Diplomacia
Irán y Arabia Saudí se enzarzan por el control de los lugares sagrados
La peregrinación a la Meca, que comenzará mañana y concluirá el domingo, se ha convertido en punto de fricción entre Irán y Arabia Saudí. Estas dos potencias rivales en Oriente Medio han protagonizado en los últimos días un cruce de acusaciones que ayer alcanzó niveles máximos. La guerra dialéctica comenzó después de que los peregrinos iraníes quedasen excluidos este año del viaje a La Meca. El ayatolá Alí Jamenei maldijo públicamente a la monarquía wahabí de Arabia Saudí y aseguró que «no merece gestionar» los lugares más sagrados del islam. Jamenei describió a la familia real saudí como un grupo de «pequeños y débiles demonios que tiemblan de miedo ante la idea de poner en riesgo los intereses del Gran Satanás (Estados Unidos)», y llamó al mundo musulmán a terminar con el monopolio de Riad sobre el control del «hajj» (la peregrinación).
«La vacilación y el fracaso para rescatar a los heridos fue obvia. Los asesinaron», denunció el guía supremo iraní, en referencia a la estampida gigantesca en La Meca del año pasado, que provocó la muerte de 2.300 personas, de las cuales 450 eran iraníes. La acusación estuvo secundada por el presidente iraní, Hasan Rohani, que, en un llamado sin precedentes, pidió a los países musulmanes que se coordinen para «castigar» a Riad por sus crímenes. «Los países de la región y el mundo islámico deben coordinar sus acciones para solucionar los problemas y castigar al Gobierno saudí», declaró Rohani en el consejo de ministros, en alusión a los conflictos en Irak, Siria y Yemen y a los litigios continuos entre ambos países, máximos exponentes de las ramas suní (Arabia Saudí) y chií (Irán) del islam. Este año es la primera vez en casi tres décadas que los iraníes no participan en la Peregrinación. Poco antes de la intervención de Rohani, el jefe de la diplomacia iraní, Mohamad Javad Zarif, acusó a las autoridades saudíes de «fanatismo» en respuesta al gran muftí de Arabia Saudí, que había declarado la víspera que los iraníes «no son musulmanes».
Sin embargo, parece que Irán se ha quedado solo en esta batalla, pues las monarquías árabes suníes del Golfo respaldaron ayer a Riad, acusando a Teherán de buscar «politizar» el Hash (peregrinaje). «Los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) rechazan las declaraciones sucesivas de los altos dirigentes iraníes contra el reino saudí que contienen acusaciones y alegaciones totalmente incompatibles con los valores y preceptos del islam», denunció el secretario general de la organización, Abdelatif Zayani.
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