Irak

Irak anuncia el final de la guerra contra el Estado Islámico

«Nuestras fuerzas se han hecho con el control total de las fronteras con Siria», aseguró Al Abdadi en una comparecencia ante los medios en Bagdad.

El primer ministro iraquí, Haider al-Abadi.
El primer ministro iraquí, Haider al-Abadi.larazon

Tropas iraquíes acaban con los últimos focos islamistas en la frontera siria. EE UU promete mantener su apoyo hasta la estabilización total del país.

«Nuestras fuerzas se han hecho con el control total de las fronteras con Siria». Con estas palabras, el primer ministro iraquí, Haider Al Abadi, anunció ayer el fin de la guerra internacional contra el Estado Islámico en Irak, la más costosa y mortífera en el país desde la caída de Sadam Husein. «La victoria fue lograda gracias a la unidad de todos los iraquíes en la lucha contra un enemigo que no pensaba que veríamos este día», proclamó un Al Abadi rodeado de la plana mayor de las Fuerzas Armadas en una comparecencia ante los medios en Bagdad.

«Las fuerzas iraquíes han liberado todo el territorio de los terroristas. Los últimos terroristas en Irak han sido eliminados hoy», añadía el Ministerio de Defensa en un comunicado. Las tropas iraquíes y las milicias proiraníes de Movilización Popular le dieron el tiro de gracia al moribundo grupo yihadista tras arrebatarle ayer el último reducto que controlaba en la planicie de Al Yazira, entre las provincias de Nínive y Al Anbar. Con ello, las fuerzas iraquíes han recuperado el control de los 435 kilómetros de frontera entre los pasos de Al Walid, al oeste, y Rabia, en el norte.

En un comunicado, la coalición internacional contra el grupo yihadista, encabezada por Estados Unidos, no tardó en felicitar «al pueblo de Irak por su victoria contra el EI» y remarcó que continuarán prestándole apoyo a Bagdad «mientras se establecen las condiciones para un futuro seguro y próspero». El teniente estadounidense Brett McGurk insistió en que Washington mantendrá el respaldo a las Fuerzas de Seguridad iraquíes, a su economía y a su estabilización «para asegurar que el EI nunca podrá volver a amenazar al pueblo iraquí o usar su territorio como refugio». Destacamos la histórica victoria de hoy conscientes del trabajo que queda por hacer», concluyó McGurt en Twitter.

Aunque con la liberación total de Mosul, el pasado 10 de julio, se daba por derrotado al Estado Islámico en el país, la lucha ha continuado hasta ayer. Tres años y seis meses han durado las aspiraciones de Abu Bakar al Bagdadi de fundar un califato islámico que se llegó a extender a lo largo y ancho de Siria e Irak. Pero en apenas seis meses el EI, que dominó un tercio de Irak, se ha quedado sin un palmo de tierra. Del mismo modo ha visto menguar a pasos agigantados el territorio que controlaba desde junio de 2014 en el norte de Siria. El declive del grupo comenzó este verano con la caída de Mosul, su capital en Irak, y después Raqa, su segunda capital en Siria. Siguió la pérdida de la rica provincia petrolera de Deir Ezzor, que le fue arrebatada hace unas semanas por las fuerzas del régimen sirio.

Desde el verano, el EI ha ido perdiendo su territorio a un ritmo impensable hace apenas un año. Tras Mosul le tocó el turno en agosto a Tel Afar, en el oeste de la provincia de Nínive y le siguió en octubre la comarca de Al Hauiya, en la provincia de Kirkuk. Tras la caída de esta zona, el 5 de octubre, las fuerzas iraquíes centraron sus esfuerzos en el desierto limítrofe con Siria, donde en la otra parte de la frontera los yihadistas estaban siendo acosados por las fuerzas leales al presidente Bachar al Asad y por milicias kurdas. Tras la toma de Abu Kamal (en Deir Ezzor), el ultimo bastión fronterizo en Siria, Rusia, principal aliado de Asad, dio por terminada su misión militar en el país árabe. Así, el jueves, el Ejército ruso «cumplió» su misión en Siria y el territorio fue «liberado completamente» del EI. Con el respaldo de Moscú, las fuerzas del régimen sirio expulsaron a los yihadistas del margen occidental del río Éufrates que corta en diagonal la provincia de Deir Ezzor, mientras que las fuerzas democráticas sirias (FDS), apoyadas por EE UU, expulsaron al EI en el lado oriental.

Precisamente el periodo post-Estado Islámico se presenta lleno de desafíos para Irak. La amenaza más inmediata serán las células durmientes del EI, aún con capacidad de organizarse para llevar a cabo atentados en Bagdad y otras grandes ciudades. También tendrá que afrontar el drama de seis millones de desplazados (3.200.000 internos, según la ONU), ahora mismo alojados en campamentos abarrotados y en casas de familiares y amigos. Y como tercera gran cuenta pendiente, la reconstrucción de un país devastado por tres años y medio de conflicto.