Elecciones en Italia

Italia se juega su futuro

Bersani, del centroizquierda, parte como favorito, pero su reto será la gobernabilidad

Italia vota ya en la primera de las dos jornadas de elecciones generales que se celebran hoy y mañana y tras los que «a priori» se perfila un escenario incierto.

Italia vota ya en la primera de las dos jornadas de elecciones generales que se celebran hoy y mañana, unos comicios que fueron anticipados dos meses tras la dimisión en diciembre del primer ministro, Mario Monti, y tras los que "a priori"se perfila un escenario algo incierto.

Los colegios electorales abrieron sus puertas a las 08.00 hora local (07.00 GMT) para permitir el voto hasta las 22.00 horas (21.00 GMT) de los algo más de 47 millones de personas que están llamadas a las urnas este domingo y lunes, cuando además de los legislativos, se celebran también comicios regionales en Lacio, Lombardía y Molise.

Esos más de 47 millones son los electores mayores de 18 años que podrán votar a los 630 miembros de la Cámara de los Diputados (Baja), pues solo quienes tengan al menos 25 años (más de 43 millones) podrán elegir a los 315 senadores que ocuparán la Cámara Alta junto a 5 miembros vitalicios, incluyendo al presidente de la República, Giorgio Napolitano, una vez que expire su mandato en mayo.

Al voto de los millones de personas que acudirán a los colegios electorales hoy y mañana habrá que sumar en el recuento el de los algo más de 3,5 millones de italianos residentes en el extranjero, que ya han ejercido su sufragio por correo enviado a sus consulados.

Los italianos residentes en el extranjero cuentan con una circunscripción propia, que elige a 12 diputados y 6 senadores, mediante un sistema electoral, el vigente en Italia, de tipo proporcional con premio de mayoría y distintas barreras con un porcentaje mínimo de votos para obtener acceso a cada Cámara.

Este sistema electoral, denominado "porcellum"por sus propios promotores, propicia la incertidumbre que se cierne ante un posible país ingobernable a partir de estas elecciones, pues la mayoría que los sondeos atribuyen a la coalición de centroizquierda de Pierluigi Bersani en la Cámara Baja está en cuestión en el Senado.

El actual sistema electoral italiano, que finalmente no pudo ser reformado antes de concluir la legislatura, permite a la coalición ganadora en cada región para el Senado atribuirse el 55 % de los escaños de esa zona, por lo que es importante, sobre todo, el voto de la populosa Lombardía, habitual caladero de votos del centroderecha, liderado de nuevo por Silvio Berlusconi.

Con la prohibición de sondeos que impone la ley desde hace quince días y el 30 % de indecisos que se calcula, el final de la campaña electoral llegó con una ausencia de referencias y certezas públicas que ha inquietado al parqué bursátil milanés, según los analistas.

Sólo dos países del mundo han tenido un crecimiento económico más escaso que el de Italia desde el año 2001. El primero es Zimbabwe, el coto privado de uno de los más terribles y sanguinarios dictadores vivos, Robert Mugabe. El otro es Haití, una de esas naciones donde es posible encontrar males de todo tipo: terremotos y otras catástrofes naturales, corrupción, violencia... ¿Qué le ha pasado a Italia, miembro del G-8, cuna de la cultura occidental y, en definitiva, uno de los países grandes del mundo, para codearse en las clasificaciones del Banco Mundial con estos estados fallidos?

Aunque la responsabilidad de lo sucedido no recae sólo en los gobiernos que se han sucedido desde entonces, es evidente que buena parte de la culpa es de ellos. Es, por tanto, de Silvio Berlusconi, primer ministro durante nueve de los últimos doce años. Los italianos parecen hoy más conscientes que nunca de esta realidad. Eso reflejan las encuestas, según las cuales «Il Cavaliere» afrontaría las elecciones de hoy y manaña en su momento más débil: nunca ha tenido tan pocas posibilidades de vencer. Su partido, el Pueblo de la Libertad (PDL), podría perder la mitad de los votos que obtuvo en 2008 y quedar relegado a tercera formación política del país. Berlusconi ya no corre para ganar, sólo para mantener una representación del PDL en el Parlamento que le permita defender mejor sus intereses empresariales y judiciales.

El previsible vencedor de los comicios será el Partido Democrático (PD), formación izquierdista nacida de la unión de los ex comunistas de Demócratas de Izquierda y de los católicos centristas de La Margarita. Su líder, Pierluigi Bersani, llega a la cita con las urnas con el impulso que le dio su amplia victoria en las multitudinarias primarias celebradas por el PD el pasado diciembre. El rumbo político del país no dará un vuelco si llega a ser primer ministro Bersani, quien ha apoyado sin apenas fisuras a Mario Monti durante el tiempo que ha durado el Gobierno técnico. El PD seguirá con las reformas y el rigor impulsados por «Il Professore», aunque aprobará medidas para estimular la economía y mejorar la protección social de los más desfavorecidos.

Votar en medio de la debacle

El principal problema de Bersani será lograr la estabilidad. Salvo sorpresa, deberá tejer alianzas que le permitan formar gobierno. A un lado tiene a la coalición centrista liderada por Monti, en la que tienen cabida el democristiano Pierferdinando Casini y algunos ex «berlusconianos». En el otro extremo, a Nichi Vendola, gobernador regional de Apulia y líder de la formación Izquierda, Ecología y Libertad. El PD asegura que intentará pactar con los dos polos a la vez, lo que puede suponer una mezcla explosiva que tenga el mismo final que la coalición de once partidos liderada por Romano Prodi en 2006. Estalló dos años después por las luchas intestinas. Son muchos los analistas que recuerdan este precedente y apuestan por una legislatura corta. La llave de la gobernabilidad podría tenerla Monti. Para ello debería lograr algo más del 15% de los votos, como pronostican los sondeos. Tendría así la representación parlamentaria que le haría falta al PD para alcanzar la mayoría. La duda está en el precio que «Il Professore» pondrá a su apoyo. ¿Le exigirá a Bersani el cargo de primer ministro? Muchos en Italia creen que será así. Bersani, que no ve la hora de llegar al poder, podría decirle que no y arriesgarse con un Gobierno en minoría para el que precisaría de pactos puntuales con las otras formaciones.

Fuera de estos juegos políticos queda el Movimiento 5 Estrellas (M5E), las listas ciudadanas lideradas por el cómico Beppe Grillo. Una de las grandes incógnitas de los comicios es saber si transformará en votos todo el apoyo que los sondeos le vaticinan. Si es así, Grillo habrá consumado la primera parte de una revolución política cuyas consecuencias son aún difíciles de medir. Habrá que seguir con atención cómo es el trabajo parlamentario de los denominados «indignados» italianos y si consigue consolidarse con el tiempo o se disuelve como un azucarillo tan pronto como Italia recupere la senda de la prosperidad.

Las miradas puestas en el Quirinale

El resultado de las elecciones legislativas que se celebran hoy y mañana en Italia será decisivo también para la jefatura del Estado. El presidente de la República, Giorgio Napolitano, acaba su mandato en primavera, y son las Cámaras las que han de votar a su sucesor. El mejor colocado para llegar al Palacio del Quirinale es el primer ministro saliente, Mario Monti, aunque su entrada en política le ha hecho perder apoyos. También es aspirante Emma Bonnino, ex comisaria europea y miembro del Partido Radical. Sería la primera jefa del Estado.