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Ilah Lofty, peregrino: «Se subían unos encima de otros para poder respirar»

Testigo directo

La Razón
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Dos graves accidentes durante la temporada de la peregrinación en La Meca ponen en interrogante las medidas de seguridad de las autoridades saudíes. La zona donde se produjo la catástrofe albergaba más de 160.000 tiendas de campaña donde los peregrinos pasaban la noche durante la peregrinación. Dos supervivientes aseguraron que comenzó cuando la ola de fieles se encontraba frente a una masa de gente que iba dirección contraria. «Vi a un peregrino que iba empujando a otro que llevaba una silla de ruedas y varias personas que tropezaban con él. Las personas se estaban subiendo las unas encima de las otras para poder respirar», afirmó Abdullah Lotfy, egipcio de 44 años. «Fue como una ola. Íbamos hacia adelante y de repente te dabas la vuelta aunque no quisieras», detalló Lotfy, que criticó el hecho de que hubiera dos flujos de peregrinos interactuando de esta manera, algo que nunca había visto. «No había ninguna organización, las autoridades saudíes no estaban preparadas para evitar esto», lamentó el peregrino egipcio.

Otro superviviente, Ismail Hamba, nigeriano de 58 años, explicó que se cayó al suelo y luego fue pisoteado por otros peregrinos que corrían en estampida. «Fue terrible», manifestó angustiado. Un testigo identificado como Nabil explicó que «algunos peregrinos insistieron en volver, después de lanzar las piedras, por el mismo camino de ida», lo que provocó el aumento del número de personas y la confusión.

El español Ahmed Amagnuy, que se encontraba haciendo la peregrinación junto a su madre, afirmó que ellos salieron del lugar de la estampida momentos antes de producirse porque fueron de madrugada a «espantar al diablo» antes de que hubiese mucha gente. «Éramos demasiadas personas, no podías moverte y además hacía mucho calor, es normal que se haya producido esta tragedia», resumió. Amagnuy se encuentra ahora en el campamento de Mina, adonde llegó la noche del miércoles describió el ambiente actual como «tranquilo» y aseguró que la gente «no está demasiado preocupada por lo que ha ocurrido». «Hablar de muerte aquí es normal, cada día acudimos a rezos por siete u ocho personas que han fallecido mientras hacían la peregrinación. En realidad es una bendición morir en La Meca, tenemos el paraíso garantizado y éste es un lugar sagrado», exclamó.