Fátima, Linda, Timothé, Brodie, Robert, Michael, Sean...

Muchos de los muertos eran turistas que habían acudido en familia para disfrutar de las vacaciones. Hay entre ellos originarios de Ucrania, Marruecos, Alemania, Estados Unidos, Italia, Suiza y Armenia

Fue un ataque cometido en Francia, pero muchas de las víctimas del conductor del camión eran extranjeros procedentes de al menos siete países. Niza es unas de las ciudades francesas más visitadas en verano por los turistas y muchos de ellos aprovecharon para salir al paseo marítimo para contemplar las fuegos artificiales como colofón a la Fiesta Nacional francesa, que se celebra cada 14 de julio.

El ataque fue indiscriminado y en él, además de turistas, murieron decenas de franceses y residentes locales. El fiscal que lleva la investigación, François Molins, dijo que al menos murieron diez niños, si bien matizó que esta cifra podría ser revisada al alza. Entre los 202 heridos contabilizados, más de 50 se encontraban ayer en estado grave: «Están entre la vida y la muerte», dijo el presidente François Hollande.

La identidad de los fallecidos aún no ha sido revelada por las autoridades francesas, pero se van conociendo lentamente los nombres de los primeros fallecidos gracias a la información que proporcionan los familiares a través de las redes sociales y de los testimonios recogidos por la Prensa francesa. En algunos casos también ha trascendido una pequeña parte de su historia personal, como la de Fatima Charrihi, residente francesa y madre de seis hijos, que fue una de las primeras en ser atropelladas.

Fátima se encontraba en medio de las celebraciones con sus sobrinos junto a la playa. Su hijo Hamza explicó al diario «L’Express» que su «hermano trató de salvarla, pero los médicos nos dijeron que murió en el lugar». Fátima era una madre «extraordinaria» que practicaba el «islam verdadero, no el de los terroristas», afirmó Hamza.

Igualmente trágico es el caso de Timothé Fournier, un francés de 27 años que murió cuando intentaba proteger a su esposa, embarazada de siete meses, según explicó una prima a la agencia Afp, quien reveló que gracias al empujón que Timothé le dio a su esposa ésta logró salvarse. Otro francés, Mickaël Pellegrini, de 28 años y profesor de Economía, su madre (de 55 años) y sus dos abuelos, Francisco y Christiane Locatelli, murieron en el Paseo de los Ingleses atropellados por Mohamed Lahouaiej Bouhlel, que durante dos kilómetros embistió con el camión en forma de zigzag a quienes se hallaban a su alcance.

Otra de sus víctimas fue el policía de fronteras Emmanuel Grout, de 48 años, quien había asistido, como tantos otros, con su familia a ver el espectáculo de fuegos artificiales. Su conciudadano francés Robert Marchand, presidente de un club de atletismo, también pereció en el paseo marítimo.

Desde Alemania se confirmó la muerte de un profesor y dos estudiantes de 17 y 18 años que formaban parte de un viaje de fin de curso con alumnos del colegio Paula-Fuerst, de Berlín. Una mujer italiana llamada Linda Casanova, de 54 años, natural de la localidad de Agno Ticino, también falleció en el múltiple atropello. Su marido al menos pudo salvarse.

El Departamento de Estado de Estados Unidos confirmó también la muerte de dos ciudadanos norteamericanos, Sean Copeland, de 51 años, y su hijo Brodie, de 11. El equipo de béisbol en el que jugaba el pequeño publicó ayer una foto de Brodie tomada en Niza un día antes y le dedicó unas emotivas palabras de homenaje en Facebook. Hayley Copeland, un pariente, explicó que padre e hijo se encontraban de vacaciones con el resto de la familia celebrando un cumpleaños: «Perder a un ser querido es duro en cualquier circunstancia, pero perder a un ser querido de una forma tan trágica como inesperada es insoportable».

A la espera de que las autoridades francesas ofrezcan la identificación de todas las víctimas, ayer se supo que entre los fallecidos también hay dos mujeres y un niño marroquíes, una ciudadana armenia y un ucraniano. El presidente Mariano Rajoy señaló ayer que «hasta el momento no hay víctimas españolas».

Interpol anunció el envío de un equipo a Niza –que incluye expertos antiterroristas– para ayudar en las labores de identificación de las víctimas y en la investigación criminal. Los hospitales de Niza recibieron a decenas de heridos, muchos de ellos menores de edad. El hospital infantil de la ciudad dijo haber atendido a medio centenar de niños y adolescentes y que dos de ellos murieron durante o después de la operación quirúrgica.

Stephanie Simpson, directora de comunicaciones del complejo de la Fundación Lenval, señaló que muchos de los pacientes llegaron con fracturas y lesiones de cabeza: «Algunos siguen entre la vida y la muerte», añadió en una entrevista telefónica con Ap. También señaló que hubo padres que acudieron al hospital que no podían hablar debido al impacto emocional.

Simpson explicó que el paciente más joven fue un bebé de apenas unos meses, y añadió que los psicólogos escucharon a los niños contar «cosas terribles». Da la casualidad de que este hospital infantil se encuentra a pocos metros del lugar del ataque, en el Paseo de los Ingleses, por donde el conductor aceleró el camión que acabó con la vida de decenas de inocentes. Frederic Sola, pediatra ortopédico que trabajó en la sala de urgencias la noche de la tragedia, explicó que «lo peor fue cómo llegaban los niños, la naturaleza de sus heridas, y la emoción que sentían los propios niños y sus familiares». En declaraciones a «The Guardian», el médico afirmó que entre las víctimas había varios menores musulmanes.

En apenas 18 meses, Francia se ha visto sacudida por tres masacres, lo que la convierte en uno de los países del mundo más castigados por el terrorismo en cuanto a número de víctimas, sólo por detrás de Irak.