Política

Argentina

Kirchner, en apuros tras la muerte de un fiscal crítico

Nisman acusó a la presidenta argentina de encubrir a Irán del ataque antisemita de 1994

Su padre biológico, Christian Dupuy, reclamaba la custodia del niño desde agosto del 2020 IMAGEN DE ARCHIVO
Su padre biológico, Christian Dupuy, reclamaba la custodia del niño desde agosto del 2020 IMAGEN DE ARCHIVOlarazon

«Con esto me juego la vida». Estas fueron las palabras que el fiscal Alberto Nisman dijo a sus allegados días antes de su muerte. Palabras que se convertían en una profecía maldita cuando ayer su cuerpo era hallado sin vida en el baño de su vivienda. El cadáver de Nisman fue encontrado el domingo por la noche por su madre, en su casa de Puerto Madero. En su escritorio se encontraban los papeles de su investigación sobre el atentado de 1994 contra la Asociación Mutual Israelí Argentina –en la que murieron 85 personas– y la supuesta autoría del mismo por parte de Irán. En sus papeles se hacía referencia a un plan para encubrir a los acusados del peor acto terrorista de la historia de Argentina. Hasta el momento, se desconoce si algún tipo de documento fue sustraído.

Nisman había trabajado todo el sábado en esos papeles. Conocía al detalle la denuncia que preparó durante dos años, pero no quería que el azar fuera a desperdiciar la oportunidad que tenía de contar ayer ante el Congreso la información que tenía en su poder: escuchas telefónicas. La vista programada a puerta cerrada nunca se produjo. «Estoy hasta arriba de trabajo, ordenando papeles. No sabes lo que es esto. Todavía no sé si son preguntas o tengo que exponer primero», repetía a sus allegados cada vez que lo interrumpían el sábado. «No quiero que se arme un ‘show’. No quiero que el martes la portada de los diarios sea que la exposición fue un escándalo, sino que sea lo que tengo para contar, que es muchísimo». El fiscal temía que su exposición se viera boicoteada por alguna jugada extraña. Transmitía nervios e impaciencia. Quería que fuera lunes. Por eso concretó su vuelta y presentó ante la Justicia federal el escrito con la acusación por encubrimiento a los responsables del ataque terrorista a la AMIA que alcanza, entre otros, a la presidenta Cristina Kirchner y al ministro de Asuntos Exteriores, Héctor Timerman.

En esa misma conversación, Nisman aceptó una oferta de su colega para guardar en una caja de seguridad los 330 CD con escuchas del dirigente de la colectividad iraní Jorge Khalil y otros documentos en los que se basa su acusación de encubrimiento a favor de los cinco sospechosos iraníes de ser los «cerebros» del atentado de 1994.

En el caso de Nisman, no supone la muerte de un testigo, sino lo que es peor, la desaparición de un fiscal denunciante. Aunque tampoco es la primera en los recientes escándalos judiciales de Argentina. La causa por la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia dejó el suicidio de un sospechoso, el capitán Jorge Estrada, uno de los traficantes involucrados en la maniobra por la cual fue condenado Carlos Menem, así como una misteriosa muerte «accidental» de Lourdes Di Natale, ex secretaria de Emir Yoma y testigo clave en el caso. Lo ocurrido en el expediente IBM-Nación, también en la época de Menem, condujo al misterioso ahorcamiento de Marcelo Cattáneo, hermano de un funcionario. Estos casos llevaron a reforzar el programa de protección de testigos judiciales.

Nisman, que llevaba un fuerte dispositivo de escoltas para protegerle de posibles ataques, rechazó la oferta de la Fiscal General, Alejandra Gils Carbó, de reforzar su custodia esta última semana. Pero lo cierto es que estaba prácticamente solo frente a un Gobierno que lo trató de mentiroso por sus acusaciones.

Por su parte, la presidenta argentina, Cristina Fernández, a quien ahora se dirigen todas la miradas sobre cómo procederá con el caso, autorizó ayer desclasificar el material de inteligencia que utilizó el fiscal para denunciar a la mandataria por presunto encubrimiento de terroristas y revelar la identidad de los espías también acusados. El líder del opositor Frente Renovador, Sergio Massa, exigió a las autoridades que investigan esta muerte «con la misma intensidad» que el ataque terrorista. El diputado de la Unión Cívica Radical y ex vicepresidente Julio Cobos afirmó que «todos estamos esperando las palabras de la presidenta», quien optó por el silencio.

Por su parte, el juez federal Ariel Lijo dispuso medidas urgentes para resguardar las pruebas vinculadas a las escuchas telefónicas que corroborarían las acusaciones del fiscal que nunca pudo exponer ante el congreso. Hasta el 31 de enero será el fiscal Alerto Gentili quien reemplazará a Nisman en la causa.

Cuando Teherán atacó a Argentina

1994: golpe a la comunidad judía

El 18 de julio de 1994, Buenos Aires sufrió uno de sus peores ataques terroristas. La Asociación Mutual Israelí Argentina (AMIA) fue el objetivo de un atentado en el que murieron 85 personas y más de 300 resultaron heridas. Según la investigación, fue el régimen iraní el que ideó este ataque después de que el Gobierno argentino decidiera suspender la transferencia de tecnología nuclear a la República Islámica. Fue la milicia chií de Hizbulá la que habría ejecutado el atentado antisemita en un país donde se encuentra la comunidad judía más numerosa de Iberoamérica y la quinta mayor del mundo. En 2006, Nisman ordenó la busca y captura contra cinco ex altos cargos del Gobierno iraní.