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La Casa Blanca vuelve a mirar al Sur

El secretario de Defensa, James Mattis, inicia en Brasil una gira para «fortalecer alianzas»

James Mattis y el ministro brasileño de Exteriores, Aloysio Nunes, ayer en el Palacio Itamaraty, en Brasilia/Foto: Reuters
James Mattis y el ministro brasileño de Exteriores, Aloysio Nunes, ayer en el Palacio Itamaraty, en Brasilia/Foto: Reuterslarazon

El secretario de Defensa, James Mattis, inicia en Brasil una gira para «fortalecer alianzas»

Arrancó ayer sin excesiva publicidad el crucial viaje oficial del secretario de Defensa de EE UU, el ex general James N. Mattis, a Suramérica. Un periplo milimétricamente pautado. Que debiera servir como lanzadera de una nueva fase en unas relaciones que no atraviesan su mejor momento. Con la Casa Blanca acuciada por los conflictos con algunos de los socios tradicionales, incluida la Unión Europea, Canadá y México. En mitad del periodo de eléctrica calma que antecede a las decisivas elecciones del próximo otoño, en las que casi nunca ha influido en exceso la agenda internacional del gobierno de turno, pero que podrían beneficiarse de un clima menos reactivo contra una presidencia en permanente estado de acoso y derribo.

Así pues el viaje de Mattis está dividido en cuatro fases. Arrancó en Brasil y continuará por Argentina, Chile y, finalmente, Colombia. En Brasil se reunió ayer con los ministros de Defensa, Joaquim Silva e Luna, y de Asuntos Exteriores, Aloysio Nunes. En su próxima parada, Mattis tenía previsto visitar Río de Janeiro. Como señalaba Carlo Muñoz en «The Washington Post», la oportunidad resulta clave: hace apenas una semana del extraño intento de asesinato del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Al tiempo que la situación se enquista en la convulsa y desangrada Nicaragua de Ortega. No cabe duda de que la volátil situación venezolana, con miles de ciudadanos tratando de entrar en Brasil, será uno de los asuntos estrella.

Por no hablar de la creciente influencia en Suramérica de China y Rusia. De los intentos del primero de estos países por profundizar en sus relaciones con el Cono Sur, Mattis opina que tiene mucho que ver con sus intereses comerciales. Son políticas, de alguna forma, que pivotan en una órbita de naturaleza económica. Eso sí, respecto a la enorme deuda que Venezuela y otros países estarían contrayendo con el gigante chino, Mattis considera que «hay más de una forma de perder la soberanía en este mundo. No es solo por la vía de las bayonetas. También puede gracias a países que vienen con regalos y grandes préstamos... Acumulando deudas masivas en países que saben que no podrán pagar».

El caso ruso, en cambio, resulta más preocupante, pues el papel de Moscú pasa «específicamente por debilitar los intereses de seguridad nacional de EE UU». Una alusión muy poco velada al papel eminentemente agresivo que la Rusia de Putin habría jugado con relación a Estados Unidos en los últimos años, y que no acaba, ni de lejos, en los evidentes esfuerzos con desestabilizar el aparato mediático estadounidense para influir en la campaña presidencial de 2016. Que acabó, y ahí Mattis tiene difícil abundar, con el triunfo del candidato teóricamente favorecido por un Kremlin que siempre desconfió de Hillary Clinton.

En un comunicado del Departamento de Estado se explica que el viaje debería de servir para «evaluar las relaciones militares entre EE UU y sus socios suramericanos». Preguntado por los periodistas que lo acompañan, Mattis explicó que «estamos buscando expandir las alianzas allí donde sea mutuamente beneficioso (...) Vemos a América Latina como nuestro vecino. Algunas personas dicen que no le prestamos mucha atención. Ese no es, ciertamente, el caso en el Ejército. No verán allí grandes instalaciones militares nuestras, pues la naturaleza de la relación no lo requiere. Trabajamos juntos en una gran cantidad de cuestiones, y las cuestiones militares son simplemente uno de tantas».

Antes que el secretario de Estado ya han visitado la región el vicepresidente, Mike Pence, y más recientemente el Jefe de Operaciones de la Armada de Estados Unidos, el almirante John Richardson. Entrevistado por el medio Voice of Americas (VOA), el militar comentó que su país aspira a ser «ese socio estable, constante y comprometido que estará a su lado cuando caigan las fichas». En su opinión, «la estabilidad que proporcionan estas relaciones», abundó entonces, «ofrece de paso una gran flexibilidad en el campo diplomático y económico».