando el próximo mes de febrero elijan a su nuevo primer ministro. «Estoy convencida de que los electores votarán de manera que Italia siga en el camino adecuado», dijo la canciller, quien aplaudió las reformas de Monti, «que han permitido un retorno de la confianza de los inversores». En la misma línea se expresó el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, quien aplaudió sin rubor a Monti («ha sido un gran primer ministro») y le agradeció los beneficios «colectivos» que la zona euro ha obtenido de su trabajo. «Espero que las políticas realizadas por el Gobierno continúen después de las elecciones, porque no hay alternativa a tener unas cuentas públicas sólidas y una economía competitiva», aseveró Van Rompuy. Sólo así Italia será capaz de mantener la «confianza» lograda por Monti durante su Gobierno.

Durante una intervención telefónica en un programa de uno de los canales televisivos de su propiedad, Berlusconi arremetió contra la canciller alemana, a la que acusó de ser la responsable de la crisis europea. También criticó el indicador que mide la confianza en un país, la prima de riesgo. «Dejémonos ya de hablar de esta estafa. De la prima de riesgo no se oía hablar hasta hace un año. ¿A quién le importa?», espetó. Sus palabras sí que debieron de importarles a los inversores, pues el diferencial de la deuda pública italiana con la alemana subió tras su andanada. Aunque cerró ayer con un descenso de siete puntos básicos, la prima de riesgo ha subido 40 desde la semana pasada. Giorgio Squinzi, líder de la patronal, Confindustria, le recordó a «Il Cavaliere» que este indicador no es baladí, pues «incide directamente en el coste de nuestra deuda pública».

La deuda pública es precisamente uno de los principales lastres de Italia, ya que supera el 126% del PIB. En 2013, el Tesoro italiano tendrá unas necesidades de financiación de más de 400.000 millones de euros; el interés que deberá pagar para recoger ese dinero de los inversores se rige por la prima de riesgo.

El Partido Popular Europeo (PPE), del que forma parte la criatura política de Berlusconi, el Pueblo de la Libertad (PDL), también se manifestó en contra de la estrategia seguida para iniciar la campaña electoral retirándole el apoyo al Ejecutivo. «Ha sido un grave error hacer caer el Gobierno de Monti. Estamos muy preocupados. El euro y la economía no se pueden permitir una política espectáculo, hace falta una política rigurosa», comentó Joseph Daul, jefe del grupo del PPE en el Parlamento Europeo. Mario Mauro, líder de los europarlamentarios del PDL, tampoco se mostró entusiasmado con el retorno de su «capo», con quien dijo que compartía «los electores, no las ideas». «Espero que a un momento de verdadera locura siga uno de asunción de responsabilidades», manifestó.

Monti, quien ayer volvió a advertir de los peligros del populismo, tiene nueve días para meditar si entra en política y se mide en las urnas con Berlusconi y con el líder de la izquierda, Pier Luigi Bersani. El 21 de diciembre, los Presupuestos de 2013 podrían estar ya aprobados, por lo que «Il Professore» presentará su dimisión al presidente de la República, Giorgio Napolitano. A continuación, podría anunciar su candidatura. Si finalmente lo hace, no le faltarán aliados. El presidente de Ferrari, Luca Cordero di Montezemolo, ha formado un nuevo partido que aspira a ser liderado por Monti. Dos formaciones centristas, la UDC de Pier Ferdinando Casini y el FLI de Gianfranco Fini, estarían encantadas de entrar en una coalición que estuviera comandada por el todavía primer ministro.

El mayor perjudicado de la candidatura del ex comisario europeo no sería Berlusconi, a quien todas las encuestas le auguran una gran derrota en las elecciones, sino el político que hasta ahora era el favorito para ganarlas, Bersani. Como sostenía ayer el diario turinés «La Stampa», tal vez la última jugada maestra de «Il Cavaliere» haya sido precisamente esa: presentarse él para obligar a hacer lo mismo a Monti y evitar así que gane la coalición de izquierdas liderada por el veterano comunista Bersani.