Acapulco

La indignación «toma» Guerrero

Manifestación de estudiantes frente a la sede de la Fiscalía General en Ciudad de México
Manifestación de estudiantes frente a la sede de la Fiscalía General en Ciudad de Méxicolarazon

Cuando el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, asumió el mando sabía que tomaba las riendas de un país en guerra. La gente pensaba que el PRI, el partido más poderoso de México, podría combatir al «narco» o, al menos, pactar con ellos para detener el reguero de sangre. Pero los muertos se suceden y el alma de los estudiantes asesinados a manos de la Policía y los sicarios atormenta al mandatario. Es la mayor crisis en dos años de mandato. Ayer, Peña Nieto se reunía con su Gabinete de seguridad en la residencia de los Pinos para intentar encontrar una solución que no llega. El tiempo corre y la paciencia de los mexicanos, pero sobre todo la de los estudiantes, se agota. El presidente, perro viejo en política, sabe de lo que son capaces los jóvenes en las calles si su Gobierno no encuentra respuestas pronto.

Ayer dijo que la tarea fundamental es encontrar a los 43 estudiantes que desde el pasado 26 de septiembre se encuentran desaparecidos en el sureño estado de Guerrero. Peña Nieto hizo estas declaraciones cuando están a punto de cumplirse tres semanas de la violenta noche en la que seis personas fallecieron en la ciudad de Iguala y 25 resultaron heridas tras varios ataques de policías locales, que presuntamente estaban al servicio del cartel Guerreros Unidos.

Horas antes de la reunión del Gobierno mexicano, indignados, centenares de maestros y estudiantes tomaron el control de seis alcaldías de Guerrero para exigir respuestas. Las movilizaciones, acordadas por organizaciones sindicales y sociales, contemplan la apropiación en los próximos días de los ayuntamientos de los 81 municipios de Guerrero. La estrategia prevé también el bloqueo de carreteras y la ocupación de casetas de peaje de la turística autopista que conecta Ciudad de México y el balneario de Acapulco, donde se convocó una gran manifestación para hoy.

Las autoridades sostienen que los 43 estudiantes que sobrevivieron a los ataques, en los que hubo seis muertos, fueron entregados por policías municipales a miembros del cártel Guerreros Unidos, dominante en la región. Basándose en testimonios de sicarios detenidos, los investigadores sospechan que los jóvenes fueron asesinados y enterrados en algunas de las numerosas fosas clandestinas halladas después en los cerros de Iguala.

Las pruebas de ADN a los primeros 28 cadáveres encontrados determinaron que entre ellos no están los estudiantes, pero sumaron otro capítulo de horror a este caso, que refleja la connivencia en la turbulenta región entre la policía, el «narco» y las autoridades. Ayer, en los alrededores de Iguala, las autoridades encontraron seis nuevas fosas clandestinas. En dos de ellas hallaron restos humanos. Se calcula que llevará varios días conocer su origen.