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La Fiscalía de Guatemala acusa de corrupción al presidente Molina
El mandato de Otto Pérez Molina como presidente de Guatemala se tambalea, sobre todo después de que miles de personas se manifestaran en la capital en medio del escándalo de corrupción que sacude el país. En las protestas, que tuvieron como epicentro la plaza de la Constitución, se corearon eslóganes contra el Gobierno y se reclamó que avancen las investigaciones en torno al caso. Durante la jornada del sábado dimitieron los ministros de Economía y Educación de Guatemala, Sergio de la Torre y Cynthia del Aguila, respectivamente, pidiendo al Gobierno que «tome cartas en el asunto». A estas dimisiones hay que sumar la del comisionado para la Competitividad, Juan Carlos Paíz. Y todo un día después de que fiscales e investigadores acusaran Pérez Molina de estar implicado en un fraude aduanero que llevó al arresto de su ex vicepresidenta Roxana Baldetti en la habitación 404 del hospital privado Centro Médico.
El Ministerio Fiscal y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), un ente creado por la ONU en 2007 para investigar estructuras clandestinas dentro el Estado, convocaban una rueda de prensa el sábado para informar sobre la red criminal bautizada como «La Línea». «Tenemos que decirlo, muy lamentablemente, pero al frente de la estructura está el señor presidente de la República, Otto Pérez Molina, y la señora vicepresidenta en aquel entonces, Ingrid Roxana Baldetti», aseguró el abogado colombiano Iván Velásquez, comisionado de la CICIG.
También la poderosa cúpula empresarial del país, que ostenta uno de los bastones de mando de la nación, ha abandonado a Molina y le ha pedido la renuncia inmediata al mandatario, tal y como sucedió con Baldetti, quien dimitió el 8 de mayo, tres semanas después de que el MP y la CICIG desarticularan los mandos medios de «La Línea» e implicaran a su secretario privado, Juan Carlos Monzón Rojas, hoy prófugo de la Justicia. La exigencia de la patronal, que tachó de «impresentable» al Gobierno, llegaba casi a la misma hora en que Baldetti era trasladada al cuartel militar Matamoros, donde hay celdas habilitadas para personas implicadas en casos de alto impacto y donde pasará recluida al menos tres noches, hasta que preste declaración el próximo lunes.
Las autoridades utilizaron un vehículo no identificado y una salida alternativa del hospital privado para evadir a docenas de periodistas, pero no pudieron evitarlos en un accidentado acceso al cuartel militar, donde los policías utilizaron gas pimienta para alejar a los comunicadores. Baldetti evitó las fotografías, recostada en las piernas de una agente de Policía en la parte posterior del vehículo, aún con el suero que le habían puesto en el hospital. Efe
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