Elecciones en Alemania
Los bávaros castigan el giro xenófobo de los socios de Merkel
La CSU pierde la mayoría absoluta tras lograr el peor resultado en más de 60 años. Los ultras entran en el Parlamento y superan a los socialdemócratas, relegados a la quinta posición al perder la mitad de sus votos.
La CSU pierde la mayoría absoluta tras lograr el peor resultado en más de 60 años. Los ultras entran en el Parlamento y superan a los socialdemócratas, relegados a la quinta posición al perder la mitad de sus votos.
Y volvió a pasar. Por segunda vez en diez años, el socio de Angela Merkel, la Unión Socialcristiana (CSU), perdió ayer la mayoría absoluta en las elecciones de Baviera. Solo que esta vez fue mucho peor que la anterior. En 2008, la pérdida de votos se solventó con soltura cinco años después, pero ahora nadie sabe qué consecuencias podrá traer esta debacle, aunque todos coinciden que sus repercusiones serán palpables en Baviera y en el resto de Alemania.
La CSU se alzó con un 37,4% de los votos, lo que es, a todos los efectos, un severo revés político. «No hemos conseguido un buen resultado y aceptamos lo ocurrido con humildad», declaró el primer ministro de Baviera y líder regional de la CSU, Markus Söder, cuyo partido se mantuvo como primera fuerza política, aunque tendrá que gobernar en coalición. Por el contrario, y tal y como se esperaba, la formación xenófoba y populista Alternativa para Alemania (AfD) consiguió representación por primera vez en el Parlamento bávaro con un 10,2% de los votos, de forma que a partir de ahora contará con representación en todos los parlamentos estatales excepto en el de Hesse, donde probablemente lo consiga en las elecciones que tendrán lugar el 28 de octubre.
Los Verdes, los ganadores morales de las urnas, se convierten en la segunda fuerza política, al alzarse con el 17,8% de los votos. La lista de los Electores Libres (FW) obtuvo un 11,5% de los votos. El Partido Socialdemócrata (SPD) se hizo con un humillante 9,6% y el Partido Liberal (FPD) con un 5%.
Con los datos sobre la mesa, es momento ahora de hacer análisis y toda la prensa alemana coincidió en asegurar que, en primer lugar, la estrategia anti AfD defendida por la CSU fracasó. Una maniobra que estuvo orquestada por el líder nacional del partido y ministro del Interior, Horst Seehofer, que trató de encauzar a la formación hacia una posición cercana a la extrema derecha con el objetivo de atraer a los votantes seducidos por AfD. No funcionó y Söder, lejos de reconducir las intenciones de Seehofer, impulsó una tendencia que finalmente obró a favor del partido populista. Tampoco fue acertada la táctica con la que Söder quiso enarbolar los estereotipos patrióticos o los éxitos de la política estatal bávara sin escuchar, en ningún momento, aquellas voces que incluso dentro del partido exigían una modernización de todas las esferas de la formación. Ahora, con un resultado por debajo del 40% por primera vez desde 1954, la CSU necesitará de un socio de coalición o incluso de nuevos líderes, como ya se escucha dentro del partido.
En esta línea, y al margen de la sacudida a escala de Baviera, los resultados son un golpe para la Gran Coalición que lidera Merkel, que se selló en marzo tras un trabajoso proceso negociador y cuya gestión de Gobierno ha estado lastrada por sucesivas crisis. El principal motor de los disensos ha sido Seehofer, quien profesa una manifiesta antipatía hacia la canciller y, en repetidas ocasiones, la amenazó con romper la coalición entre exigencias de dar un giro derechista a su política. Las diferencias se extienden asimismo dentro de la CSU, por la asimismo conocida rivalidad interna entre el líder del partido y Söder. Una hostilidad que como era previsible tuvo su reflejo en las urnas.
Pero hay más y, tal y como sugirió la revista «Der Spiegel», en la derrota de la CSU está representado el ocaso de los partidos convencionales por mucho que la formación fuera considerada durante décadas como el partido popular más exitoso de Europa. Tal y como añade la revista, uno de los objetivos de la CSU tendría que ser a partir de ahora demostrar su verdadero carácter o, de lo contrario y a largo plazo, seguirá el mismo camino que el cada vez más denostado SPD. El rostro inequívoco de la derrota lo ofreció, desde Berlín, la líder del SPD, Precisamente, la secretaria general socialdemócrata, Andrea Nahles, en una breve comparecencia, reconoció la dramática derrota de su partido, que atribuyó a no haber sabido separar la elección bávara de la mala imagen de la Gran Coalición.
Lecciones aparte, es momento de que los protagonistas hablen ahora sobre las posibles alianzas para gobernar. Descartada la mayoría suficiente como para hacerlo en solitario, una de las posibilidades sería un pacto entre los conservadores y Los Verdes a pesar de algunos parlamentarios de la CSU como Thomas Kreuzer ya han descartado esta posibilidad. No obstante, y a tenor de que las reglas del juego han cambiado, muchos analistas no descartan esta solución al ser factible matemáticamente y dejar fuera de juego cualquier tipo de contacto con los integrantes de AfD. Ninguno de los partidos quiere sentarse a hablar con los populistas y de ahí que otras opciones sean una coalición formada entre los conservadores, liberales y los votantes libres y como última posibilidad, un Gobierno capitaneado por la CSU y el SPD.
En cualquier caso, los próximos días serán clave para el futuro bávaro y, por ende, de toda Alemania. De hecho, y según apuntan los analistas, el fracaso de la CSU podría poner en duda el futuro de Seehofer, que ha perdido apoyos en la cúpula de su partido y un cambio en su liderazgo podría proporcionar una excusa más al SPD para poner fin a la inómoda coalición que tiene con los conservadores haciendo uso de la cláusula de revisión a los dos años. A las primeras reacciones de Baviera, tras la jornada electoral, seguirán hoy las reuniones de las cúpulas federales de los partidos y declaraciones entre ellas las de Merkel.
✕
Accede a tu cuenta para comentar