Reino Unido
La independencia de Salmond se inspira en el modelo de la rica Noruega
El líder nacionalista escocés promete a los ciudadanos un generoso Estado del Bienestar sin contar con el futuro declive del petróleo.
Más cerca de Noruega que de Londres, la ciudad portuaria de Aberdeen fue el escenario elegido por el líder del Partido Nacional Escocés (SNP), Alex Salmond, para presentar en noviembre su Libro Blanco para la independencia. En el mismo, el Gobierno se mira en el espejo de la prosperidad económica y la equidad social de los países escandinavos para construir la Escocia independiente. Durante los últimos dos años, Salmond y su equipo han viajado por el norte de Europa para entrevistarse con políticos y funcionarios y descubrir el secreto de su éxito. En su opinión, los valores socialdemócratas del Estado del Bienestar nórdico se adecúan más a la sociedad escocesa que el conservadurismo inglés.
Víctor Lapuente Giné, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Gotemburgo, destaca a LA RAZÓN el gancho electoral del Estado del Bienestar en un mundo global. «Aquellos países de tamaño pequeño, con poblaciones relativamente homogéneas, y que en el pasado hubieran sido inviables por su debilidad militar, en la actualidad no sólo son viables, sino que son capaces de armonizar unas economías competitivas con unos Estados de Bienestar potentes. Hoy en día el sueño de muchos no es ser un imperio, sino ser Dinamarca».
Por población (5 millones de habitantes) y su estructura económica, Edimburgo se contempla especialmente en Noruega, que también disfruta de los beneficios de la explotación del petróleo y el gas del mar del Norte. Como Oslo, Salmond pretende invertir los beneficios de los hidrocarburos en un fondo soberano que garantice el futuro de los escoceses cuando se agoten los recursos energéticos. En el caso noruego, el depósito, el mayor fondo de pensiones del mundo, suma 600.000 millones de euros (105.000 millones por persona) y posee el 2% de las acciones mundiales. El Gobierno sólo puede gastar el 4% de sus intereses en la mejora de la educación, la sanidad y los transportes. Más allá del fondo soberano, matiza Lapuente, «Noruega construyó unas instituciones autónomas y potentes antes del descubrimiento del petróleo. Construirlas después, como en parte haría Escocia, es, en principio, más complicado».
«Gran Bretaña dilapidó los ingresos del petróleo», clama Salmond. «Si queremos un ejemplo de cómo gestionar un gran recurso natural, sólo tenemos que darnos la vuelta para ver el referente de Noruega», defiende el primer ministro escocés, quien fue economista petrolero antes de entrar en política. Los cálculos del Gobierno autónomo, sin embargo, parecen olvidar que los ingresos fiscales por la extracción en el mar del Norte no han dejado de caer desde 1999. Los 7,6 millones de euros del ejercicio 2012-2013 se redujeron a 5,9 millones al año siguiente. «En la primera mitad de los años ochenta, Escocia lo habría hecho muy bien si hubiera tenido todo el petróleo –explica John McLaren, economista de energía de Asuntos Fiscales de Escocia–, pero no hay ninguna perspectiva de que se repita algo parecido en el futuro».
Con este maná petrolero, el 15% de la recaudación fiscal de Escocia, Salmond promete educación gratuita, nueve meses de baja de maternidad y más empleo femenino gracias al aumento del gasto en el cuidado de niños, mayores y enfermos. La campaña del «sí» olvida explicar también que el modelo nórdico se basa en el compromiso de la sociedad de pagar altos impuestos a cambio de una alta protección social. Así, en Noruega, el tipo impositivo mínimo es del 28% y el máximo del 48%.
La identidad nórdica del nacionalismo escocés va más allá y apuesta por aumentar su cooperación económica y comercial con Finlandia, Suecia, Noruega, Dinamarca e Islandia y no descarta solicitar su ingreso en el Consejo Nórdico. Para Angus Robertson, portavoz de Defensa y Exteriores del SNP, «dado que Escocia es un país del norte de Europa con el Atlántico al oeste, Islandia al norte y el mar del Norte al este, deberíamos responsabilizarnos de los retos para el medio ambiente y la defensa que existen allí».
«Los lazos comerciales e históricos de Escocia con los países nórdicos son importantes, sobre todo en la costa oeste sueca», comenta Lapuente tras reconocer que, «a pesar de la proximidad geográfica, no hay grupos de interés o de opinión notoriamente interesados en un resultado» en el referéndum. Después de que los vikingos colonizaran Escocia entre los siglos VIII y XV, son ahora los nacionalistas de Salmond quienes acuden a Escandinavia en busca de ideas para levantar el Estado más joven de Europa.
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