Política

Guerra en Siria

Guerra química antes de la conferencia de paz

Se intensifican los combates en la estratégica ciudad siria de Al Qusair, bastión de los rebeldes. Las fuerzas opositoras muestran en un vídeo gente tumbada en el suelo con máscaras de gas

Un hombre camina entre los escombros de la ciudad de Arbaeen, cerca de Damasco
Un hombre camina entre los escombros de la ciudad de Arbaeen, cerca de Damascolarazon

BEIRUT- Los combates en la estratégica ciudad fronteriza de Al Qusair se intensificaron ayer mientras al régimen de Bachar al Asad se le abría un nuevo frente: el uso de armas químicas a las puertas de la capital. Según un amplio reportaje del diario francés «Le Monde», dos enviados especiales fueron testigos de un ataque químico el pasado 13 de abril en Jobar, al norte de Damasco. Uno de sus fotógrafos había sufrido visión borrosa y dificultades respiratorias durante cuatro días después del ataque.

Además, en un vídeo colgado por redes opositoras se muestra a decenas de personas afectadas tumbadas en el suelo con máscaras de oxígeno. Las imágenes, que no han podido ser verificadas, fueron grabadas la noche del domingo en el barrio damasceno de Harasta, bajo el control de los rebeldes. El Ejército sirio golpeó los suburbios del este de la capital con bombardeos aéreos y de artillería y fuertes explosiones resonaron en Al Nabak, a 80 kilómetros al norte de Damasco, obligando a cortar la carretera en dirección a la ciudad central de Homs. El asalto a Al Qusair dirigido por las tropas sirias –apoyadas por combatientes de Hizbulá– tiene como objetivo bloquear la vía de suministros y armas desde Líbano para los rebeldes. La implicación militar de la milicia chií libanesa en Al Qusair ha aumentado los temores de una nueva guerra civil en el país vecino, después de que el domingo impactaran dos cohetes en el bastión del Partido de Dios, en el sur de Beirut, y otro fuera disparado desde Marjayoun, al sur de Líbano, hacia Israel, según medios libaneses. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, expresó su «profunda preocupación» tras las declaraciones del líder de Hizbulá, Hasan Nasrala, que admitió la participación de su movimiento en la guerra siria, y advirtió del riesgo de que el conflicto se derrame en Líbano y otros países vecinos. Ban Ki-moon instó a todos los interesados a que «cesen inmediatamente el apoyo a la violencia en Siria», en lugar de «utilizar su influencia para promover una solución política a la tragedia en Siria».

La ofensiva del Gobierno sirio en las últimas semanas se ha visto por parte de los analistas como una campaña para fortalecer la posición negociadora de Asad de cara a la conferencia internacional de paz de Ginebra, patrocinada por Estados Unidos y Rusia.

La iniciativa ofrece la primera esperanza tras casi un año de infructuosas negociaciones diplomáticas a un conflicto que ha causado más de 80.000 muertos y un éxodo de cerca de dos millones de refugiados. Damasco ha asegurado que tomará parte en las conversaciones de paz, pero la oposición, fracturada, exige previamente la salida de Asad y se mantiene sumida en disputas internas. La crisis de la oposición creció ayer después de que el Consejo Nacional Sirio, dominado por los Hermanos Musulmanes, frustrara una mayor participación del bloque liberal, encabezado por el activista de la oposición Michel Kilo, respaldado por el Gobierno de Arabia Saudí. Por otra parte, el embajador de Siria en Rusia, Riad Haddad, negó ayer una posible congelación de los suministros de armas rusos debida a una petición de Israel, en particular de los misiles antiaéreos S-300. «Todos los acuerdos suscritos entre Siria y Rusia se están cumpliendo sin cambio alguno», dijo Haddad. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, visitó recientemente Moscú para convencer al presidente ruso, Vladimir Putin, de que suspendiera las exportaciones de armas a Damasco, informa Efe.

Ayer, los rebeldes recibieron el apoyo del senador republicano John McCain, que se convirtió en el primer funcionario de alto rango de EE UU en visitar Siria desde que hace más de dos años comenzara el conflicto en el país. McCain, una de las voces del Congreso que piden más intervención estadounidense en Siria, cruzó la frontera entre Turquía y Siria. Los líderes rebeldes le pidieron que aumente su apoyo a la oposición armada y que les proporcione armamento pesado, una zona de exclusión aérea y bombardeos aéreos selectivos. También alertaron de que sus tropas se están quedando sin munición y advirtieron de que hay una creciente presencia de militares rusos en Damasco.