Ataque contra «Charlie Hebdo»

«Hay que dibujar, hay que divertirse»

Entrevista con la ilustradora francesa «Louison», colaboradora del semanario «Charlie Hebdo»

«Hay que dibujar, hay que divertirse»
«Hay que dibujar, hay que divertirse»larazon

Louise ya sueña con el después. Hasta hace poco tiempo era caricaturista colaboradora de la satírica revista francesa «Charlie Hebdo», donde entregó su primer dibujo en 2010. En los últimos días, «Louison», nombre con el que firma esta dibujante parisina de 29 años, asegura estar viviendo una auténtica pesadilla. Dice que no encuentra respuestas a las preguntas que se hace pero también reconoce que, por encima de todo, guarda fuerzas para seguir dibujando. «Desde hace días la cabeza la tengo hecha un lío. Necesitaba dibujar. Es importante para el mundo que sigamos dibujando. Mi libertad de expresarme como quiera no me la va a quitar nadie».

Rodeada de curiosos, Louise dibuja el camino que han seguido sus compañeros de lápiz y papel. En el cielo, según ella, pintan ya lo que unos terroristas no les han dejado pintar en la tierra. De su bolso saca el bloc y el estuche lleno de lápices y rotuladores de todos los colores con los que homenajea a sus compañeros. Llora mientras elige el siguiente color. Llora mientras decide cuál será el próximo trazo. Llora mientras enciende una vela por cada uno de ellos y llora mientras cuelga su dibujo junto al resto de recuerdos que ha ido dejando la gente en las últimas horas.

Louise no ha vivido un camino fácil. No todos los que dibujan bien encuentran su hueco en este mundo del arte gráfico. Cuando estaba a punto de abandonar uno de los miembros del consejo de la revista le animó a seguir. «Hay que dibujar, hay que divertirse», me dijo un día Willem. Y así hasta hoy. «Todos nos conocíamos, compartíamos muchas horas, todo lo poníamos en común. A los consejos de administración de la revista Charb (director de «Charlie Hebdo») siempre acudía acompañado por dos policías. Es verdad que eso se convirtió en habitual».

En las últimas horas, distintas voces promueven el «Yo no soy Charlie» como respuesta al sentir de muchos, que se colocan tan lejos de la revista como de los asesinos.

«No hay nada que justifique lo que ha pasado en ‘Charlie Hebdo’. Nada. No existe el dibujo ni la ofensa que puedan justificar que nadie le quite la vida a nadie. Espero que los que dicen no estar con Charlie reflexionen, cambien de forma de pensar y se olviden de prejuicios absurdos. La vida y la libertad de expresión han de estar por encima de todo», asegura indignada Louise. «Cada quien es libre de pensar lo que quiera. Ellos (los dibujantes de la revista) han defendido hasta el final la libertad. He leído que aquí en Francia Jean Marie LePen, el peor político del mundo, ha promovido esto y yo le digo si él no es Charlie yo lo siento pero tampoco yo soy Jean Marie LePen», afirma ya sonriente Louise.

Habrá un antes y un después de esta semana de enero en París.

«No sé si va a cambiar algo después de la manifestación. Sí sé que los muertos estarán riéndose mucho al ver todos los tontos que se han reunido aquí por ellos», asegura Louise refiriéndose a los políticos congregados en su recuerdo y de los cuales hacían burla en muchas ocasiones. «Desde el pasado 7 de enero soy consciente de que todo ha cambiado, de que nada volverá a ser igual. Pero yo seguiré dibujando. Es el mejor homenaje que puedo hacerles. Soy feliz porque este día quedará en la memoria de todo el mundo. Los niños de 10 y 11 años recordarán“yo estuve allí”. Es muy duro todo lo que ha pasado, pero está bien que se mantenga el recuerdo».

El resto es silencio. Apenas unos cuantos coches se cruzan en esta fría mañana. Poco a poco las «rues» por las que transcurría la marcha pacífica contra el terrorismo se fueron quedando desiertas. Un corredor se dirige hasta el lugar en el que Ahmed fue brutalmente asesinado cuatro días antes de la masiva manifestación. Lleva un ramo de rosas que deposita junto a un retrato del policía francés. Se quita el gorro de lana con el que ha salido a correr y agacha la cabeza en señal de duelo por su muerte. «Je suis Ahmed», reza uno de los carteles que se esconde tras las flores. Son momentos difíciles los que dan paso a la esperanza. Los que dan la bienvenida a la paz.

La Avenida de la República respiraba desde primera hora el sentir de una jornada histórica. La Plaza de la Nación se preparaba para tan inolvidable ocasión. Las calles aledañas permanecían cortadas. La censura o la vida, es la oferta que los terroristas han dejado sobre la mesa. Difícil elección. Imposible para Louise y para los trabajadores de «Charlie Hebdo» e imposible para los cerca de cuatro millones de franceses que se echaron literalmente a las calles. Recorrieron París y recorrieron otras ciudades del país bajo el lema «Je suis Charlie». La amenaza de lluvia no impidió la normalidad de la marcha. Banderas de aquí y de allí ondearon entre el silencio y los aplausos, entre la emoción y la esperanza. Muestras espontáneas de cariño y unidad en la rue Nicolas Appert desde el pasado 7 de enero daban paso a un grito de libertad y también al Himno de la República de Francia, recorriendo desde el mediodía del 11 de enero todos los rincones de la ciudad. En el centro de Europa el día era frío y era gris. La luz, como siempre, iluminaba París. El terror era ya historia. Había estallado la paz. Neupic