Política

Terrorismo yihadista

Infiltrados entre los inmigrantes que asaltan la valla

Mohamed Abdeselam Mohamed posando con símbolos yihadistas
Mohamed Abdeselam Mohamed posando con símbolos yihadistaslarazon

Se hacen pasar por refugiados. En el último año han entrado por Ceuta y Melilla 3.077 sirios.

Una de las vías que puede utilizar el Estado Islámico (EI) para introducir a sus militantes en los países occidentales, entre ellos España, es el de las personas que se presentan en nuestras fronteras con la apariencia de refugiados, víctimas del éxodo humanitario que ha causado el conflicto que se vive en Siria e Irak. O infiltrarse entre los que intentan entrar mediante el salto del vallado. Sólo en 2014, se produjeron 70 intentos masivos, protagonizados por 22.000 personas, de las que 2.100 lograron su objetivo.

A este respecto, medios antiterroristas recuerdan los miles de sirios (3.077 en 2014 y en lo que va de año) que entraron en España a través de la frontera de Melilla con pasaportes falsos facilitados por las mafias marroquíes que trafican con seres humanos y que fueron atendidos en el CETI (Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes).

Informes de inteligencia sobre las actividades del EI indican que trabaja en la creación de una red de infiltrados entre el personal de las líneas aéreas de países del Magreb para utilizar sus vuelos como vía de entrada hacia Europa occidental. Los destinos europeos más habituales de los yihadistas que proceden del Magreb serían Barcelona, Estocolmo y diversas ciudades de Italia.

Al principio, los yihadistas españoles reclutados por las redes de captación eran enviados a campos de entrenamiento de la cordillera de Latakia (Siria), donde recibían formación religiosa, entrenamiento militar y participaban en combates.

En este periodo, antes de la expansión del EI, se integraban en el Frente al Nusra, una franquicia de Al Qaeda, aunque con posterioridad la mayoría se pasaron al grupo que lidera Abu Bakr Al Baghdadi.

Parte de los yihadistas de origen magrebí, entre los que se encontraban algunos españoles, formaron, a comienzos del verano de 2013, un nuevo grupo denominado Harakat Sham Al-Islam que actualmente contaría con unos 700 terroristas en sus filas que combaten a las tropas del régimen sirio en la zona de Alepo.

Igualmente, otros magrebíes y españoles, que estaban integrados en la katiba (unidad de combate) Tarik Ibn Ziad, compuesta por unos 400 ó 500 terroristas, (inicialmente formaba parte de Al Nusra), se integraron también en el EI. El líder de este grupo, Abdelaziz el-Mahdali, alias «Abu Osama el Maghrebi», era el coordinador de la estructura hispano-marroquí de envío de yihadistas que operaba entre las ciudades de Ceuta (España) y Castillejos (Marruecos) y falleció en Siria a mediados de marzo de 2014.

Su muerte y las luchas entre las facciones yihadistas supuso un punto de inflexión tanto para la redes de reclutamiento, que redujeron su actividad, como para los yihadistas en Siria. De hecho, aumentó el número de retornados. No obstante, el nivel de reclutamiento se ha recuperado y es similar al de los momentos en que había más incorporaciones.

Otro dato que es motivo de preocupación entre los expertos es el de la incidencia en España de la «guerra cibernética» que desarrolla el EI y que tiene a nuestro país como uno de sus protagonistas. Incluso, en los planos territoriales exhibidos en los vídeos en los que grababan el asesinato mediante degollamiento de un occidental, aparecía siempre Al Andalus como parte del citado «Califato». Su pretensión es ocupar dichos territorios e implantar la ley islámica mediante la violencia y el terror. Además, en los últimos tiempos el EI ha difundido varios comunicados en los que sitúa a España como objetivo de sus actividades terroristas.

Por lo que respecta a los combatientes terroristas de origen español, las operaciones de las Fuerzas de Seguridad han permitido constatar la existencia en nuestro territorio de estructuras organizadas y jerarquizadas encargadas de la captación, la radicalización y el envío de operativos terroristas yihadistas a zonas en conflicto. Estas redes, junto al retorno de combatientes ya sean nacionales o de otros países (con el fin de evitar la acción de sus servicios de inteligencia), son dos de las amenazas con las que se enfrenta España.

Las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla están especialmente en el punto de mira por parte del EI. Esta elección no responde a cuestiones de azar, sino a cuestiones puramente lógicas y de acercamiento a todos los niveles a la cultura europea. Algunos de ellos son la creciente radicalización de los islamistas –sobre todo a través de las mezquitas y en casas particulares de las barriadas del Príncipe y de La Cañada, respectivamente–, la propiedad de documentación española y, por lo tanto, utilizable sin problemas en la Unión Europea, así como el conocimiento de las costumbres occidentales y del idioma español y el acceso fácil a las redes de gran capacidad de internet.