Colombia

Iván Duque: «No me siento el candidato favorito de Uribe»

El senador colombiano y precandidato del uribismo a las elecciones presidenciales promete revisar los acuerdos de paz si gana en 2018

El senador colombiano Iván Duque
El senador colombiano Iván Duquelarazon

El senador Iván Duque (Bogotá, 1976) es uno de los precandidatos del Centro Democrático para las elecciones presidenciales de Colombia de 2018. Muchos le sitúan como el favorito de Álvaro Uribe, el ex presidente y fundador del partido; otros aseguran que representa la cara amable y moderna de la derecha colombiana, un aspirante joven y mediático, con capacidad de diálogo. En esta entrevista telefónica con LA RAZÓN, Duque asegura que los acuerdos de paz con las FARC necesitan retoques en lo sustancial, pero también pone el acento en la corrupción y la necesidad de cambiar el enfoque económico de Colombia.

-¿Las elecciones se van a convertir en un segundo referéndum sobre el acuerdo de paz?

-Las elecciones tienen que ser un contraste entre ese viejo país de la politiquería, de la corrupción, de los matrimonios clientelares por conveniencia, de los gobiernos alejados del sentimiento popular que derrocharon los recursos de la bonanza petrolera, y una apuesta por el verdadero cambio de una nueva generación que dé al país el mensaje de que el imperio de la ley triunfará sobre el crimen. Las elecciones tiene que servir para que podamos soñar con un país donde la tecnología, la innovación, la transformación productiva, el desarrollo agroindustrial y las industrias creativas nos sirvan para desarrollar equidad y mejores ingresos.

-¿Por qué cree usted que es mejor precandidato que Carlos Holmes Trujillo y Óscar Iván Zuluaga, los otros dos contendientes del Centro Democrático?

-A mí no me gusta descalificar a mis compañeros. Nosotros estamos proponiendo al país una senda muy clara de recuperación económica, queremos mejorar la calidad del gasto social y mantener una lucha frontal contra la corrupción. El mío es un discurso donde todos los colombianos podemos caber y donde podemos seguir manteniendo absoluta firmeza en la seguridad, al mismo tiempo que le damos oportunidades para el desarrollo empresarial y la creación de empleos formales.

-¿Cómo cree que debe elegir el Centro Democrático al candidato presidencial?

-El candidato debería elegirse a través del más democrático de los mecanismos, que es una consulta popular abierta en la que puedan participar todos los ciudadanos.

-¿Cuándo se decide el candidato?

-Yo espero que tanto el mecanismo como la fecha lo podamos decidir antes de terminar el primer semestre del año.

-¿Cuál cree que debería ser el papel de Uribe en la elección del candidato del Centro Democrático?

-Yo espero que el presidente Uribe, que es un demócrata, acompañe el mecanismo que se escoja. El liderazgo de Uribe será un orientador del futuro de nuestro partido.

-Dicen que usted es el candidato favorito de Uribe...

-No me siento el candidato favorito de Uribe ni de nadie. Yo trabajo todos los días muy duro para ganarme el afecto y el compromiso de todos los colombianos.

-¿Cuál es su mayor fortaleza?

-He demostrado que tengo la solvencia y la claridad sobre lo que sería un modelo económico colombiano, acompañado con la legitimidad de estar representando a una generación que está realizando grandes cambios a nivel internacional y en el territorio colombiano, una generación que cree mucho más en la cooperación que en las jerarquías.

-¿Sería leal al ideario de Uribe si algún día llega a gobernar Colombia o seguirá un camino propio?

-Nuestro partido y nuestra propuesta se ha construido sobre el legado del presidente Uribe. Él ha alentado la creación del Centro Democrático. Siempre hay que reconocer los aportes que han hecho el presidente Uribe y muchas otras personas más. Y yo lo que espero hacer es construir sobre su legado y traer propuestas nuevas al país, adecuar y modernizar muchos elementos de nuestro discurso y propuestas de temas que cada vez atañen más a la sociedad.

-¿Qué alianzas ve después de las elecciones?

-Lo más importante es que las coaliciones se hagan sobre principios y programas y no solamente matrimonios de conveniencia por cálculo político.

-En Colombia, el Congreso acaba de aprobar la ley de Justicia Transicional que deberá juzgar a los criminales del conflicto de las FARC. ¿Es optimista?

-Tengo muchos reparos porque tiene varias características negativas. Primero, esa jurisdicción va a poder crear tipos penales. Segundo, la Procuraduría General como instrumento para proteger a los ciudadanos sólo podrá participar si es invitada por un juez. Tercero, la acción de tutela se debilita en esa jurisdicción. Cuarto, quienes hayan cometido crímenes de lesa humanidad por parte de las FARC no sólo tendrán derechos políticos de manera automática -aunque sean condenados a penas transicionales- sino que no habrá penas de prisión para los máximos responsables de delitos que digan la verdad. Se mire como se mire, la justicia transicional es un instrumento de impunidad.

-Si ganara la presidencia en 2018, ¿qué cambios haría en el proceso de paz?

-Todo lo que tenga carácter humanitario, para facilitar el desarme y la reinserción en la base de las FARC, debe continuar, pero haremos cambios tan importantes como, primero, que el narcotráfico no sea un delito amnistiable. Segundo, velaremos para que si hay arsenales ocultos de la FARC o dinero que no ha sido entregado para reparar a las víctimas pediremos que los cabecillas pierdan los beneficios del acuerdo. Tercero, promoveremos que la erradicación de cultivos ilícitos sea obligatoria y no voluntaria. Y haremos todas las reformas necesarias para que la justicia especial no termine siendo un premio a la criminalidad.

-Humberto de la Calle ha dicho que sería un error histórico dar marcha atrás a alguno de esos asuntos.

-Sería un error histórico que el estado colombiano renunciara a las herramientas que tiene para corregir todo aquello que no vaya en función del interés nacional.

-¿Colombia es ahora un país más dividido?

-El Gobierno de Santos cometió un gran error al dividir entre amigos y enemigos de la paz. Todos los colombianos queremos la paz, pero un sector muy importante que se pronunció en las urnas el pasado mes de octubre pidió que la construcción de la paz se hiciera sin impunidad. Desafortunadamente, existen elementos de impunidad que pueden poner en riesgo la institucionalidad del país.

-¿Cree que quedarán reductos de las FARC tras el desarme?

-Los cabecillas de las FARC han dicho que ellos no se van a desmovilizar sino que se van a movilizar políticamente. Si hay personas que quieren participar en democracia y que simpaticen con esa organización, bienvenidas sean, pero lo que nosotros debemos garantizar como país es que esa participación no será teniendo un pie en la criminalidad ni en el narcotráfico, ni mucho menos teniendo personal armado. Y obviamente buscando que quienes han cometido los peores crímenes no puedan tener derecho a participación política hasta que no cumplan sus deudas con la justicia.

-Si las FARC abandonan el narcotráfico, ¿quién puede ocupar ese espacio?

-Lo que hay que evitar es que lo ocupen otros, y eso implica que el Gobierno no puede sacrificar las herramientas de carácter tanto disuasivo como ofensivo. El Gobierno tiene que mantener una política de seguridad donde las Fuerzas Armadas tengan el control del territorio y puedan impedir que el narcotráfico siga creciendo. Es muy preocupante que en los últimos tres años, durante el Gobierno de Santos, el área sembrada de cultivos ilícitos pasara de menos de 60.000 hectáreas a estar por encima de 180.000 hectáreas.

-¿Qué le parece la postura de España apoyando en todo momento el proceso de paz?

-Tengo todo el respeto por el presidente Rajoy. España ha tenido una política de Estado apoyando siempre a Colombia. Ha sido un gran aliado de nuestro país, y espero que siempre haya una valoración y un juicio analítico de los riesgos en los que se puede caer en Colombia por los errores que se han cometido en estos acuerdos. Espero que siempre que tengamos la cooperación para que España también respalde a Colombia y al Gobierno que llegue en el 2018 para hacer todas las modificaciones y correcciones de fondo que se necesiten en aras de garantizar la protección de la vida de todos los colombianos.

-¿Cuántos años hace falta para cerrar las heridas de la violencia en Colombia?

-Para cerrar las heridas de la violencia, lo primero que tenemos que hacer es no relativizar la justicia. Debemos pasar la página de la impunidad y tener un sistema en el que los homicidios no se relativicen según la ideología que los perpetra. Hay que acompañar la provisión de los servicios sociales por todo el territorio con una gran conciencia colectiva de cultura ciudadana, y empezar a sembrar una semilla de rechazo categórico a la violencia como mecanismo de expresión y de resolución de las diferencias.

-Parece que Odebrecht financió la campaña de Santos. ¿Financió también la campaña de Óscar Ivan Zuluaga en 2014?

-En estos momentos, las autoridades electorales en Colombia están haciendo todas las investigaciones de manera exhaustiva. Espero que esas investigaciones se adelanten a profundidad bajo el entendido de que en Colombia está prohibido que las campañas presidenciales reciban recursos de empresas y de extranjeros.