Hugo Chávez
La columna vertebral chavista
Un Ejército muy ideologizado está llamado a jugar un papel esencial. Existen tres bloques: los oficialistas, los unionistas y los institucionalistas
En Venezuela, como en Cuba, el futuro político pasa por las Fuerzas Armadas. Y como en La Habana, en Caracas todos son especulaciones en torno a la unidad o no del ejército en torno al gobierno de Hugo Chávez, su compromiso con el ideario chavista y las pugnas y fracciones internas.
Por otro lado, es la hora del vicepresidente, Nicolás Maduro, que tras su retorcida interpretación de la Constitución, apartó del poder al presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, uno de los hombres fuertes de ejército. Los militares callan y cierran filas en torno al delfín de Hugo Chávez, pero también lo vigilan.
Un aspecto menos valorado del resultado electoral de las elecciones regionales venezolanas es la gran presencia de militares, especialmente de militares golpistas que acompañaron a Chávez en su aventura antidemocrática de 1992, entre los candidatos a gobernadores por el bolivarianismo gobernante. De las 20 gobernaciones ganadas por el oficialismo, 11 están en manos militares.
Destacan los cuatro últimos ex ministros de Defensa (los generales Ramón Carrizales, Jorge García Carneiro, Henry Rangel Silva y Carlos Mata Figueroa). De este modo los militares acumulan un mayor poder en la lucha que se abre por el control del partido y del gobierno en lo que ya comienza a ser el postchavismo. De ahí que la pregunta acerca de qué ha sido de la tradicional izquierda latinoamericana, antimilitarista y anticlerical, sea totalmente pertinente.
La segunda certeza es que las Fuerzas Armadas venezolanas, debido al proceso de politización al que se han visto sometidas sobre todo desde 1999, no están unidas y presentan profundas diferencias.
El analista Julio Vivas asegura A LA RAZÓN que según sus "investigaciones las Fuerzas Armadas Nacionales se encuentran divididas. Esto no es un secreto para todos. Existen un 40 por cientos de oficiales de alto mando orientados hacia la visión oficialista, un 20 por ciento orientados y manejados por el pasado , es decir, la oscuridad de la farsa de la unidad y un 40 por ciento tienen una visión institucionalista".
Sobre esas divisiones es adonde apuntan los movimientos de militares retirados (antichavistas) que denunciaban en un texto la penetración cubana en Venezuela.
Los chavistas
Está claro que existe un núcleo duro chavista dentro de las Fuerzas Armadas que en esta coyuntura está representado por el flamante Ministro de Defensa, almirante Diego Molero Bellavia, quien maneja con soltura y asiduidad un discurso poco institucional, muy chavista e ideologizado.
Este caso de militar ideologizado y comprometido con el régimen no es una excepción. Basta recordar las palabras del general Rangel Silva en 2010 quien dijo que el ejército no aceptaría una victoria de la oposición en las elecciones presidenciales de Venezuela de 2012 pues para este general, el ejército venezolano "no tiene lealtades a medias sino completas hacia un pueblo, un proyecto de vida y un Comandante en Jefe. Nos casamos con este proyecto de país..."
Los cabellistas
La Promoción de Diosdado Cabello es la que está en estos momento mejor situada en las Fuerzas Armadas. De los últimos 42 ascensos oficializados por el presidente Hugo Chávez, 36 fueron compañeros de promoción de Diosdado Cabello que se convirtió, en la promoción más comprometida en los hechos de 1992 (el golpe de Estadode Hugo Chávez contra Carlos Andrés Pérez), cuyos integrantes para el momento del 4F eran apenas tenientes, liderados por Diosdado Cabello, quien era el segundo en el cuadro de honor.
En definitiva, Venezuela se acerca, parece, a un escenario sin Hugo Chávez en el que el ejército jugará un rol trascendental, pero es un ejército ideologizado, y fraccionado con la líneas divisorias poco claras y muy cambiantes. Es posible que los discursos digan una cosa y el pensamiento de los protagonistas otras muy distintas. Y sobre todo, los militares venezolanos son constitucionalistas, pero no tanto.
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