Guerra en Siria
La historia se repite: la guerra siria cosecha tanto rechazo como Irak
Barack Obama no quiere darse por vencido y ayer empezó su última campaña para lograr el respaldo del Congreso a un ataque militar a Siria. Es el último gran intento del presidente, que se ha negado a responder qué haría en caso de que los legisladores rechazasen su propuesta para intervenir. A falta de saber qué votan los congresistas, los sondeos apuntan a que el apoyo de la opinión pública a un ataque de EE UU ha caído en los últimos días. Según la media elaborada con los datos de todas las encuestas, el 53,9% de la población está en contra y el 32,3% a favor. Ante el escepticismo que impera tanto en el Congreso como en la opinión pública,
Obama ha preparado minuciosamente su argumentario. El sábado dedicó su discurso habitual a justificar el ataque, y el domingo comió en el Observatorio Naval con el vicepresidente Joe Biden y seis senadores republicanos clave para sacar adelante la operación militar en el Congreso. En el Capitolio, los mayores defensores de esta intervención, que también son los más pesimistas ante la operación militar de Obama, ya no ocultan su decepción con la Casa Blanca. Culpan al equipo del presidente de ser incapaz de presionar lo suficiente para sacar el plan adelante. Ahora es ya demasiado tarde, dicen. Las divisiones del Congreso parecen insuperables. Obama apenas tiene un puñado de «síes» a su operación en el Capitolio, y se le agota el tiempo. Hoy se citará de nuevo con otro grupo de senadores, pero esta vez de su partido, donde sus planes de ataque han sido recibidos con la misma cautela que en el Partido Republicano. Esta noche, en horario de máxima audiencia en Estados Unidos, tiene previsto dirigirse en un discurso televisado a los estadounidenses después de que ayer se emitiesen tres entrevistas concedidas a las cadenas CNN, Fox y PBS.
Precisamente ayer, también se pudo ver en Estados Unidos la entrevista del famoso periodista Charlie Rose, del canal público PBS, con el presidente Bachar al Asad, quien anunció que sus aliados podrán tomar algún tipo de represalia si EE UU interviene. El conflicto pareció dar un paso adelante ayer por la tarde tras conocerse la propuesta rusa de poner lar armas químicas sirias bajo control internacional. «Vamos a mirarlo», respondió el viceconsejero de Seguridad Nacional de EE UU, Tony Blinken. El argumento que utilizará hoy Obama para convencer a sus compatriotas es que, si Washington no castiga a Damasco por el uso de armas químicas, estaría lanzando un mensaje de impunidad que aprovecharían el propio Asad, el grupo terrorista Hizbulá e Irán, enemigo número uno de EE UU. Precisamente, se ha filtrado estos días desde Washington que Teherán podría estar planeando un ataque contra la legación diplomática norteamericana en Bagdad.
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