París
Hollande: «La austeridad condena a Europa a la explosión»
El presidente francés apareció en la televisión para recuperar su popularidad
El presidente de Francia, François Hollande, intentó hoy recuperar la confianza perdida entre los franceses asegurando que tiene claras las líneas de su gestión y que él y su gobierno están en "orden de batalla".
El presidente de Francia, François Hollande, intentó hoy recuperar la confianza perdida entre los franceses asegurando que tiene claras las líneas de su gestión y que él y su gobierno están en "orden de batalla".
"Soy un jefe de batalla. No soy un comentarista, sino que avanzo, con un rumbo. Ese rumbo es el crecimiento. Y este debe volver. Es un elemento esencial para la cohesión social y la confianza del país en sí mismo", dijo en una entrevista concedida a la principal cadena pública, "France 2".
En un momento en que según las últimas encuestas solo un 22 por ciento de los ciudadanos le consideran un buen presidente, pidió que se le juzgue al final del quinquenio sobre el hecho de haber cumplido o no el objetivo de hacer avanzar al país, y que no se le critique por el supuesto inmovilismo de su gestión.
"Tengo la sangre fría", recalcó en esa emisión especial, que se prolongó hora y media, 30 minutos más de los previstos, y en la que solicitó que no se espere de él que cambie de rumbo "al primer aviso de tormenta".
En esa línea, y tal y como habían criticado sus opositores, la entrevista no destacó por el anuncio de nuevas medidas, sino que se centró en la necesidad de confiar en que van a surtir efecto las ya aplicadas, como el pacto de competitividad o los contratos destinados a promover el empleo entre los jóvenes.
"He puesto en marcha una política y todas las herramientas están ahí y van a ser utilizadas plenamente para alcanzar el objetivo", insistió, mostrando su confianza en que a partir de finales de año comience a invertirse la curva del paro, que en febrero rozó el récord histórico de 1997, con 3,2 millones de demandantes de empleo.
Sin querer echar la culpa a sus predecesores, Hollande mantuvo que cuando se presentó al cargo conocía la situación y no la subestimó, pero quiso recalcar que nadie sabía que la crisis iba a durar "mucho más tiempo del previsto inicialmente".
"Mi prioridad es el empleo, y mi rumbo es el crecimiento", subrayó en su discurso, consciente de que una de las críticas más insistentes es la sensación de que el Ejecutivo se dedica a sobrevivir a la situación sin hacerle frente.
Una de los pocos anuncios de la noche fue la previsión de que el impuesto del 75 por ciento para aquellos que ganen más de un millón de euros al año, lanzada como uno de los estandartes de su campaña electoral, sea asumida por las empresas en las que estos trabajen, y no por los contribuyentes.
Hollande aseguró también que en 2013 no se van a pedir esfuerzos suplementarios a los franceses, avanzó que en 2014 no se subirán más los impuestos, se mostró partidario de alargar los años de cotización, y mantuvo su intención de no llevar a Francia y a Europa por el camino de la austeridad.
La austeridad "condena a Europa a la explosión, no solo a la recesión", y, a su juicio, prolongarla conlleva no solo "el riesgo de no lograr reducir los déficit", sino también "la certeza de tener gobiernos impopulares".
Con ese pensamiento defendió el hecho de que el Gobierno no vaya a conseguir colocar el déficit en el 3% del PIB en 2013, y consideró innecesario solicitar esfuerzos suplementarios que acaben "con la esperanza de que se va a volver al crecimiento"
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