Argentina

La economía decide el futuro de Argentina

Los argentinos afrontan mañana sus elecciones más decisivas y abiertas, que pueden enterrar doce años de kirchnerismo

Un simpatizante del opositor Mauricio Macri posa con una réplica del candidato antes del cierre de campaña de las presidenciales argentinas
Un simpatizante del opositor Mauricio Macri posa con una réplica del candidato antes del cierre de campaña de las presidenciales argentinaslarazon

Los argentinos afrontan mañana sus elecciones más decisivas y abiertas, que pueden enterrar doce años de kirchnerismo

Los candidatos presidenciales Daniel Scioli (Frente para la Victoria) y Mauricio Macri (Cambiemos) tomaron la última parte de la ruta hacia el poder en Argentina desde rumbos diferentes y acompañados por sus seguidores, quienes esperan con expectativa el momento de introducir el voto en una segunda vuelta que definirá al sucesor de Cristina Fernández de Kirchner. Arropado por sus partidarios en la localidad de La Matanza, el bastión histórico del peronismo en la provincia de Buenos Aires, poblado por más de un millón de habitantes, Scioli pronunció el último discurso antes de comenzar la veda política, en el que prometió darle continuidad a todas las políticas sociales y económicas que el kirchnerismo puso en práctica en los últimos 12 años en el país.

Macri, en tanto, culminó su campaña en el extremo norte del país, en la ciudad de Humahuaca, en la provincia de Jujuy, donde también aprovechó para participar de una ceremonia ancestral en homenaje a la «pachamama», la Madre Tierra, adorada por las comunidades originarias allí establecidas. «Cambiemos, cambiemos», gritó el candidato de centroderecha al cerrar su actividad. Scioli ganó el 25 de octubre pasado la primera vuelta electoral con el 38,86% de los votos, 2,53% más que Macri, lo que representa casi 800.000 votos de diferencia. Sin embargo, aquel domingo el candidato peronista y sus electores se retiraron cabizbajos a sus hogares porque esperaban un triunfo tan contundente que ese mismo día le asegurara su ingreso a la Casa Rosada, la sede del Ejecutivo en Argentina, a partir del 10 de diciembre próximo.

Casi la totalidad de los sondeos publicados previamente a las elecciones dieron aquella vez una ventaja para Scioli de entre el 8% y el 10% a su favor, por eso la cercanía final lograda por Macri fue considerada un triunfo para la oposición. A esto se sumó que María Eugenia Vidal, la candidata a la gobernación de la provincia de Buenos Aires, el principal distrito económico del país, le arrebató al oficialismo la administración tras 38 años. El resultado fue un golpe al corazón de las aspiraciones de Scioli. Horas antes de concurrir a las urnas los argentinos repasaron las actuales encuestas y encontraron ahora que quien aparece ganador en las estadísticas es Macri, y con una ventaja similar a la que obtenía Scioli en el primer «round» electoral. En el último tramo de la campaña el postulante kirchnerista se mostró interesado en mostrar qué rumbo económico tomará el país si llega a la presidencia, pero especialmente en criticar cuál sería la política que implementaría su rival: devaluación de la moneda, ajuste en los salarios de los trabajadores, reducción de la oferta universitaria a los jóvenes, quita de los subsidios que el Estado dedica a los subsidios de los servicios básicos, etc. «Con Macri vuelven los 90», insistieron los partidarios peronistas en referencia a la década que tuvo como presidente a Carlos Menem (1989-1999) y que representó para el país una caída del empleo y el aumento de los niveles de pobreza. Las consecuencias de aquellas políticas se conocieron dos años después, cuando a fines de 2001 millones de argentinos salieron a las calles y provocaron, con sus manifestaciones, un estallido social que terminó con el Gobierno del entonces mandatario Fernando de la Rúa.

El candidato de Cambiemos, por su parte, se encargó de desmentir las acusaciones de Scioli mientras muchos de sus colaboradores, entre ellos Alfonso Prat Gay, mencionado como posible ministro de Economía, las avalaban al confirmar una actualización de la paridad cambiaria entre el peso y el dólar. De un modo u otro habrá finalizado un ciclo político. Por eso la ansiedad domina el corazón de los argentinos antes de una votación histórica.