Relaciones EE UU/Rusia
La Justicia de EE UU sienta al «Rusiagate» en el banquillo
Paul Manafort es acusado de fraude financiero, pero la Fiscalía confía en que aporte detalles que impliquen al presidente en la trama rusa
Paul Manafort es acusado de fraude financiero, pero la Fiscalía confía en que aporte detalles que impliquen al presidente en la trama rusa
El juicio contra el que fuera jefe de la campaña electoral de Trump, Paul Manafort, arranca hoy con todos los ingredientes propios de un guión cinematográfico. Será el primer litigio derivado de los cargos presentados por el fiscal especial Robert Mueller, encargado de investigar las interferencias de Rusia en las elecciones presidenciales de 2016 y su duración se prolongará al menos tres semanas.
Los cargos más graves a los que se enfrenta Manafort, entre los que destacan lavado de dinero, falsificación de documentos y obstrucción a la Justicia, podrían llevarle a una condena de hasta 30 años de cárcel. Y no es la única corte en la que se enfrenta a cargos, ya que a estas tres semanas de juicio le sigue otro proceso judicial con nuevas acusaciones que se celebrará en el Tribunal del Distrito de Estados Unidos en Washington, previsto para el próximo mes de septiembre.
En el juicio que comienza hoy en la Corte del Distrito de Alexandria, en Virginia, la Fiscalía presentó cargos contra Manafort por ocultar más de 30 millones de dólares en envíos realizados al extranjero, mintiendo a los bancos y evadiendo impuestos. Los fiscales afirman que, a partir del año 2006, el ex jefe de campaña de Trump ocultó millones de dólares en ingresos que recibió del Gobierno ucraniano cuando trabajó en ese país como consultor, promoviendo al líder pro-ruso Viktor Yanukovich, quien huyó a Rusia tras el levantamiento popular de 2014.
Al asesor político también se le acusa de recurrir al fraude fiscal para mantener su ostentoso estilo de vida, de manipular a testigos y crear compañías secretas, así como de realizar transferencias de millones de dólares de Ucrania a cuentas secretas en el exterior y a su propio bolsillo. A esta trama más propia de la ciencia ficción y la ingeniería financiera, se le suma también el espectáculo del testimonio en su contra de quien fue su mano derecha, Rick Gates, que se declaró culpable de conspiración para cometer fraude y mentirle al FBI, para alcanzar después un acuerdo con la Fiscalía, así como las conjeturas de que el acusado podría callar a la espera de un indulto del presidente Donald Trump.
Trump define ésta y otras investigaciones relacionadas con Rusia como una «cacería de brujas». Sin embargo, se ha mantenido de momento al margen de la acusación («¿Trabajó para mí, qué, por 49 días o algo así?», dijo en un tuit), aunque defendió sutilmente a su ex jefe de campaña. «Vaya, qué sentencia tan dura para Paul Manafort, que ha representado a Ronald Reagan, Bob Dole y muchas otras personas y campañas políticas importantes», escribió en Twitter el día en que un juez de Washington le revocó la fianza.
La Fiscalía asegura que no tiene intención de profundizar en la posible colusión entre Rusia y la campaña de Trump en este juicio, sino en cómo Manafort gestionó el dinero que ganó trabajando en Ucrania. El equipo legal del acusado intentó en un principio desestimar el caso sobre la base de que el fiscal especial Mueller se había excedido en su autoridad con el fin de encontrar indicios que implicaran a Donald Trump. El juez Ellis, que lleva el caso de Virginia, sugirió en el tribunal que los fiscales simplemente seguían el caso como una forma de presionar a Manafort para que proporcionara evidencias que pudieran implicar a Trump con la supuesta trama rusa. «Realmente no le importa el fraude bancario del señor Manafort, le importa la información que pueda darle en que aparezca el señor Trump o que conduzca a su acusación», dijo Ellis.
Aunque el magistrado decidió finalmente seguir adelante con la línea de investigación que recaía directamente en su autoridad: el dinero recibido de los funcionarios prorrusos. Los delitos acumulados por Manafort durante más de cuatro décadas como asesor político en Washington son, por ahora, económicos. Los cargos presentados en su contra no implican ninguna acusación de conspiración con los rusos durante la campaña. Sin embargo, si el acusado decidiera cooperar con la Fiscalía, el equipo de Mueller probablemente tendría un extenso listado de preguntas relacionadas con su papel en dicha campaña, incluyendo información de primera mano sobre la reunión de la Torre Trump en junio de 2016, organizada por emisarios rusos contra la demócrata Hillary Clinton, en la que el propio Paul Manafort estuvo presente. El juicio por la supuesta trama rusa, también llamada «Rusiagate», tendrá lugar en septiembre, justo a las puertas de las elecciones al Congreso.
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