El Cairo
La decapitación de un rehén de EE UU eleva el desafío yihadista
El grupo yihadista Estado Islámico ha vuelto a dar muestra de su brutalidad en un nuevo vídeo en el que exhibe la decapitación del rehén estadounidense Peter Kassig y de una veintena de soldados del régimen del presidente Bachar al Asad, todos ellos cautivos en Siria.
El grupo yihadista Estado Islámico ha vuelto a dar muestra de su brutalidad en un nuevo vídeo en el que exhibe la decapitación del rehén estadounidense Peter Kassig y de una veintena de soldados del régimen del presidente Bachar al Asad, todos ellos cautivos en Siria. En la grabación, difundida a través de páginas web islamistas, los yihadistas no muestran a Kassig con vida, sino una cabeza ensangrentada que aseguran pertenece al trabajador humanitario que había permanecido en manos del Estado Islámico desde octubre de 2013. «Éste es Peter Edward Kassig, quien luchó contra los musulmanes en Irak, sirviendo como soldado en el Ejército americano», recita en la cinta su verdugo, que se cree que es el mismo que acabó con las vidas de otros cuatro rehenes occidentales (dos trabajadores humanitarios británicos y dos periodistas estadounidenses), el cual ha sido apodado «yihadista John», por su marcado acento británico.
La familia de Kassig, que se había convertido al islam antes de su secuestro, con el nombre de Abdul Rahman, pidió a los medios de comunicación que no publiquen las sangrientas imágenes.
Barack Obama confirmó la muerte de un ciudadano norteamericano cometido «en un acto de pura maldad». En una declaración en el Air Force One de regreso a Washington desde la cumbre del G-20 en Australia dijo: «Ofrecemos nuestras oraciones y condolencias a los padres y la familia de Abdul-Rahman Kassig, para nosotros Peter».
La ejecución de Kassin supone la muerte del tercer rehén estadounidense a manos del Estado Islámico, que en su mensaje vuelve a amenazar directamente al presidente de EE UU. «Obama (...) hoy estamos sacrificando a los soldados de Bachar al Asad y mañana sacrificaremos a los tuyos», asegura un combatiente encapuchado, dirigiéndose al presidente estadounidense, justo cuando la Casa Blanca está estudiando la posibilidad de enviar más tropas a Irak para asesor al Ejército de Baghdad en la lucha contra los yihadistas.
Además de la decapitación de Kassig, los radicales degüellan delante de las cámaras a casi una veintena de uniformados, supuestos miembros del Ejército sirio, que habrían caído en manos del Estado Islámico en ese país, aunque no desvelan la identidad de cada uno de ellos. Los rehenes sirios son asesinados todos al mismo tiempo y, por primera vez, su ejecución es ilustrada de forma detallada en el vídeo, probablemente con el objetivo de que las macabras imágenes golpeen al régimen de Damasco. Los yihadistas han matado a miembros de las Fuerzas de Seguridad sirias, lo que desató la rabia e indiganción incluso de los fieles al presidente Asad, que ven cómo su Gobierno no puede hacer nada frente a los combatientes radicales, que han ocupado amplias zonas del norte y noreste de Siria.
También por primera vez el Estado Islámico desvela el lugar exacto donde fueron llevadas a cabo las ejecuciones, mostrando una población a sus espaldas e informando de que se encuentran en Dabiq, localidad en la provincia de Alepo, que es conocida por una destacada batalla del siglo XVI, después de la cual los otomanos empezaron a expandir su imperio, que se constituyó finalmente en califato. El Estado Islámico anunció el establecimiento de un nuevo califato islámico en Siria e Irak el pasado verano, y hace pocos días aseguró que expandirá sus dominios a Egipto, Libia, Yemen y Arabia Saudí, donde grupos locales han jurado lealtad al califa Abu Bakr Al Baghdadi. Asimismo, el EI parece querer desmentir con este vídeo los últimos rumores sobre el famoso «yihadista John», que habría resultado herido en un bombardeo de la coalición internacional en Irak la semana pasada, según informaron los medios británicos ayer. No se sabe si el vídeo difundido ayer fue grabado antes o después de ese ataque, que tuvo lugar hace unos diez días, pero su publicación ayer buscaría demostrar que los bombardeos de la coalición no están afectando al Estado Islámico, ni evitarán más ejecuciones de los rehenes occidentales.
Desde las capitales europeas y americana, llegaron rápidamente las condenas de los gobiernos que participan en la misión anti yihadista liderada por Washington, todos ellos blanco de amenazas por parte del EI. El primer ministro británico, David Cameron, dijo estar «horrorizado» por el asesinato de Kassig, mientras el presidente francés, François Hollande, calificó el asesinato de «crímene contra la humanidad».
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