Melilla

La «luna de miel» de las esclavas del califato

Un combatiente del EI durante la ceremonia junto a su futura esposa
Un combatiente del EI durante la ceremonia junto a su futura esposalarazon

La agencia matrimonial del Estado Islámico en Al Bab organiza un «tour» en autobús por las tierras conquistadas. Las mujeres que se niegan son ejecutadas.

La intención del Estado Islámico para consolidar su califato no cesa. Quieren tener bajo su control todos los aspectos de la vida y para ello, como ya se ha comprobado, son capaces de cometer cualquier brutalidad. Además de sus atroces crímenes, su campaña propagandística y la regulación del modo de vida de los ciudadanos que viven en los territorios que controlan en Siria e Irak, ahora sus líderes quieren tener también asegurados los matrimonios de sus líderes. Está claro que en este aspecto cualquier tipo de romanticismo queda alejado de la unión entre hombres y mujeres.

Su «modus operandi» es el siguiente. A través de una agencia matrimonial que los yihadistas han establecido en Al-Bab, una localidad cercana a Alepo, al norte de Siria, el Estado Islámico hace una llamada a viudas o extranjeras que llegan al país para hacer la guerra y vivir bajo las órdenes de «sus hombres, según fuentes antiterroristas.

La organización de los matrimonios entre sus muyahidines (combatientes) y las mujeres que llegan del extranjero o las que se quedan viudas, incluye el «cortejo» antes de la boda y la correspondiente «luna de miel». El primero resulta bastante breve y concluyente, y da fe del futuro que como esclavas les espera a las mujeres.

Una vez que las mujeres se han registrado en la oficina matrimonial (donde dejan su nombre y la dirección de su casa), ésta se pone en contacto con los extremistas, les envían el contacto de la pretendienta y el futuro «novio» llama a la puerta de la casa donde le espera la futura esposa y se la lleva a la ceremonia.

Celebrados los esponsales, los recién casados inician la particular «luna de miel» en un autobús (normalmente en compañía de otros recién casados, con un recorrido por los territorios conquistados y lo que ellos definen como califato. Esta ruta va desde Raqa (en el norte de Siria y el principal bastión en este país del EI) hasta la provincia de Al Anbar (en el oeste de Irak). A lo largo de este viaje que dura días, en el autobús de los recién casados ondea la bandera negra al viento y acompañan la celebración con canciones yihadistas reiteradamente difundidas por la radio. Estos hechos ya han sido denunciados por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, porque muchas de las futuras mujeres de los yihadistas no son conscientes de la vida que las espera tras contraer matrimonio con los terroristas. Bajo el imperio de la «sharia», vivirán dedicadas en cuerpo y alma a sus combatientes, anulándolas por completo. Es más, muchas de ellas llegan a esta situación engañadas y una vez que entran en las redes yihadistas les es imposible escapar.

Lo que en principio podría parecer un acto «democrático» como lo es una agencia de contactos en la que dos personas buscan pareja, este negocio yihadista no es sino una manera más de imponer su ley y asegurar su fortaleza. Es más, las mujeres que no quieren estar registradas en esta agencia y se niegan a contraer matrimonio con los extremistas son asesinadas. Según denunció a principios de año el Gobierno iraquí, más de 150 mujeres habrían sido asesinadas a manos del Estado Islámico por decir «no, quiero». «En Faluya, decenas de mujeres fueron enterradas en fosas comunes por contradecir a los islamistas», confirmaban desde Irak. Además, para aquellas que no sepan bien cómo comportarse en casa, el Estado Islámico también ha difundido una «guía de la buena esposa». En ella se dan consejos de qué cocinar a sus hombres, cómo satisfacer todas sus necesidades e incluso recomienda no poseer formación académica y empezar a buscar a su marido a partir de los 9 años.

En junio de 2014, el Estado Islámico sacó a través de Internet el primer número de su revista propagandística Daqib, en la que promocionan la llegada de yihadistas a sus pueblos, haciendo propaganda de los muchos servicios sociales que ofrece Estado Islámico, incluyendo la distribución gratuita de pan y agua. Ante la amenaza que supone el Estado Islámico, entre otras muchas cosas, para los Derechos Humanos de las mujeres, las Fuerzas de Seguridad españolas han desarrollado en los últimos meses varias operaciones para evitar que mujeres se trasladaran a Siria e Irak, tras ser captadas, en un primer momento, a través de internet y las redes sociales.

En la «operación Kibera», el 2 de agosto del año pasado, la Policía detuvo en Melilla a las dos primeras mujeres en España, una de ellas menor de edad, que intentaban cruzar la frontera desde la Ciudad Autónoma a Marruecos por el paso fronterizo de Beni Anzar. Las dos arrestadas, ambas españolas, una de 19 y otra de 15 años, tenían la intención de iniciar una ruta que desde Marruecos les llevaría hasta Siria, donde pretendían integrarse en las filas del Ejército islámico para servir a sus combatientes.

Más relevancia tuvo la operación de la Policía desarrollada el 16 de diciembre en la que fueron detenidas siete personas, cinco de ellas en España y dos en Marruecos, en la localidad de Castillejos. Los arrestados en nuestro país fueron cuatro mujeres (una de ellas menor de edad) y un hombre, que desempeñaba un papel de facilitador en el marco de la red desmantelada. La célula desarticulada se dedicaba talmente a la captación de mujeres yihadistas para «Daesh» . Habían conseguido reclutar a 12 mujeres. Las principales herramientas que utilizaban para la captación de las jóvenes eran las redes sociales y los foros privados de WhatsApp.