Auge populista

De la inmigracion al "Nexit": cómo Wilders se ha convertido en el primer partido en Países Bajos en 20 años

El líder ultra enarbola desde hace dos décadas su discurso xenófobo y euroescéptico en la política holandesa

Geert Wilders obtuvo una victoria masiva en las elecciones holandesas y está en la primera posición para formar la próxima coalición de gobierno y posiblemente convertirse en el próximo primer ministro de los Países Bajos. (Foto AP/Peter Dejong, archivo)
Geert Wilders promete endurecer la política migratoria y de asilo en Países BajosASSOCIATED PRESSAgencia AP

 Geert Wilders se ha convertido estos días en la gran esperanza de todos los partidos euroescépticos y eurófobos europeos que han recibido con entusiasmo su victoria en los comicios del pasado miércoles en Países Bajos.

Nacido el 6 de septiembre de 1963 en Venlo, en la provincia de Limburgo, cerca de Alemania, es el menor de cuatro hermanos de una familia católica. Él se define como agnóstico, aunque defensor de las raíces cristianas europeas. Su padre era holandés mientras su madre creció en Indonesia, aunque suele criticarse que él no hable demasiado de este último aspecto de su biografía. Su progenitor estuvo escondido de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial y durante el resto de su vida se negó a visitar Alemania.

Tras terminar la educación secundaria, el joven Wilders quiso ver mundo y decidió viajar a Israel donde estuvo trabajando como voluntario en un moshav, un tipo de comunidad rural israelí similar al Kibutz y formada por granjas agrícolas individuales. Después, aprovechó su estancia para viajar por los países árabes, donde dice que quedó espantado por la falta de democracia. De esa época proviene también su gran admiración por el Estado de Israel.

Tras su vuelta a Países Bajos, comenzó a trabajar en el sector de los seguros médicos y pronto empezó a mostrar interés por la política. Su primer trabajo en este ámbito tiene lugar como escritor de los discursos del partido liberal conservador y después es nombrado como concejal en Utrech. Parece que el punto de inflexión en su pensamiento político sucede cuando comienza a trabajar como asesor parlamentario del diputado Frits Bolkestein desde 1990 a 1998, el primer político holandés con un discurso a favor de limitar la inmigración, especialmente la de origen musulmán. Wilders no solo comparte estas ideas, sino que también aprende de su mentor cómo defenderlas. Según su hermano mayor, con el que no se habla, durante los años 80, el joven Wilders «no era claramente de izquierdas o de derechas en ese momento, ni era xenófobo. Pero estaba fascinado por el juego político, la lucha por el poder y la influencia».

Tras esta etapa, Wilders se hace con un escaño en 1998 con las siglas de los liberales e incluso llega a ser portavoz de este partido, pero decide abandonar esta formación por discrepancias sobre la pertenencia de Turquía a la Unión Europea y funda su propio fuerza política, el Partido de la Libertad (PVV), en 2004. Es entonces cuando su figura empieza a ser conocida en la política holandesa y comienza a defender de manera abierta su rechazo a la islamización de Europa. Dicen que quedó impactado por los asesinatos del líder de extrema derecha Pim Fortuyn en 2002, de cuyo pensamiento Wilders habría quedado muy influenciado, y por el del cineasta Theo van Gogh en 2004, conocido por sus parodias contra el Islam. En 2006, su partido consigue representación parlamentaria con 9 escaños y se convierte en la quinta fuerza del país, después llegó a la tercera posición e incluso la segunda. Pero nadie vaticinaba que en estos comicios iba a duplicar sus escaños y convertirse en el partido político más votado del país con 37 representantes mientras los socialdemócratas y verdes, la segunda fuerza, han tenido que conformarse con 25.

En el año 2010, apoyó a los liberales, su antiguo partido, en el primer mandato de la era de Mark Rutte, si bien no formó parte de la coalición de Gobierno. Fue precisamente su voto en contra de los presupuestos de 2012 lo que propició la caída del Gobierno y la convocatoria de las elecciones anticipadas. Desde entonces, los liberales liderados por Rutte se negaron a negociar con él y se estableció un cordón sanitario. Tras su victoria el pasado miércoles, su antiguo partido no está dispuesto a formar una coalición, aunque sí votar a su favor como un socio tolerante de de un Gobierno conservador. Una postura que puede dilatar las conversaciones para formar Ejecutivo durante meses y ha enfurecido a Wilders.

A su discurso con proclamas xenófobas y euroescépticas se le une una personalidad con ciertos tintes excéntricos. Su cabello castaño oscuro se volvió rubio al dar su salto a la política y los medios holandeses le comenzaron a comparar con Marilyn Monroe hasta que su pelo encaneció. Esta imagen llamativa y poco convencional hace que se le asemeje con otros políticos populistas como Donald Trump o Boris Johnson, lo que potencia su papel de de «outsider», aunque él siempre ha rechazado este tipo de comparaciones. Además, él siempre ha negado la etiqueta de extrema derecha y se define como un liberal de derechas que se opone al fascismo. A pesar de esto, en los últimos años ha estrechado su vínculos con otros partidos también considerados de extrema derecha como el Reagrupamiento Nacional de Le Pen, la Liga de Italia, el belga Vlaams Belang o el Partido de la libertad de Austria. Su victoria también fue saludada con euforia por el primer ministro húngaro, Viktor Orban, que ha sido expedientado por la Comisión Europea por la deriva autoritaria en la que está sumido el país.

Aunque en estas elecciones Wilders ha atemperado muchas de sus ideas en lo que parece un intento de seducir a un amplio número de votantes y poder unirse a otras fuerzas políticas, sus declaraciones siempre han sido polémicas. Ha llegado a defender la prohibición de que Países Bajos albergue mezquitas o se pueda leer el Corán y ha comparado el libro sagrado de los musulmanes con la obra escrita por Hitler, «Mein Kampf». Además, es partidario de que en los edificios públicos las mujeres no puedan cubrirse el rostro con pañuelos islámicos. También fue condenado por los tribunales, aunque sin multa, por injuriar a los musulmanes. Aunque asegura estar dispuesto a «meter muchas de estas ideas en el congelador» en relación con el Islam, tras su victoria electoral sigue defendiendo limitar la inmigración y un referéndum sobre la permanencia en la UE. A pesar de estas ideas asociadas a la extrema derecha, es un defensor de los derechos del colectivo LGTBIQ.

En el año 2004, dos sospechosos fueron detenidos por haber intentado asesinarle, lo que ha hecho que desde esta fecha haya tenido que llevar seguridad y sus movimientos hayan estado muy restringidos. Algo difícil de digerir en un país en el que hasta hace poco tiempo el primer ministro solía desplazarse en bicicleta, si bien el auge de la Mocro. la mafia de origen marroquí, ha hecho que numerosas figuras públicas hayan comenzado a llevar seguridad e incluso la heredera al trono, la princesa Amalia de Holanda, haya sufrido amenazas de secuestro. Nada extraño para Wilders que lleva soportando esta situación desde hace décadas y asegura que no la desea ni a su peor enemigo.

No se sabe demasiado de su vida personal, pero está casado desde 1992 con su mujer, Krisztina, un antigua diplomática húngara de orígenes judíos. Ahora la gran pregunta es si Wilders será primer ministro tras 13 años de la era Rutte. Si se cumple la tradición holandesa de que el líder del Ejecutivo sea el del partido más votado, debería pactar con los liberales y el partido centrista de Pieter Omtzigt llamado Nuevo Contrato Social, lo que sumaría 81 votos o incluso 88 si se une el movimiento Campesino-Ciudadano, fuerza que ha conseguido siete escaños y que comparte con Wilders su rechazo a las políticas contra el cambio climático dictadas por Bruselas. Tras la negativa de los liberales a formar Gobierno, esta posibilidad se complica, pero lo que está claro es que el discurso de Wilders seguirá marcando la política holandesa.