Irán
Irak vuelve a las urnas bajo el fantasma del EI
La coalición del primer ministro Al Abadi, gran favorita pese a la lucha sectaria y la corrupción.
La coalición del primer ministro Al Abadi, gran favorita pese a la lucha sectaria y la corrupción.
- Los iraquíes votan hoy en las segundas elecciones democráticas en el país desde la retirada de las fuerzas estadounidenses en 2011 y las primeras desde la derrota del Estado Islámico (EI), aunque la violencia del grupo yihadista ha estado muy presente en la campaña electoral. A finales de abril, el grupo terrorista amenazó con atacar a candidatos y colegios, en un intento de atemorizar a los votantes y reducir la participación. Además, el panorama electoral está marcado por las divisiones sectarias y la fragmentación dentro de las facciones chiíes, suníes y kurdas. Con medio país en ruinas, a la espera de que lleguen más fondos internacionales para la reconstrucción, muchos iraquíes están más preocupados en poder regresar a sus hogares que en ir a votar hoy.
El desafío de los kurdos con el referéndum de independencia de septiembre de 2017, la necesidad de reconstruir un país devastado por la guerra contra el EI que ha conducido a una grave crisis humanitaria, la corrupción en las instituciones que ha provocado una ola de protestas en Bagdad son algunos de los factores importantes que probablemente influirán en los electores a la hora de votar. Estos comicios también serán los primeros desde 2005 para el ex primer ministro Nour Al Maliki, que se presenta con su propia coalición separada dentro del partido gobernante Dawa, lo que representa un desafío contra el primer ministro saliente, Haider Al Abadi.
Al Abadi se presenta como uno de los favoritos en estas elecciones por la derrota del EI, por haber bloqueado las aspiraciones de independencia de los kurdos iraquíes y por el resurgimiento económico gracias a la recuperación de los precios del crudo en el mercado mundial. Al Abadi también ha ganado popularidad entre la marginada comunidad suní, e incluso entre los kurdos, gracias a su plan electoral de reconciliación entre sectas que incluye la representación de candidatos kurdos en las zonas kurdas y de candidatos suníes en su lista.
Sin embargo, para que Al Abadi emerja más fuerte que antes, su coalición tendría que reunir más de cien escaños. Las otras dos principales alianzas chiíes, la de Al Maliki y el clérigo Muqtadar Al Sadr serán las grandes rivales del primer ministro en funciones. Aunque la figura de Al Maliki se ha visto erosionada en los últimos años, especialmente en 2014 con la llegada de los yihadistas del EI, y por haber promovido una política sectaria con las persecución de suníes y kurdos, ha emergido con su nueva coalición dentro del partido Dawa. Mientras que Al Maliki, en sus dos legislaturas, siempre se mostró favorable hacia Irán, el primer ministro saliente Al Abadi –con su política conciliadora– ha intentado retomar las relaciones con Arabia Saudí, lo que representa una preocupación para Teherán si sale reelegido como «premier».
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